Hace ya varios años, comencé a sentir un desconocido pero
fuerte sentimiento hacia lo que se denomina comúnmente
folklore, y con la inquietud juvenil me propuse a
incursionar en ese mundo al que creía de mero divertimento,
hasta que me fui dando cuenta que era más que eso, y me
propuse a estudiar en profundidad descubriendo que llegaba
al nivel de ciencia, que actuaba conjuntamente con otras,
haciendo un conjunto de investigaciones de carácter
antropológico.
Me di cuenta que no resultaría tan fácil como bailar un
sencilla “zamba”, sino que era más que eso, y mi carácter
de profunda amante de lo que es en realidad “patria”, me
propuse incursionar en este maravilloso mundo de lo
desconocido. Descubrí entonces a medida que incursionaba en
ello, que iba más allá de un sin-sentido festivalero, sino
que se dirigía hacia una efectiva necesidad de
culturización popular que en todo momento hace a la historia
que nos ocurrió, y a las costumbres y artes que nos mantuvo
como defensores de los valores que nos identificaron, lo que
nos trajo aparejado por incultura, graves situaciones
sociales que todavía pagamos.
La
primera sorpresa fue que no es tan folklórico lo que se cree
y conoce como folklore, que era algo desconocido pero que
había trascendido, reconociendo que en mí sobresalía como
algo sobrenatural, considerándolo necesario para comprender
la vida, costumbres, sociedades que nos marcaron como
patria, y así aflora a la superficie el gran amor que
sentía por la patria, porque comprendí su verdadero
significado, ¡Oh mi patria!, esa en donde yacen nuestros
ancestros con su historia desconocida al pasar de los
siglos; el Folklore hace a la Historia, como parte ignota en
gran parte, y olvidar la Historia cae en los efectos de
aquello de que “[…] una persona sin un conocimiento de su
historia pasada, sus orígenes y su cultura, es como un árbol
sin raíces”, y son las raíces las que nos atan al ejemplo
del pasado, de donde tenemos la obligación de abrevar o
buscar nuestros orígenes desconocidos. No hay presente si no
se conoce el pasado, no se respetan las ciencias que lo
estudian, y menos si se hace lo que no se sabe cómo ha sido.
“¡Oh,
“patriæ”
(Patria: lugar donde yacen los padres), sagrada no por sus
símbolos, sino por su Folklore y en el cual nosotros y los
centros de estudios deben estar unidos por un amplio
sentimiento de amor a él, y no como un mero conjunto de
gente que realiza verdaderas engañifas, e ignoran totalmente
lo que es Folklore tanto como su importancia
científico-cultural y educativa en su nombre”.
(“¡El ser gaucho es un delito carajo!” Rafael
Stahlschmidt-Ed. Gesta c.e)
Por ello es que me propuse idear alguna forma de llegar, al
menos con material que colabore con la juventud, en que se
comprenda, muy especialmente la verdad de lo que es
Folklore, su significación, cuestión que me resultó
adecuado cuando descubrí que la maravillosa herramienta de
la informática, me abría una puerta de valor incalculable,
el medio ideal para realizar ese sueño de mi ambiciones del
conocimiento y darlas a conocer para que se despierten las
mentes que solo creen que revolear ponchos es Folklore.
Este pensamiento me hizo sentirme sedienta de ser el eco de
todo aquello ancestral, que es nuestro, pero que poco
interés le prestamos. Internet me permitió consolidar mi
ambición de llegar a muchos, otorgándome la oportunidad que
me permitiera difundir nuestra cultura telúrica, o al menos
el interés hacia ella, y comencé a elaborar esta página a
la que tuviera acceso todo aquel que gustara o interesara
una parte necesariamente nacionalista y cultural, medio
olvidada por cierto, y emprendí la tarea de sacarla a la luz
en lo posible. Así fue que ese material moderno
–paradójicamente- y con el entusiasmo intacto que el paso
del tiempo no menguó, tuvo su aparición
FolkloreTradiciones.
Con real fervor Folklore Tradiciones se lanza al ruedo, con
el apoyo entusiasta de especialistas y profesionales en
distintas ramas y especialidad, y la página se transformó en
un medio de cultura que ya es reconocida tanto en el ámbito
específico, como de consulta diaria de miles de interesados
en incrementar su cultura y, por qué no, expresar su
opinión. No existe en FolkloreTradiciones una homogeneidad
de ideas y patrones, lo que sí es lo ideal transmitir con
conocimientos, pruebas y citas que permitan aclararnos
ciertas dudas y darnos claridad en otras.
Debemos ser respetuosos de nuestras más profundas culturas
y costumbres, que, casualmente por desconocidas no podemos
permitirnos inventar lo que no se conoce por la oscuridad
del tiempo. Y esta es, es en rigor, la verdadera
acción-reacción de FolkloreTradiciones para que llegue a la
mayor cantidad de gente posible, en especial aquellos con
las ansias de abordar el real y verdadero interés por usos y
costumbres de nuestra querida Patria, de nuestros
ancestros “el tiempo e’ñaupa”, de sus costumbres, de
sus mitos y supersticiones, y de lo recibido de generación
tras generación, formando una cultura que no debe ser
descuidada y mucho menos despreciada y olvidada, y lo que es
peor, deformada.
Dice el profesor Rafael Stahlschmidt que “Bailar una
chacarera no significa que es folklore, a lo sumo una
parodia, una actividad artística, pero ni así se permite
deformar lo deformado” simplemente porque el Folklore
es una ciencia, y a los interesados debería resultarle
apasionante involucrarse en ella, que permanentemente nos
trae reminiscencias de lo ancestral, y hasta resulta
emocionante al imaginar las clases, tipos de vida,
costumbres, de las sociedades que nos precedieron, como
cualquier otra obra que nos conmueva, como lo que despierta
nuestro Himno Nacional, que no es folklore pero da una idea
de la emoción que puede causar una pieza de allá en los
tiempos idos. Ambas cosas, unidas, hacen el amor a la
Patria.
Al
profundizar en el tema, al sentir ese golpetear del pecho
emocionado al escuchar lo que si bien no es folklore pero
hasta tradicional puede ser, reconocí que sus valores eran
tan superiores, que me consideraba obligada a sostener
tratando de que sean sustentados por su mayor condición
natural, sin modificaciones y sin alteración alguna.
Lo
nuestro, lo telúrico, lo tradicional, y por qué no, invadir
más allá, hacia la ciencia del Folklore, es para donde
debemos ir. Sé que es difícil por la alevosa
transculturización y la relativización cuando no
desaparición lisa y llana de nuestros valores telúricos,
pero, pido que no decaigamos, no bajemos los brazos, al
decir de Ortega y Gasset “rememos contra la corriente”, y
sigamos insistiendo que primero están nuestros lazos con la
tierra que nos vio nacer y cobijó, tratando de descubrir los
misterios del folklore, antes que la distorsión y la
degradación vergonzosa de nuestras ancestrales costumbres.
Mucho se podría hablar sobre la distorsión y degeneración de
la Ciencia del folklore, pero este es solo un introito,
porque en concreto aparte de no prestar atención al estudio
científico, degradamos lo nuestro con pantomimas
extranjerizantes a lo que mal hecho queremos justificar
llamando a una necesaria modernización, que es solo el habla
de quien desconoce.
Desde entonces, he dedicado gran parte de mi vida a animar e
incentivar el folklore, con diferentes medios y con varios
colaboradores, en una presentación pretendidamente lo más
completa posible. No está en nuestro ánimo ir contra gustos
ni deseos, pero sí, principalmente, dar a conocer opiniones
a las cuales los estimados visitantes a la página
www.folkloretradiciones.com.ar,
los datos que muchas veces desconocemos o no le damos el
verdadero interés, con el único motivo de que el mismo logre
sus propias conclusiones. Los responsables de esta página, y
sus colaboradores, solo pretenden incentivar el gusto por lo
verdaderamente nuestro.
consultas@folkloretradiciones.com.ar