Debido a la acción
del blanco, de sectas religiosas, de la escuela común y de otros,
han ido perdiendo la cultura propia de los pueblos cazadores y
recolectores, aunque la mayoría tiene arraigadas costumbres de
vida, con dependencia plena de la naturaleza y aún conservan
elementos de su rica cosmovisión, su lengua y curaciones
naturales, entre otras cosas.
A 1943 Km. de la capital del país
habitan los “Wichis”, en la zona del Gran Chaco, catalogada como
el segundo ecosistema de importancia en Latinoamérica, despues
de la Amazonía, y que se extiende en la parte oriental del NOA.
El chaco consiste en una gran llanura con escasa pendiente, de
clima cálido-húmedo en su porción oriental y cálido-seco en la
occidental. Se extiende en Argentina, Bolivia y Paraguay.
El asentamiento de los Wichi en este
territorio data desde hace 12.000 años de acuerdo a las
evidencias arqueológicas; pero se los registra en la historia
argentina recién a partir de los 80*, cuando el Estado decide
ocupar la frontera norte colocando a los indígenas fuera de
ésta, ó reclutándolos como mano de obra para los ingenios
azucareros de la región. Mientras tanto, poblaciones criollas
(mestizas) se asentaron en la zona desarrollando la ganadería
que modificaría extremadamente el medio ambiente al reducir la
diversidad de frutos y fauna silvestre, fundamentales fuentes
alimentarias de los Wichis. Paralelamente, se establecieron
misiones anglicanas entre 1920-1930; y en la década de los 70*
se inició la explotación forestal.
A pesar de este proceso de
desarrollo, los Wichi constituyen la población más “pobre”, del
país.
VIVIENDA TÍPICA
La vivienda aborigen Wichi suele ser un refugio
primitivo de 15 a 20 metros cuadrados, sin servicios sanitarios
ni de agua potable, sobre piso de tierra en una “choza”, adobada
con techo y paredes de ramas entretejidas y barro. Son serias
las carencias de infraestructura vial, transporte, comunicación
y cobertura médica.
Situación sanitaria
Los antecedentes del año 2004 con respecto a la
mortalidad infantil en Salta, indican que alcanzó bases de 43,1
a 52,6% en indígenas y desde 26,8 a 30,3% en niños “no”
indígenas. En base a la exploración de datos del 2008, se
observó que Santa Victoria, departamento de principal
asentamiento Wichi alcanzó una TIM de 31,8%, duplicando la tasa
provincial de 14,4%.
Entre las enfermedades más comunes se encuentran:
·
El Mal de Chagas.
·
La Tuberculosis.
·
La Parasitosis.
Sin embargo, no se cuenta con información
sanitaria desagregada por “etnia”, ni estudios específicos en
profundidad. Ligado a la exploración minera en Bolivia, los
indígenas argentinos de la rivera del Río Pilcomayo muestran
altas concentraciones de metales pesados residuales, como
“plomo” y “arsénico”.
Aproximaciones al índice de desarrollo humano
La expectativa de vida de los Wichis se sitúa en
los 50 años debido a la desnutrición, pobreza extrema,
insuficiente asistencia sanitaria básica (los hospitales se
encuentran a grandes distancias de las comunidades) y la escasez
de medicamentos. A nivel de los departamentos de predominio
Wichi, el 35,1% de la población declara no saber leer, mientras
que organismos no gubernamentales estiman que el “analfabetismo”
alcanza 50%. La deserción escolar se produce a consecuencia de
la carencia de los recursos más elementales, así como por las
migraciones estacionales en que la familia entera se moviliza.
En cuanto al producto interno bruto, se estima que el mismo es
muy bajo, dado que es poco frecuente que los Wichis, tengan
trabajo estable, y se desempeñan en trabajos ocasionales con los
que obtienen ingresos de 200 a 300 pesos argentinos mensuales
(alrededor de U$S, 75 a 100).
Dada esta situación, se puede estimar que el IDH
en las comunidades Wichí alcanza a 0,44; la mitad que el IDH
nacional; lo que las colocaría en el puesto 170 del ranking
internacional, con un nivel de desarrollo comparable al de
Ruanda y Gambia en el África Subsahariana, ó al de Haití en
latinoamérica. Al compararlos con el departamento boliviano de
Potosí, es notorio que los Wichi presentan aún menores avances
en su desarrollo (IDH de Potosí) 2008=0,52
Principales problemas que enfrentan los wichi
En marzo de 2008, hubo graves inundaciones,
aceleradas por la deforestación, provocando la disminución de la
vida animal y la diversidad vegetal en el monte, insuficiencia
de los servicios del Estado (educativos y de salud), asistencia
médica deficiente ó nula y dificultades de los niños monolingües
para su adaptación a la Escuela.
Desplazamientos forzados y pérdida de tierras
relacionados al avance de la frontera agrícola para monocultivo
de Soja, la explotación petrolera y forestal. Se calcula que
desde 1988 hasta el 2009, se desforestaron 2,3 millones de
hectáreas en la zona.
Organización económica y social:
· Los
Wichi se organizan en pequeñas comunidades de 50 a 500 personas,
en su mayoría asentados a lo largo de los ríos Pilcomayo y
Bermejo. Las comunidades son dispersas y el acceso a ellas
representa grandes dificultades por las largas distancias y el
mal estado de los caminos, que no tienen pavimento. Cada
comunidad tiene un cacique a su cabeza, y cuentan con un número
variable de familias con un promedio de 10 hijos.
· Su
peculiar economía se basa en los principios de no-acumulación y
distribución comunitaria de bienes, lo que implica que priman
las situaciones de igualdad entre individuos y familias. Su
“cultura de lo mínimo” parte del respeto a la naturaleza y del
concepto de que el medio es lo dado y no es necesario su
transformación, por lo cual la producción no es importante para
estas comunidades, y el consumo es generalmente “austero”. Los
alimentos que se obtienen mediante la pesca, caza ó recolección
son distribuidos entre las familias y esa capacidad de
distribuir sustenta el prestigio social, mientras que la no
distribución de bienes implica el aislamiento social absoluto.
Tradicionalmente vivían de la caza, la pesca, y el cultivo de
alimentos en pequeños huertos. La desertificación de las tierras
a causa de la ganadería provoca períodos de hambre ó inanición a
los Wichi, haciéndolos depender mucho más de empleos ocasionales
para sobrevivir. Las ocupaciones más frecuentes son de,
cosecheros en las fincas criollas, peones en ingenios de azúcar
ó algodón, ó trabajadores “golondrina” en otras provincias. Sin
embargo, la falta de trabajo es generalizada.
La mujer es la encargada de la recolección de
frutos silvestres, de administrar los escasos recursos que su
compañero acerca al hogar, y de confeccionar artesanías de fibra
de “chaguar” que son intercambiadas por alimentos farináceos,
azúcar, yerba mate ó grasa. Los hombres realizan la caza, la
pesca y artesanías en maderas duras ó alfarería. Las pautas
culturales tradicionales y la lengua indígena están aún
vigentes. Hasta un 35% de los niños y madres jóvenes son “monolíngües”.
Sin embargo, en los últimos años se ha acentuado un acelerado
proceso de incorporación a la sociedad global sin previsión ni
planificación.
Fuente:http://nutricionoriginarios.blogspot.com/
Son aproximadamente
60.000 y habitan el norte argentino en
Salta, Formosa y Chaco.
La artesanía típica de las mujeres es el tradicional tejido
de fibra vegetal chaguar, que tiñen con raíces, frutos u
hojas.
Los hombres tallan la dura y perfumada madera de palo santo,
utilizando los troncos secos recolectados del monte.
En la actualidad, la mayoría de las comunidades subsisten de
la pesca, caza y recolección de frutos, además de algunos
trabajos ocasionales y planes asistenciales del gobierno.
Fuente:
www.fundacionsilataj.org.ar
ENRIQUE WEISSENBOCK
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