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 Recuentos de la Selva

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  CAPÍTULO 3

"UN CUENTO NO TAN CUENTO" A Mony ¡Mi Mona! 1° Parte

Era pequeñito, cabía en mi mano y aunque esto no debía ser, llenó nuestro hogar de alegría. Nacida en una jaula, la selva, su habitat, le era totalmente desconocida.

Heredó de mi hija su nombre y una cunita rosa de juguete; allí descansaba luego de tomar su mamadera, sosteniendo en su boca un chupete de cotillón.  Por las tardes, al corregir los cuadernos de mis alumnos, desde mi hombro y lápiz en mano, garabateaba una agen­da de su propiedad.

Reconocía los avisos publicitarios de la T.V. por su música, y corría entusiasmada  mirarlos; bajaba desde el 1º piso a la calle, en el lomo de su amigo, una perra pointer, con quien a veces dormía, e imitaba al salir juntos a hacer sus necesidades, volviendo, a subir en su dorso, causando la admiración y distracción de cuanto transeúnte o conductor circulara por aquella avenida.

Traviesa, no dañina, innumerables aventuras se agolpan. La trajimos, en avión, desde posadas (Misiones) en un bolso de mano; en mitad del viaje comenzó a silbar. Tengo impreso aún el gesto de mi marido simulando silbar, cada vez que ella lo hacía y el asombro de la azafata al traer el refrigerio.

Invitada a un cumpleaños familiar, vistió su ropita y pañal, y en un descuido
bajó de mi falda, regresando enseguida con sus manitas cerradas,  vaya
sorpresa:

Era tan pequeño que cabía en mi mano

Al traer la torta, había arrasado con todo, crema, velitas, adornos. Mucho se enojó en la tienda al negarle un carretel: me despeinó, arrojo mis anteojos, dando pequeños saltitos como un niño empacado. Al toque del timbre, corría a la puerta de entrada. Cierta vez desconoció al visitante, dando fuertes alaridos. Este comenzó a mirar alto y lejos; bajó la vista viendo algo que no medía 20 cm. y que aullaba fuertemente, y atinó a decir .Se enojó el monito., frase que quedó incorporada al núcleo familiar, que se aplicaba cada vez que alguien tenía un berrinche. Aprovechando nuestras idas y venidas a Misiones, disfrutaba los viajes en Ia camioneta. Cierta vez se subió a la única antena que había en la Colonia, que nos permitía ver T.V. y que medía cerca de 100 mts. Nos dejó a todos sin transmisión; bajó cuando quiso, no sin antes visitar el Banco, la Municipalidad, Comisaría y algunos comercios. Fue inolvidable; la plaza se llenó de gente mirando el espectáculo que compensó la escasez de los mismos, pues, estábamos en la selva. En la actualidad vive con mi hijo y su Familia en Iguazú; la llevan a la chacra e intentan darle su libertad. Regresa siempre... pues ella, que pareciera ser una pequeña personita, es en realidad ¡Un gran personaje!

 

"UN CUENTO NO TAN CUENTO" A Mony ¡Mi Mona! 2° Parte

(Acotación):
Muchos se preguntarán porqué llegué a tener una mona, jamás se me había ocurrido, pero sucedió. Esto es tan verdadero como real: su origen y como llegó a mis manos

Este cuento que te cuento, no es tan cuento,  sucedió y lo cuento en mis recuentos, sólo, sólo para vos.
                                                                                                                              A mi nieto Guido…

Comienza el atardecer circulando con nuestra embarrada camioneta  retomamos por la ancha  avenida, frente a un gran y conocido edificio estacionamos, e ingresamos al instituto Malbrán, aferraban  nuestras manos un recipiente que contendrían algunas víboras yararás, junto con mi marido las traíamos de Misiones, recogidas, en la propia chacra, que teníamos, enclavada en selva misionera éstas se entregaban en un lugar asignado especialmente para este fin, a cambio recibiríamos suero anti-ofídico tan necesario por la abundancia de estos reptiles en el lugar en que vivíamos, al llegar al  laboratorio; oímos un suave silbido, observamos que dentro de una cajita se hallaba un pequeño monito del tamaño de una mano, comencé con una metralla de invasivas  preguntas, explicaciones, convenciendo, sobre todo por el origen de su habitad… logré que me lo entregaran, (este es  el comienzo de algo  que realmente ocurrió, y fue mirado por algunos  no tan convencidos de sus pequeñas travesuras, pero la mayoría, sobre todo los más pequeñitos disfrutaban de ella) casi recién nacida una hembrita que  alimentábamos con mamadera estaba, un poco resfriada, dormía casi todo el día en la cunita rosa que heredó  de los juguetes de mi hija, además del nombre; Mony  aclaro que mis dos hijos eran iniciados adolescentes, curiosos, poco convencidos,  con una anunciada no responsabilidad y así fue que esperando mi traslado transitorio, de docente, a Misiones, pues aún ejercía en la capital, tendría tiempo que creciera además nos entusiasmó la idea ya que dos importantes referentes de la televisión tenía en sus casa los mismos monitos (en una gran jaula) pensé que nunca lo haría, así fue, tomaba su mamadera usaba pañales la llevaba en mi hombro era muy buena, dormía sobre la perra de caza de mi marido. Por la tarde al corregir los cuadernos de mis alumnos tenía una pequeña libreta y hacía garabatos, imitándome, la llevaba en su moisés a mi escuela, quedaba en el auto, la despertaba en los recreos para darle su alimento y seguía descansando o jugando con sus chichitos de cotillón, a veces quedaba en casa descansando en el lomo de su amiga la perra, reconocía los avisos publicitarios por su música y corría frente al televisor para verlos, travesuras; varias, usaba la perra para desplazarse, para, llegar a las cosas que deseaba, cierta vez  cuando regresamos al mediodía, encontramos libros cosméticos, zapatos todos desparramados y algunas cosas en su cuna, pero sobre todo las que pertenecían a mi hija con la que había cierto grado de competencia, ella la retaba, a veces. Por sus caprichos. Como tenía 1er grado entre los objetivos figuraba la presentación de un animal doméstico en vivo, la vestimos con su guardapolvo y llevó su libretita y lapicera, jugó con los alumnos y con los de jardín quienes estarían en mi grado el año próximo. No era agresiva y le gustaba que le diesen lápices, entonces se bajaba de donde estuviera y se ponía a jugar. Mi marido decidió llevarla a la chacra y junto con la perra de caza, para entonces tenía dos puestos el de maestra y  de profesora de educación física, nos conformábamos ya que en apenas unas semanas estaría trabajando en esa localidad (Andresito).

Mi marido la tenía en la chacra le habían hecho una casita en un árbol que daba a una ventana cercana a la cocina, allí pasaba las horas jugando con su reloj, dando vueltas,  siempre regresaba con algo para ella. Hay incontables anécdotas, pero me referiré a las más resaltables e increíbles. En esa nueva colonia por lo general primero venían los funcionarios y después la familia, los barrios crecían día a día poco a poco, en esa medida se entregaban las viviendas la mayoría vivía en la ciudad, pero allí estábamos rodeados por la selva muchos mitos o creencias estaban siempre a la orden del día, pero eso sería un capítulo aparte muy simpático y con un dejo de fantasía.

Una de esas familias recientemente llegadas estaban descansando cuando sienten ruidos extraños en la parte posterior de la casa precisamente en el lavadero, mi pequeña mona había agarrado unas provistas rompió los paquetes de jabón en polvo y lo desparramó por toda la casa que parecía cubierta de nieve todos comenzaron  a gritar, el funcionario que casualmente era jefe de bosque dijo: ¡guarda, nos atacan los monos son muchos! mi mona daba saltos porque se asustó de los gritos regresó casa toda mojada de color blanco, con el de jabón pegado al cuerpo, sus manitos cerradas llenas de fideos, por varios años lo apodaron, Tarzán rey del bosque, lo cierto que existe un grupo de monos llamados Carayá que vienen todos juntos, agreden los frentes de las casas de chacras, hacen sus necesidades en sus manos y la arrojan sobre ellas, esos monos tienen un tamaño mucho más grande otra picardía cierta. Nuestra monita iba creciendo y aumentaban sus curiosidades, en nuestros viajes la llevábamos  pero al bajar la poníamos en una jaula, en una oportunidad dejamos el candado con la llave puesta lo abrió bajó de la camioneta y nos miraba por el vidrio desde afuera, otra subió a los techos y recorrió casi todas las casa, las llevaba de a una cuanta cosa podía. Las depositaba en la terraza nuestra no fue grato ir casa por casa a devolver su botín, después resolvimos dejarla en su lugar, Misiones en la pequeña chacra de mi hijo en la que disfrutaba de su hábitat y no se va ya que por su crianza se transformó en un animalito doméstico pero no es aconsejable sacar a los animales del lugar de origen. Esto sólo fue una circunstancia… Guido; nuestro nieto te alegrará saber que siempre fuiste un buen chico, no nos distes trabajo y nos preguntabas si vos te portabas mejor que ella, nuestra monita, deseamos que sigas como hasta ahora respetando a quienes nos rodean queriendo a los animales para seguir siendo el hombre de bien que tanto deseamos  tener.

                                                                                         

                                                        Tu abuela.
Profesora Norma Ferretti

 

 

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