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OBJETOS REPRESENTATIVOS  
EL CABALLO


 

El caballo constituye uno de los animales cuya presencia es más frecuente en el folklore universal. Amigo y compañero del hombre desde la más remota prehistoria, la vida de éste está ligada a la de aquel por el lazo más firme, el de la amistad. El caballo ha sido, para nuestros gauchos, el medio más importante de transporte y de trabajo. Por eso le dió tantos y tan diferentes nombres, cada uno de los cuales encerraba una verdadera definición de las condiciones del animal: pingo, flete, crédito, parejero, chuzo, matungo, maceta, mancarrón, sotreta, bichoco.
Pingo, flete y chuzo son denominaciones generales, aunque también suelen usarse con sentido admirativo; parejero era y es, exclusivamente, el caballo de carrera; crédito se le llamó al que, entre todos los de la tropilla, merecía más confianza para las ocasiones en que su dueño debía lucir sus habilidades, en un rodeo, una yerra, una boleada o un largo viaje.
En cambio, mancarrón, matungo, maceta, bichoco y sotreta son formas despectivas y se aplican a los caballos que carecen de algunas de las condiciones necesarias: velocidad, aguante, buen andar, lo mismo que a los animales viejos o mañeros, es decir, inservibles para el buen trabajo ganadero.

Las carreras de caballos en el Río de la Plata , fueron una tradicional diversión y motivo de reunión , no solo de gauchos y pobladores de la campaña, sino también de elementos de todas las clases sociales , lo que provocó que el naturalista Azara, efectuara el siguiente comentario “son estas gentes apasionadísimas a las carreras de caballos y suelen apostar hasta la camisa”
Otros viajeros y cronistas relataron como los gauchos, tan aficionados a esta diversión, perdían en sus apuestas su apero , su cuchillo , su caballo y su camisa , como cuenta Azara, quedando de a pie y en paños menores.
Las características propias del caballo criollo utilizado en estas carreras, eran su gran resistencia en largas marchas , desarrollando velocidad solo en arrancadas cortas y en –“tiros” de carrera de poca distancia, no más de cuatrocientas varas o dos o tres cuadras , en medida de esa época , o sea no más de 350 metros, y esto era mucho.
De allí que surgiera la designación de “cuadreras” para estas carreras cortas y veloces, término que aún se utiliza en la campaña.
Su otra característica esencial , es que se corrían solo en parejas de dos caballos, por lo que estos famosos ejemplares adiestrados y reservados para estas carreras fueron denominados “parejeros”.
Las pistas para estas “cuadreras” , podían ser los caminos públicos, pero las más difundidas eran las denominadas “canchas”, armadas en lugares bien llanos, potreros vecinos a las pulperías donde se reunía el paisanaje y los aficionados , en particular los domingos y fiestas patrias.

 

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