EDITORIAL

 

       
 
 

   INICIO

   ÍNDICE
 Recuentos de la Selva

   PROYECTO

   CAPITULO 1

   CAPITULO 2

   CAPITULO 3

  CAPITULO 4

   CAPITULO 5

   CAPITULO 6

   CAPITULO 7

   CAPITULO 8

   CAPITULO 9

   CAPITULO 10

   CAPITULO 11

   CAPITULO 12

   CAPITULO 13

   CAPITULO 14

   CAPITULO 15

   CAPITULO 16

   CAPITULO 17

   CAPITULO 18

   CAPITULO 19

   CAPITULO 20

   CAPITULO 21

   CAPÍTULO 22

   CAPÍTULO 23

   CAPÍTULO 24

   CAPÍTULO 25

   CAPÍTULO 26

   CAPÍTULO 27

   CAPÍTULO 28

   CAPÍTULO 29

   PRÓLOGO

   CONTACTO

 Gemelas, éramos dos

   CAPÍTULO 1

  CAPÍTULO 2

  CAPÍTULO 3

  CAPÍTULO 4

  CAPÍTULO 5

  CAPÍTULO 6

  CAPÍTULO 7

  CAPÍTULO 8

  CAPÍTULO 9

  CAPÍTULO 10

  CAPÍTULO 11

  CAPÍTULO 12

  CAPÍTULO 13

  CAPÍTULO 14

  CAPÍTULO 15

  CAPÍTULO 16

  CAPÍTULO 17

   CAPÍTULO 18

   CAPÍTULO 19

   CAPÍTULO 20

   CAPÍTULO 21

   CAPÍTULO 22

   CAPÍTULO 23

   CAPÍTULO 24

   CAPÍTULO 25

   CAPÍTULO 26

   CAPÍTULO 27

  CAPÍTULO 28

  CAPÍTULO 29

  CAPÍTULO 30

 

  COMPLEJO HABITACIONAL - LA COLONIA

CAPÍTULO Nº 24

Cuando llegamos a Andresito y tomar posesión de nuestra chacra, sabíamos que pronto  adjudicarían las casas en la colonia, a todos aquellos que la hubiesen solicitado.  Llegó el gran día, se sortearon, muy emocionados, fuimos recibiendo uno a uno nuestras respectivas llaves, tuvimos la suerte que nos tocara en el Barrio Residencial: la ondulación topográfica del suelo coincidió para que ésta fuese edificada, sobre una especie de atalaya, desde allí, se podía contemplar la parte principal y central de la colonia, recuerdo, que hubo, lágrimas, sonrisas, abrazos ….Permitiría a los hijos de los colonos, que asistían a los colegios primario y secundario, hacerlo en forma más rápida evitando la cantidad de Km. que hacían a diario, pues las chacras por lo general tenían bastantes hectáreas. Y esto sumaba distancia, ahora restaría, incomodidades, peligro, en los días lluviosos o de seca,  porque el polvoriento camino impedía la visibilidad y aumentaba a diario los accidentes; contábamos con luz eléctrica y agua corriente. Muy pronto comenzamos a conocernos, como mi cargo del traslado, era por la tarde, me permitía hacer suplencias por la mañana, en ambos colegios, obviamente, que habían  quienes ya habían construido sus propias casas, esto nos acercaba más, poco a poco, nos íbamos conociendo, la maestra era un símbolo de respeto, inculcado en el seno familiar, muchos de ellos eran analfabetos,  a veces nos costaba incorporar a sus hijos a la escuela, los necesitaban  para trabajar la chacra, o cuidar de sus hermanos pequeños. Ayudaba  la asistencia de los mismos, el darles el almuerzo, algunos traían sus viandas y las cocineras se encargaban de llenárselas, comida, nunca faltaba y a esto se le agregaba las donaciones de los colonos, que era variada y según sus cosechas, Misiones es una provincia privilegiada, todo lo que se cultiva crece. Pero cada cosa de la que puedo nombrar, merece muchas explicaciones, que en  capítulos posteriores relataré;  en esa zona, casi virgen, abundan palmitos, ananás, bananos, etc.

   
   

A la entrega de estas viviendas se les sumaron otras, todas ellas,  pagaderas en cuotas, al alcance de todos, lógicamente que eran prioritarios los colonos con chacra adjudicada.

Las autoridades, o los que ocupaban cargos importantes, que  venían con traslado, tenía sus casas, pero éstas pertenecían a la provincia.

Casi sin darnos cuenta, crecíamos, recuerdo, que en  cada cosecha, los que tenían chacras, repartían entre sus vecinos, eso sí, según la época, comíamos más de lo mismo. Las viviendas de las primeras entregas, eran amplias,  tenían varias habitaciones y galería, al frente, sobre un terreno de 1.000  metros cuadrados, que daba para todo, las familias misioneras, por lo general son numerosas y allí las señoras de los chacareros, hicieron sus pequeñas quintas.

Pronto se fueron instalando más comercios, no teníamos que viajar tan asiduamente a Brasil, ó a Iguazú. La calle principal, iluminada por la noche, colmaba de gente el día viernes ó víspera de feriado, iban dando más vida a la colonia, que ya contaba con un amplio Polideportivo y un enorme Salón Comunitario.

Los domingos, las 17 iglesias recibían a sus fieles: distintas religiones, pero con la misma devoción, hacia nuestro Señor y el bien al prójimo.

Más tarde el infaltable Partido de Fútbol. Con venta de empanadas, asado, sándwiches, chipas, etc. Que beneficiaba la cooperadora escolar.

Todo era de todos, no existía el derecho de admisión, el respeto era mutuo, tal vez inculcado, pero para la gran mayoría, era el día de descanso y, en el que, si alguien, bebía algo de más. ¿Se escondía , desaparecía, lo ocultaban?  ¡Jamás lo pude saber!

                                                                                                                                                         Profesora Norma Ferretti

 

 

RECUENTOS DE LA SELVA es el único y exclusivo propietario del copyright de todo el material publicado en este libro,  con las autorizaciones y/o
citas de sus respectivas fuentes
. Este material no puede ser reproducido, copiado o almacenado en una computadora fuera de la
operación personal a través de un web browser, sin el permiso escrito de su autor la Profesora Norma Ferretti.
Para comentarios, correcciones y/o sugerencias contáctese con
e-mail: