Dadas las condiciones del terreno
inepto para su tipo agrícola, se dedicaron especialmente a la
caza, la recolección de frutos y raíces silvestres, y a realizar
malones sobre las haciendas de cristianos.
Habitaban en toldos de cueros. El vestido se conservó más como
de tipo araucano con su desarrollo colonial, y el poncho y el
chiripá fueron la vestimenta común de los hombres, completada
con la bota de potro, elemento no araucano sino pampeano. Las
mujeres se envolvían en dos mantas, usando una como túnica y
otra a la espalda a manera de capa. Usaban el pelo en dos largas
trenzas, y se pintaban la cara con puntitos negros y los labios
de rojo. Los adornos de plata eran comunes para ambos sexos.
Las armas eran boleadoras, la lanza y la honda. Los cascos y
escudos también eran comunes.
El matrimonio era polígamo, realizado por compra de la novia a
sus parientes, a pesar de que existía la filiación materna hasta
que en 1835 Cafulcurá la abolió entre su gente, la regla era que
se tenían tantas mujeres como se podía mantener. Los caciques
eran hereditarios, y los había pequeños grupos menores, y los
grandes jefes de las confederaciones de tribus.
De la religión sabemos que creían en un Dios creador de todas
las cosas, y que las gobierna, y que a él piden cuanto desean,.
Sabemos que culpan al Guecubu de todas las desgracias que les
ocurren, teniéndolo por ente maligno que causa todos los males.
Creían que el país de los muertos quedaba hacia donde se pone el
Sol. Enterraban a los muertos con ofrendas de las cuales la
principal era su mejor caballo.
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