Era
pequeñito, cabía en mi mano y aunque esto no debía ser, llenó nuestro
hogar de alegría. Nacida en una jaula, la selva, su habitat, le era
totalmente desconocida.
Heredó de mi hija su nombre y una cunita rosa de juguete;
allí descansaba luego de tomar su mamadera, sosteniendo en su boca un
chupete de cotillón. Por las tardes, al corregir los cuadernos de mis
alumnos, desde mi hombro y lápiz en mano, garabateaba una agenda de
su propiedad.
Reconocía los avisos publicitarios de la T.V. por su música,
y corría entusiasmada mirarlos; bajaba desde el 1º piso a la calle,
en el lomo de su amigo, una perra pointer, con quien a veces dormía, e
imitaba al salir juntos a hacer sus necesidades, volviendo, a subir en
su dorso, causando la admiración y distracción de cuanto transeúnte o
conductor circulara por aquella avenida.
Traviesa, no dañina, innumerables aventuras se agolpan. La
trajimos, en avión, desde posadas (Misiones) en un bolso de mano; en
mitad del viaje comenzó a silbar. Tengo impreso aún el gesto de mi
marido simulando silbar, cada vez que ella lo hacía y el asombro de la
azafata al traer el refrigerio.
Invitada a un cumpleaños familiar, vistió su ropita y pañal,
y en un descuido
bajó de mi falda, regresando enseguida con sus manitas cerradas, vaya
sorpresa:
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Era tan pequeño que cabía en mi mano
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Al traer la torta, había arrasado con todo, crema, velitas,
adornos. Mucho se enojó en la tienda al negarle un carretel: me
despeinó, arrojo mis anteojos, dando pequeños saltitos como un niño
empacado. Al toque del timbre, corría a la puerta de entrada. Cierta
vez desconoció al visitante, dando fuertes alaridos. Este comenzó a
mirar alto y lejos; bajó la vista viendo algo que no medía 20
cm. y que aullaba fuertemente, y atinó a decir .Se enojó el monito.,
frase que quedó incorporada al núcleo familiar, que se aplicaba cada
vez que alguien tenía un berrinche. Aprovechando nuestras idas y
venidas a Misiones, disfrutaba los viajes en Ia
camioneta. Cierta vez se subió a la única antena que había en la
Colonia, que nos permitía ver T.V. y que medía cerca de 100 mts. Nos
dejó a todos sin transmisión; bajó cuando
quiso, no sin antes visitar el Banco, la Municipalidad, Comisaría y
algunos comercios. Fue inolvidable; la plaza se llenó de gente mirando
el espectáculo que compensó la escasez de los mismos, pues, estábamos
en la selva. En la actualidad vive con mi hijo y su Familia en Iguazú;
la llevan a la chacra e intentan darle su
libertad. Regresa siempre... pues ella, que pareciera ser una pequeña
personita, es en realidad ¡Un gran personaje!
"UN
CUENTO NO TAN CUENTO" A Mony ¡Mi Mona! 2° Parte
(Acotación):
Muchos se preguntarán porqué llegué a tener una mona, jamás se me
había ocurrido, pero sucedió. Esto es tan verdadero como real: su
origen y como llegó a mis manos
Este cuento que
te cuento, no es tan cuento, sucedió y lo cuento en mis recuentos,
sólo, sólo para vos.
A mi nieto Guido…
Comienza el
atardecer circulando con nuestra embarrada camioneta retomamos por
la ancha avenida, frente a un gran y conocido edificio
estacionamos, e ingresamos al instituto Malbrán, aferraban nuestras
manos un recipiente que contendrían algunas víboras yararás, junto
con mi marido las traíamos de Misiones, recogidas, en la propia
chacra, que teníamos, enclavada en selva misionera éstas se
entregaban en un lugar asignado especialmente para este fin, a
cambio recibiríamos suero anti-ofídico tan necesario por la
abundancia de estos reptiles en el lugar en que vivíamos, al llegar
al laboratorio; oímos un suave silbido, observamos que dentro de
una cajita se hallaba un pequeño monito del tamaño de una mano,
comencé con una metralla de invasivas preguntas, explicaciones,
convenciendo, sobre todo por el origen de su habitad… logré que me
lo entregaran, (este es el comienzo de algo que realmente ocurrió,
y fue mirado por algunos no tan convencidos de sus pequeñas
travesuras, pero la mayoría, sobre todo los más pequeñitos
disfrutaban de ella) casi recién nacida una hembrita que
alimentábamos con mamadera estaba, un poco resfriada, dormía casi
todo el día en la cunita rosa que heredó de los juguetes de mi
hija, además del nombre; Mony aclaro que mis dos hijos eran
iniciados adolescentes, curiosos, poco convencidos, con una
anunciada no responsabilidad y así fue que esperando mi traslado
transitorio, de docente, a Misiones, pues aún ejercía en la capital,
tendría tiempo que creciera además nos entusiasmó la idea ya que dos
importantes referentes de la televisión tenía en sus casa los mismos
monitos (en una gran jaula) pensé que nunca lo haría, así fue,
tomaba su mamadera usaba pañales la llevaba en mi hombro era muy
buena, dormía sobre la perra de caza de mi marido. Por la tarde al
corregir los cuadernos de mis alumnos tenía una pequeña libreta y
hacía garabatos, imitándome, la llevaba en su moisés a mi escuela,
quedaba en el auto, la despertaba en los recreos para darle su
alimento y seguía descansando o jugando con sus chichitos de
cotillón, a veces quedaba en casa descansando en el lomo de su amiga
la perra, reconocía los avisos publicitarios por su música y corría
frente al televisor para verlos, travesuras; varias, usaba la perra
para desplazarse, para, llegar a las cosas que deseaba, cierta vez
cuando regresamos al mediodía, encontramos libros cosméticos,
zapatos todos desparramados y algunas cosas en su cuna, pero sobre
todo las que pertenecían a mi hija con la que había cierto grado de
competencia, ella la retaba, a veces. Por sus caprichos. Como tenía
1er grado entre los objetivos figuraba la presentación de un animal
doméstico en vivo, la vestimos con su guardapolvo y llevó su
libretita y lapicera, jugó con los alumnos y con los de jardín
quienes estarían en mi grado el año próximo. No era agresiva y le
gustaba que le diesen lápices, entonces se bajaba de donde estuviera
y se ponía a jugar. Mi marido decidió llevarla a la chacra y junto
con la perra de caza, para entonces tenía dos puestos el de maestra
y de profesora de educación física, nos conformábamos ya que en
apenas unas semanas estaría trabajando en esa localidad (Andresito).
Mi marido la
tenía en la chacra le habían hecho una casita en un árbol que daba a
una ventana cercana a la cocina, allí pasaba las horas jugando con
su reloj, dando vueltas, siempre regresaba con algo para ella. Hay
incontables anécdotas, pero me referiré a las más resaltables e
increíbles. En esa nueva colonia por lo general primero venían los
funcionarios y después la familia, los barrios crecían día a día
poco a poco, en esa medida se entregaban las viviendas la mayoría
vivía en la ciudad, pero allí estábamos rodeados por la selva muchos
mitos o creencias estaban siempre a la orden del día, pero eso sería
un capítulo aparte muy simpático y con un dejo de fantasía.
Una de esas
familias recientemente llegadas estaban descansando cuando sienten
ruidos extraños en la parte posterior de la casa precisamente en el
lavadero, mi pequeña mona había agarrado unas provistas rompió los
paquetes de jabón en polvo y lo desparramó por toda la casa que
parecía cubierta de nieve todos comenzaron a gritar, el funcionario
que casualmente era jefe de bosque dijo: ¡guarda, nos atacan los
monos son muchos! mi mona daba saltos porque se asustó de los gritos
regresó casa toda mojada de color blanco, con el de jabón pegado al
cuerpo, sus manitos cerradas llenas de fideos, por varios años lo
apodaron, Tarzán rey del bosque, lo cierto que existe un grupo de
monos llamados Carayá que vienen todos juntos, agreden los frentes
de las casas de chacras, hacen sus necesidades en sus manos y la
arrojan sobre ellas, esos monos tienen un tamaño mucho más grande
otra picardía cierta. Nuestra monita iba creciendo y aumentaban sus
curiosidades, en nuestros viajes la llevábamos pero al bajar la
poníamos en una jaula, en una oportunidad dejamos el candado con la
llave puesta lo abrió bajó de la camioneta y nos miraba por el
vidrio desde afuera, otra subió a los techos y recorrió casi todas
las casa, las llevaba de a una cuanta cosa podía. Las depositaba en
la terraza nuestra no fue grato ir casa por casa a devolver su
botín, después resolvimos dejarla en su lugar, Misiones en la
pequeña chacra de mi hijo en la que disfrutaba de su hábitat y no se
va ya que por su crianza se transformó en un animalito doméstico
pero no es aconsejable sacar a los animales del lugar de origen.
Esto sólo fue una circunstancia… Guido; nuestro nieto te alegrará
saber que siempre fuiste un buen chico, no nos distes trabajo y nos
preguntabas si vos te portabas mejor que ella, nuestra monita,
deseamos que sigas como hasta ahora respetando a quienes nos rodean
queriendo a los animales para seguir siendo el hombre de bien que
tanto deseamos tener.
Tu abuela.
Profesora Norma Ferretti |