Una vez saboreada la
miel, los hijos se encaminaron. Se alternaron para llevar en
brazos a la ni�a y llamaron incansablemente al padre, pero
no pudieron encontrarlo. Continuaron caminando sin rumbo.
Uno de los hermanos le pregunt� al otro acerca de lo que
deb�a hacer con el hacha. Le contest� que la cargar�an y
siguieron llamando sin obtener ninguna respuesta.
Atravesaron todo el
monte. Durante un tramo del camino la ni�a vio una palomita
colorada y le pidi� a su hermano mayor que la atrapase. As�
fue que se agach� y comenz� a acercarse lentamente hacia
ella. A punto de tirarle con la onda, el ave le chist� y le
pidi� que no la lastimase porque le tra�a un mensaje. El
ni�o se detuvo y todos escucharon atentamente: les indic�
que deb�an continuar en la misma direcci�n pero ten�an que
prestar atenci�n cuando se encontraran con una anciana
grande y fuerte. Les advirti� que la mujer se alegrar�a al
imaginar que se los comer�a asados, pero si ellos hac�an lo
que les explicaba no tendr�an problema alguno.
Cuando llegaran al
patio, ella echar�a le�a al fuego y les pedir�a que soplaran
para avivarlo: no deb�an hacerlo, la madera igual arder�a
con rapidez. Llegado ese momento, arrojar�an a la anciana a
la fogata para evitar que les hiciera da�o.
As� fue como se
desarroll� el encuentro con la mujer, que termin� en las
brasas.
La paloma continu� con
el mensaje: les explic� que en uno de los senos de la se�ora
habitaban unas peque�as v�boras que permanecer�an con vida
aun despu�s de la fogata: ten�an que matarlas para
sobrevivir. Les aclar� que en el otro seno hab�a unos perros
diminutos, que deb�an cuidarlos y que crecer�an muy r�pido.
La anciana' era un ser espiritual con apariencia de humano.
Cuando ella muri�, le
seccionaron un seno, del cual salieron v�boras que los ni�os
fueron matando una a una. Algunas le escaparon, pero no los
lastimaron. Despu�s, le cortaron el otro y observaron dos
peque�os perros. La ni�a levant� uno expresando
el deseo de ser su due�a. Los ni�os tomaron el
segundo y juntos avanzaron por el
camino que les hab�a indicado la paloma, para buscar a su
padre. Entretanto, los cachorros fueron creciendo hasta que
el de la ni�a pudo cargarla en su
lomo y continuar la marcha. Atravesaron el monte y
alcanzaron el campo.