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LEYENDA LA FLOR DE BINGA

CAPÍTULO Nº 26

A Nuria

Cuando comienza el calor, la exuberante vegetación misionera, parece sobrepasar sus límites en intensidad y variación de colores.

Todo se inflama y desborda, especialmente un arbusto, que pareciera hipnotizarme y me transporta años atrás….

Nuria: era muy pequeñita, sus ojos recién abiertos a la luz del día, no pudieron disfrutar todo lo que la vida le ofrecía.

Llena de dulzura sobresalía en aquel 5to grado, en el que fui su maestra.

Su sonrisa siempre presente, sentada cerca de mi escritorio, con su vista atenta a mis labios, su rubia cabecita consintiendo a mis explicaciones, enseñanzas, relatos, grandes se abrían sus ojos, al reprocharles, a sus compañeros la falta de atención durante mis clases.

Conservo sus dibujos, casi perfectos, vivía a muy pocos metros de mi casa metros de mi casa. Después del colegio me los alcanzaba, los acompañaba con un ramito de violáceas bingas.

Nuria: se acerca el verano, te veo llegar, de entre los arbustos, casi sin tocar sus flores.

Vienes visitas a tus padres y hermanos.

Te observo desde mi ventana, un halo de luz te ilumina, el viento acompaña numerosas florcitas de bingas, que vuelan junto a las mil colores.

Nuria: las bingas te trajeron, formaste parte de ellas, quizá fue muy poco, tal vez fue ...Muy pronto….desde allá nos sonríe….

Deja crecer las bingas, ¿Acaso no sabes?,  ¡Nuria las cuida!  

                                                                                                                                                         Profesora Norma Ferretti

 

 

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