No es
cobarde quién esconde su castigo, sino el que pega en
nombre del cariño.
-Pastora.
(Dedicado a
todas las mujeres, víctimas de éste horror.)
Tenía los
ojos tristes, aunque se habían visto hermosos, miraba por la
ventana del aula, la calle principal que llevaba a las
chacras cercanas, durante la seca, envueltas en el rojo del
polvoriento camino. Pocas veces llegaba antes de hora a
clase, en que aprovechábamos esos minutos para hablar de
nuestras cosas, todas conocíamos su dolor, con respetuoso
silencio jamás lo comentábamos; a veces traía anteojos
oscuros para ocultar huellas, tal vez marcas...
La bebida
en ocasiones, hace estragos, escondía su drama, se sentía
culpable por ser abandonada, en su primer matrimonio, del
que, el fruto de sus dos pequeños niños la compensaban, por
ellos soportaba, ¿Dónde iría?, trataba con cariño a sus
alumnos, hoy lunes faltó a clase nos enteramos que estaba
internada en la salita de la colonia, que atendía las
urgencias para su posterior derivación, (según el caso).
Ella
había usado sin permiso, la camioneta que juntos habían
comprado, al golpeador le sobran excusas, fue torturada
durante horas: quemada con agua caliente, marcada sus
piernas con el filo de un machete, atinó a esconderse, pero
el agresor obligaba al mayor de los niños a que la buscase,
estaba muy intoxicado por el alcohol, apenas se mantenía en
pié, un vecino sintió los gritos y llamó a la policía:
estaba en el suelo, desfigurada, con heridas, la casa
destrozada. No denunció….Cuando no se embriagaba, era casi
bueno, hasta cariñoso y con la promesa del nunca más,
siguió. ¿Qué le impulsó a ello? Nuestro silencio, las flores
que dejaron sus alumnos frente a su puerta, la necesidad
económica, o porqué no, evadirse unas pocas horas….
Faltaba
poco para el receso escolar, hablábamos de nuestros planes,
ella permanecía callada, observamos, que el largo de su
pelo, estaba mal cortado, explicó que por falta de tiempo ,
ella misma lo había hecho….Cuando reiniciaron las clases, no
estaba, según comentarios, él lastimó accidentalmente a uno
de sus hijos, éste perdía mucha sangre y él no permitía
ayuda médica, alcanzó a escapar por unas de las ventanas y
la trajo, el niño estuvo grave, el mismo hospital denunció,
ella lo admitió, o al lo menos no negó, todo fue muy
rápido, quizás por vergüenza con nadie lo habló…..
Esto
ocurrió hace bastante tiempo, donde los escasos
asesoramientos acompañan a las distancias y la fe, iglesias,
ayudan pero no bastan.
La
ignorancia, sentimiento, miedo, complejo, llegan a
justificar lo injustificable.
Este
relato, triste, verdadero, es uno de tantos que, pueden o no
ocurrir, en la actualidad, en las zonas más ó menos
pobladas, aquí estamos más protegidos e informados, creería
que en todos lados, pero pasó, seguirá, en tanto y en
cuanto, no asumamos nuestros derechos….
¿Dónde
estarás Carmela?- ¡TE COMPENSARÁ SABER!: que tuviste el
cariño de tus alumnos y compañeros, te recuerdo en las secas
y polvorientas tardes misioneras, en las que, tal vez, el
camino que tanto mirabas te ayudó a escapar,……..¡Chau
Carmela!