EL CABALLO Y LOS JUEGOS

 

 

Por: Lic. Susana Mabel Fandembure

 El uso del caballo influenció  nuestras costumbres populares,  juegos, diversiones, trabajos,

Juegos en los que participan caballos

 El pato,  “Deporte Nacional Argentino”

Según dice Don Félix Coluccio, cuando comenzó a jugarse (s.XVII), el “pato” era realmente un pato metido dentro de una bolsa de cuero con cuatro o seis cuerdas (manijas) de cuero, cosidas fuertemente de la que solo sobresalía el pescuezo.

Participaban varios jugadores montados a caballo formando dos o más cuadrillas o equipos. Era una síntesis de cinchada, resistencia, doma y cuadrera.

Al iniciarse el juego, el pato era lanzado al aire, y todos los jugadores trataban de asirlo de cualquiera de las manijas y el que lo conseguía, corría a todo galope hacia la meta fijada, perseguido por los jugadores de los otros equipos entre gritos y abucheos de los jinetes. Si lo alcanzaban trataban de arrebatarle el pato, cinchando cada uno de los que conseguían aferrarse a una de las manijas para su lado, el que tenía más fuerza se lo llevaba y a su vez era perseguido hasta ser despojado o llegar a la meta.

Jugaban uno contra todos y todos contra uno.

Nuestros gauchos preparaban los caballos para el pato, de una manera especial, pues, llegado el momento, debían realizar todas las órdenes de su amo, por ejemplo: Echarse hacia un costado, ayudando a hacer fuerza al jinete; pararse en dos patas, para poder arrancar la pelota; saltar evitando un caballo y jinete contrarios, etc.

Era un juego muy violento, los participantes salían muy lesionados, algunos llegaban a morir  entre las patas de los animales, porque jinete que caía al suelo los demás le pasaban por arriba o en disputas y duelos a facón, por lo que fue prohibido por Martín Rodríguez, Rivadavia y por Rosas. Hacia 1800 la Iglesia excomulgó a quienes se dedicaban al juego y negó cristiana sepultura a los que fallecieran en él.

Hacia 1938, es modificado, el deportista Alberto del Castillo Posse, creó el reglamento con el cual “el pato” cambió de modalidad. Las cuadrillas quedaron convertidas en dos equipos y hoy se juega en todo el país.  En 1953 se lo asciende al rango de Juego Nacional.

Se realizan campeonatos zonales y nacionales a través de instituciones como Barracas al Sur (Avellaneda, Bs. As.), Barrancas del Salado, La Posta, El Cencerro, El Siasgo, El Centinela, La Rural, Los Matreros, Gral. Las Heras, La Enramada, Club de Pato Corrales.

 

Se estableció una cancha rectangular de 220 metros de largo por 90 metros de ancho, como medidas máximas. En el centro se trazan dos líneas de 6 metros por 4 metros de separación, para marcar la posición inicial de los jugadores en el juego. Los arcos se colocaban en la mitad de las cabeceras, realizados en hierro con parantes acolchados, con un diámetro de un metro, y con una red de 1,40 metros de profundidad.

Lo que antes era un pato ahora es una pelota de cuero blanco, con cámara de goma, y con seis asas de cuero, con un diámetro de 40 centímetros de asa a asa, con un peso total de 1.250 gramos.

Los jugadores son cuatro por bando, de 1 a 4. Los períodos de juego son de 8 minutos y la duración máxima es de 6 períodos, con un intervalo entre cada uno, de 5 minutos.

El pato debe ser recogido y lanzado con la mano derecha.

 www.educar.org   Sitio realizado y mantenido por la Profesora Nidia Mabel Cobiella

 

 Si queres ver otras descripciones del juego del pato podes leer:  

“El Ombú” de Enrique Hudson;

“El Lazarillo de Ciegos Caminantes desde Buenos Aires hasta Lima” de Concolorcorvo (Alonso Carrió de la Vandera).

También lo describieron Mariano Pelliza (historiador), Francisco Javier Muñiz, Benito Mallol, Guillermo A. Terrera (hijo) y Rafael Obligado en “Santos Vega” , entre otros.

 Carreras camperas:

Para nuestros gauchos era como una reunión social, se juntaban personas de todas partes, se conversaba, se discutía, se opinaba, sobre los cambios de la luna, sobre la sequía o las inundaciones, sobre  caballos y mujeres.

Se concertaba la carrera entre dos animales para tal día y hora, en tal lugar o tal cancha.  Se reunían entonces el día indicado y allí realizaban la competición; las normas establecidas eran variadas.

Se depositaba el dinero de la apuesta en manos de un tercero, ante testigos oculares, donde se estipulaba: Peso; tiro (o sea distancia); manera de largar (a convite, a salir como se vaya, libre de pata); o bien se hacía una carrera a costilla.

A partir de 1953, la Legislatura de la Provincia de Córdoba, aprobó un anteproyecto de  Guillermo Terrera que se convirtió en  la Ley de Carreras Cuadreras.

 Carrera:

Llamada así simplemente, era la que se corría entre dos parejeros, corrían dos caballos, o sea en parejas.

 Carrera de mochila:

Se corría entre varios caballos, siempre en una cancha y con las formalidades propias de toda carrera.

Cogoteada:

Dos jinetes a caballo, avanzaban a la par, una vez al galope, se aproximaban para poder  tomarse de cuello, forcejeaban con un brazo y con el otro dirigían el caballo: La fuerza de resistencia la realizaban con las piernas, hasta que uno hacía caer del caballo al otro. A veces caían los dos.

Es una adaptación que hizo el gaucho del juego de los indios araucanos, pampas y ranqueles, llamado loncoteada, de lonco o cabeza. Se tomaban de los pelos dos indios, a pie o montados, y se tironeaban hasta ser arrastrados o caer al suelo

La polca de la silla:

Se reunían varios hombres de a caballo, formando un redondel en torno a un número dado de sillas, por ejemplo: Si son siete hombres, seis sillas, (siempre una menos que la cantidad de hombres). Galopaban en círculos alrededor de las sillas, al compás de la música; ésta cesaba de improviso y los paisanos, desmontando, debían sentarse rápidamente en una silla; el que quedaba parado se retiraba. Se sacaba una silla y volvían a galopar. 

Terminaba el juego cuando quedaban dos paisanos y una silla, ganando el que lograba sentarse.

Lo gracioso del juego era los episodios al subir, bajar y correr por una silla para sentarse.

 Corrida de sortijas:

En un arco grande de madera se cuelga una pequeña argollita o sortija de metal, la cual, mediante un tirón sale de donde está asegurada. Los jinetes se ponen a distancia y desde allí salen a la carrera con su caballo, y con un palito en la mano, tratan de ensartar la sortija. 

El que lo logra tiene un premio que generalmente obsequia a las niñas, sobre todo si son golosinas.

Aún hoy puede verse en las fiestas patrias o del patrono del pueblo.

 Juego de Cañas

Los gauchos lo practicaban en las ciudades o aldeas. Ha desaparecido de nuestras costumbres.

Se reunían dos bandos dentro de un picadero, se ubicaban unos frente a los otros, mientras los respectivos jefes se dirigían a caballo para solicitar al virrey o autoridad presente, la autorización para comenzar el juego.

Un jinete debía pasar frente al bando contrario, de donde salía otro en su persecución y le boleaba simbólicamente el caballo, con bolas inofensivas; el “boleado” debía entonces entrar al bando contrario y quedar allí. El boleador a su vez era perseguido y boleado.

El juego terminaba cuando los hombres de un bando estaban en el lugar de los contrarios y éstos en el de ellos.

 Corrida de toros

En Buenos Aires y otras ciudades del interior se llevaban a cabo corridas de toros, diferentes a las españolas. Había un enlazador a caballo y/o a pie y una serie de pialadores que, trenzado en mano, esperaban el momento oportuno para ajustarle los pichicos a un toro guampudo y deslomarlo en el suelo. A veces, gauchos venidos de campo ajuera saltaban sobre el lomo de los toros y los sacaban bellaqueando, como si fueran potros chúcaros.

Glosario:

Pialar: Enlazar un animal por sus patas cuando va corriendo, para hacerle caer y sujetarlo.

Pichico: Pequeños huesos del tarso de los cuadrúpedos.

Guampas: Cuernos.

Bellaqueando: Corcoveando, dando saltos encorvando el lomo.

Chúcaro: Salvaje.

 

Toreo de la Vincha – Casabindo –  San Salvador de Jujuy ( sin caballos)

Única Fiesta Taurina en la República Argentina, en la provincia de Jujuy. Para el 15 de Agosto el día que se celebra la Asunción de la Virgen María el poblado de Casabindo celebra este hecho de una manera muy especial: desde el día anterior se congregan en Casabindo los diferentes Misachicos y bandas de Sikuris, de los pobladores de las localidades vecinas, adorándolas por medio de las danzas de los Samilantes y las cuarteadas. Después de la ceremonia religiosa central comienza la toreada que se diferencia de las conocidas porque no se sacrifica el animal sino se le pone entre los cuernos una vincha con monedas de plata, la cual el torero (a pie) tiene que arrebatar, una vez obtenida la gracia es ofrecida a la Virgen como Ofrenda. Cabe destacar que en esta manifestación de Fe es realizada por varios toreros con diferente animal.             

fuente: www.Jujuyenletras.com.ar

 

Diversiones de nuestros gauchos a caballo

 Las diversiones de nuestros gauchos con la intervención del caballo, fueron en base a su destreza, agilidad y coraje. Algunas bárbaras e increíbles, otras con serenidad y sangre fría admirables. Por ejemplo:

·         Jinetear. Montar un caballo manso o chúcaro y sentarse sobre su anca, ajustar las piernas en las verijas; el caballo enfurecido, sale dando patadas y saltos, mientras que el jinete lo golpea con su sombrero con alaridos.

·         Jinetear vacas de frente y espalda, apretando las piernas, agarrados de la cola.

·         Pechada: Un caballo golpea con su pecho al otro, tratando de derribarlo con el encontronazo. También ponerse por detrás de otro animal e irlo pechando con el caballo, siempre por diversión y para demostrar la habilidad del caballo.

·         Saltar  alambradas o  cercos de ramas, con un poncho: Los caballos de los cuatreros (ladrones de caballos **) solían estar adiestrados para el salto de alambradas, cercos o zanjas, cubren algunos alambres con el poncho, para que el caballo no los vea y así lo salten.

·         Saltar  lienzos prendidos  con fuego:

Dice Guillermo Terrera “He visto saltar el fuego de los fogones, o bien las fogatas donde calientan las marcas en la yerra, puedo asegurar que los yeguarizos saltan el fuego sólo a guascas y espuelazo limpio”.

·         Jinetear potrillos en pelo y muchas veces sin bocado ni riendas, montarlos de un salto, con un rebenque en la mano. También montar chanchos y terneros por diversión.       

Es común ver en las yerras de terneros y vacunos, paisanos grandes y chicos jineteando terneros, vacas o novillos, los hacen bramar a   espuelazos y en un momento determinado aflojan las piernas y saltan del animal y caen parados en el suelo”  G.Terrera.

·         Jinetear de a dos paisanos (a de cuatro espuelas). Dos jinetes suben a un yeguarizo chúcaro y aguantan los corcovos entre risas.

·         Galopar cara vuelta. Consiste en ir al galope y de pronto darse vuelta sobre el caballo, quedando con la espalda hacia adelante y la cara para atrás.

·         Subir por el anca de un salto. Venir corriendo de atrás, poner las manos en las ancas del caballo y de un salto montarlo, el caballo  debe ser manso, pues si es chúcaro los saca de una coz (violenta sacudida con las patas).

·         Pararse sobre el lomo del caballo para otear la distancia y distinguir algún indicio de indios, cristianos o animales que se buscaba (costumbre india y gaucha) o bien galopear parado en el lomo del caballo.

·         Subir o bajar al galope.

·         Frenar el caballo a toda carrera en un par de metros, con las riendas recogidas y casi sentado en las patas, dar vueltas en redondo, como si fuera un trompo,  con el objeto de demostrar la habilidad del pingo y la baquía del domador.

·         Recoger objetos que están cerca del suelo.

·         Montar de improviso un potro, sacudirlo a guascazos o planazos de facón dando gritos.

·         Cazar  de a caballo, con látigo, palo o lazo: leones, perdices, martinetas, patos, Corretear zorros por el campo  Cazar iguanas o lampalaguas (reptiles).

·         Saltar de la maroma a un bagual bravío. Subir a un palo a pique, de los corrales y de allí treparse o colgarse de la maroma, poste grueso que se coloca entre los palos que formaban la entrada al corral, como a tres metros del suelo; elegir el animal más bravo del corral y descolgarse encima, en pelos, sin riendas, bozal ni nada. El animal bellaqueando, sale campo afuera y su jinete se mantiene, aguantando los corcovos con la fuerza de las piernas  hasta que el caballo se rinde.

 

 

**Noticias:
Detienen a cuatreros justo antes de faenar caballos robados


La arremetida de cuatreros mantiene alerta no sólo a los dueños de animales, sino que también a las autoridades, porque este tipo de delito hace proliferar mataderos ilegales que conllevan eventuales riesgos para la salud.


La noche del lunes 25 de julio, trece caballos corraleros -dos de ellos preñados- fueron robados por cuatreros en el sector El Trapiche, de San Fernando.

Uno de los afectados siguió la pista a los delincuentes y, tras un largo periplo por mataderos de Santiago, logró encontrar a cinco de los caballares sustraídos, justo antes de que los faenaran.

Claudio Gálvez, dueño de los caballos robados, aseguró que "hay personas que entregan, que conocen bien el lugar y esos tienen contactos con gente de acá de Santiago. Ellos les compran para faena".

Uno de los detenidos por presunto abigeato llegó hasta el matadero de La Cisterna, que cumple con toda la normativa legal y sanitaria, para pedir que le faenaran los animales robados.

            

                Fuente: Guillermo Terrera

 

 

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