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 Recuentos de la Selva

   PROYECTO

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   CAPITULO 2

   CAPITULO 3

  CAPITULO 4

   CAPITULO 5

   CAPITULO 6

   CAPITULO 7

   CAPITULO 8

   CAPITULO 9

   CAPITULO 10

   CAPITULO 11

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   CAPITULO 13

   CAPITULO 14

   CAPITULO 15

   CAPITULO 16

   CAPITULO 17

   CAPITULO 18

   CAPITULO 19

   CAPITULO 20

   CAPITULO 21

   CAPÍTULO 22

   CAPÍTULO 23

   CAPÍTULO 24

   CAPÍTULO 25

   CAPÍTULO 26

   CAPÍTULO 27

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 Gemelas, éramos dos

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  CAPÍTULO 29

  CAPÍTULO 30

 

  CAPÍTULO 6

LAS CELDITAS

INTRODUCCIÓN:

EN UNA DE MIS CLASES COMO DOCENTE. ALLÁ EN LA FRONTERIZA SELVA MISIONERA PREGUNTARON MIS ALUMNOS ¿COMO ERA BS. AS.? NUESTRA CAPITAL. TRATE DE EXPLICARLES. SIMPLEMENTE Y A MI MEJOR MANERA; (YA A MAS DE VEINTE AÑOS LES RESPONDI):

La gran ciudad crea para algunos numerosos interrogantes. Bs. As. aparece para muchos. Y a la imaginación, como algo espectacular e inalcanzable.

Trataré de explicarles lo mejor posible como a mi entender se ma­nejan lo gran mayoría de sus habitantes. Esos grandes Imponentes edifi­cios, moles estáticas, alojan en su interior, (para que todos comprendan) numerosas personas que se mueven como si fueran resortes, saltan por un timbre (despertador) que los levanta al mismo tiempo en horarios ma­tinales; corren maratones, se trepan en colectivos o subtes desbordados de gente que los llevan en distintas direcciones, pero todos parecen llegar a un solo lugar y a la misma hora; los coches caminan muy despacio, las angostas calles no les permiten desplazarse, andan tan juntos como si se tocasen los codos; pero hay algunas autopistas en las que se corre dema­siado; para su construcción se utilizó dinero, de lo que hoy (dicen), viene a formar gran parte de la gran deuda externa.

Algunos van a su trabajo, oficinas semejantes a los laberintos (como los que resuelven en las revistas), donde los aguardan desde muy tem­prano numerosas personas, en hileras; parecen tacurú (hormigas) con su pequeña carga..

Hay hospitales; allí sí las esperas son largas y donde un Sr. los hace pasar de a uno, pues parece ser que por querer vivir un poco más usaron el veneno de esos víboras que vimos por aquí y tanto le tememos.

También hay celdas, allí a un Sr. o Sra. (psicólogos) le podes contar lo que te pasa; no te dan remedios, pero parece que uno se siente mejor.

Las escuelas tienen aulas con tele, video, equipo de música hasta computadoras, muchas láminas y juegos, los niños saben y saben, ha­blan todos juntos y fuerte, pero parece ser que conocen de ecosistemas, que nunca vieron ni palparon como aquí; casi ni caminan para ir a la escuela, los llevan en micros, no sienten el sol en la cara, lo buscan en playas, plazas, o en el balcón de sus celditas, juegan con aparatos; así ganan batallas, hunden barcos y hasta matan gente, no entran en el monte, no ven los animales, sólo en jaulas, tampoco juntan frutos de los árboles, algunos los compran en lata; llevaría horas contando lo que vi; les diré que a todos ellos los cuida un carcelero que es el tiempo y por querer zafarse de sus manecillas cual látigos implacables, quieren com­prar paz, venden tranquilidad, y hasta parece, que andan buscando; ESPERANZA E ILUSIÓN...



                                                                                   Profesora Norma Ferretti

 

 

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