. El buen tiempo acompaña la presencia del alumnado, los docentes,
nos reunimos en la secretaría, de allí al patio para proceder al
izamiento de la bandera, cada maestra frente a su grado, observamos
nuestros chicos algunos con sus zapatillas desflecadas, las
distancias son importantes si tomamos en cuenta, las extensiones de
las chacras, no todos vienen con sus guardapolvos blancos es
imposible, el polvoriento camino, los charcos después de las
lluvias, y la tierra colorada…. no todos tienen quien los
transporte, colectivos no había, salvo los de larga distancia.
Estoy frente al grado reviso los cuadernos, comienzan las
explicaciones, ayudé a recoger el maíz, esperamos otro hermanito,
mamá está internada, en la salita y atendí a los más pequeños, no
pude hacerlos, me dormí, los que cumplieron entregan orgullosos su
labor, al resto no los reto, sólo un, mañana tendrán doble trabajo.
Durante el recreo dos alumnos se encargan de la venta de los helados
y de anotarlo en el cuaderno que tenemos para ello: maestra: creemos
que llegamos, juntamos bastante, es el comentario entusiasta y
ansioso por el deseado viaje.
No siempre es igual….cuando llueve el alumnado es menor, si la
cocinera no llega cocinamos nosotras y acompañamos con tortas
fritas, para los que traen sus viandas, se las completamos con el
resto de comida.
Hoy amaneció lloviendo, miro las gomas de mi camioneta son
pantaneras especiales para transitar en la peligrosamente
resbaladiza tierra colorada, lo es en el barro, es de imaginar éste,
compuesto con óxido de hierro.
|
|
queriamos
llegar |
picada a
machete dentro del monte
para poder llegar a la ruta |
Llegué a la escuela sobre la hora,
muy poco alumnado por el tiempo, finalizada las clases recojo
algunos cuadernos y la conservadora, me dirijo por la ruta camino a
casa.
(Lo que narraré a continuación es históricamente cierto y los que
actualmente están radicados en la colonia aún lo recuerdan). Habré
transitado 3 ó 4 km. cuando mi vehículo comenzó a zigzaguear y
terminé en una zanja bastante profunda y un poco más alejada del
camino, la lluvia era incesante, lo que hacía casi imposible que
algún camión que regresara de Iguazú entrara en el parque, allí
estaba yo, pasando el mediodía los negocios de toda la colonia
finalizaban su labor, teléfono, uno sólo en el pueblo, ¿celulares?,
año 1985 objeto no identificado, me acerqué por la ruta a la espera
de algo o alguien que viniese a sacar la camioneta, pues parecía que
se enterraba cada vez más ., comencé a desesperarme, pensé si no
pasaba alguien pernoctaría allí a oscuras en medio de la noche, para
colmo era invierno.
Pero el ruido de un motor me sobresaltó, alcancé a ver pasar un
coche de tamaño mediano con cadenas en las ruedas, le dije que
avisase en el pueblo, cuando éste llegó el único que quedaba era el
Juez de Paz , recientemente nombrado, el cual se acercó a
auxiliarme, lo intentó, pero fue inútil, hasta su auto llegó a
recalentarse , menos mal que acertó pasar un baquiano a caballo, le
pedimos que trajese un tractor, el cual llegó, pudo sacarme unos
metros y me dejó en la ruta, cobrándome por ello la tercera parte de
mi sueldo, la lluvia caía suave y continua, camioneta, ropa,
elementos varios, todo cubierto de tierra colorada, me trajo a la
memoria el legendario rey Midas que todo lo que tocaba lo convertía
en oro, mientras tanto en el pueblo corrió la noticia como reguero
de pólvora, que hacia más de tres horas una maestra , que no era de
aquí, está llorando en su camioneta, en una zanja al costado de la
ruta, cubierta de barro, ¡como lloraba!, hasta la acompañaron a su
casa y seguía llorando.
Al día siguiente ya en la escuela y en clase, un preguntón de los
que nunca falta arremetió instantáneamente,
¿Señora es verdad que ayer cuando cayó en la banquina y lloró?, eso,
cuando llueve les pasa a muchos, no es para llorar acotó.
Les respondí; es cierto que mucho
lloré, saben porque ¿quién les iba atraer los picolé?
Tanto impactó mi actitud sollozante, que por mucho tiempo en la
colonia cuando ocurría algún percance, la muletilla al preguntar
¿cómo está? Sólo contestaban, ¡Llorando!………
EL VIAJE A LAS CATARATAS
DE L IGUAZÚ
(2º Parte)
Y llegó el día tan deseado, nuestro
viaje a las Cataratas del Iguazú, desde temprano el micro aguardaba
en la puerta de la escuela, los niños inquietos y ansiosos luciendo
todos sus guardapolvos blancos, para los que no tenían recurrimos al
ropero escolar que se utilizaba según las necesidades.
Les recuerdo que esta escuelita se
halla ubicada en la localidad de Cabureí, sobre la ruta, a 20 Km. de
la escuela cabecera, que se encuentra en la colonia Andresito, por
lo general los directores tienen sus casas en el mismo lugar .Esto
evita que los niños no pierdan sus clases, por las inclemencias del
tiempo y los caminos de tierra; las escuelas no son grandes, pero
muy semejantes a las rurales. Por fin llegamos a Iguazú, el
recorrido por las pasarelas fue inolvidable, parecía una vista
tridimensional rodeados de agua saltos envueltos en la bruna que nos
hacía sentir sobre nosotros su suave llovizna acompañada de una
brisa casi imperceptible., los niños no cesaban con preguntas y
comentarios aunque fueron previamente, muy bien informados, sobre su
descubrimiento e historia, no faltaron acotaciones como, dice mi
papá, que sabe guaraní, que decir: aguas grandes.
Esto que relato ocurrió allá por el
año 1985, cuando me establecí como docente en Misiones.
Hoy todos aquellos pequeños que junto
a nosotros sus docentes realizamos aquella travesía, seguramente
pensarán y recordarán la imponencia del paisaje, con el arco iris
coronando esa imponencia maravillosa, jamás hubiesen llegado a
pensar que su provincia MISIONES, los incluyó como dueños y
protagonistas de UNA DE LAS MARAVILLAS DEL MUNDO, pero por sobre
todo por pertenecer a su país, ¡¡¡¡¡¡¡ ARGENTINA!!!!!!!!