La
guitarra es un instrumento musical de cuerda, compuesto de
una caja de madera (con un agujero acústico en el centro de
la tapa), seis cuerdas y un mástil con trastes.
Existen evidencias arqueológicas
de que en 1400 a.C. los hititas crearon instrumentos de cuerda
parecidos a la lira (el instrumento de varias cuerda más
sencillo y antiguo del mundo), pero con el agregado de una
caja de resonancia, por lo que serían antecesores de la
guitarra.
En la India estos instrumentos
eran conocidos en idioma sánscrito como sitâr (y esta
palabra daría origen a la palabra "guitarra").
Estos instrumentos llegaron
hasta los griegos, que deformaron ligeramente su nombre: kizára (que los ingleses transliteran
kithara).
Luego los romanos pidieron prestado este nombre e instrumento
modificándolo por chíttara (que en español se terminó
llamando cítara).
El primer instrumento con
mástil fue la ud árabe (cuyo nombre los españoles
terminaron fundiendo erróneamente con su artículo: «la ud»
femenina se convirtió en el masculino «laúd»).
En España la guitarra era ya
muy utilizada a finales del siglo XVII, cuando Gaspar Sanz
compone su Instrucción de música sobre la guitarra española
y métodos de sus primeros rudimentos hasta tañer con destreza.
Anteriormente había guitarras de nueve cuerdas: una cuerda
simple y cuatro "órdenes" (pares de cuerdas).
Para dar mayor consistencia a
la guitarra se añadieron unas barras debajo de la tapa
armónica. Esto permitió que la tapa de madera fuese más fina,
obteniendo mayor resonancia y una mejor distribución del
sonido.
Posteriores reformas, como el
uso de un mástil reforzado y elevado, así como de clavijas
metálicas en lugar de las de madera y la fabricación con
materiales que favorecen la acústica, dan origen a lo que hoy
conocemos como guitarra clásica.
En el siglo XIX la guitarra
alcanzó su mejor sonido, belleza en el tono y proyección con
las siete varas extendidas bajo la tapa armónica por el
luthier de Almeria, España, Antonio Torres Jurado, el aumento
de su caja de resonancia, así como el ensanchamiento del
mástil.
El luthier español José Ramírez
III junto al guitarrista Narciso Yepes le agregaron cuatro
cuerdas más en las graves, sobre un amplio mástil cuyos
múltiples trastes permiten ampliar notablemente la gama de
sonidos de la mano izquierda. Narciso Yepes tocó por primera
vez esta guitarra de diez cuerdas en Berlín en 1964 y a partir
de ese año fue su instrumento habitual en los conciertos,
especializándose en piezas renacentistas y barrocas.
La guitarra se toca apoyando la
caja armónica sobre el regazo, con el mástil o diapasón hacia
la izquierda. Esto hace que las cuerdas más graves queden
arriba y las más agudas abajo.
Para tocar la guitarra se
apoyan los dedos de la mano izquierda sobre algunas cuerdas,
oprimiéndolas contra el mástil o diapasón justamente entre los
trastes (resaltos de metal incrustados a trechos en el mástil)
de manera que a las cuerdas les quede la longitud libre
correspondiente a la altura (o sonido) deseada.
Una vez que se ha fijado de
esta manera la altura de todas las cuerdas (o de las cuerdas
que se desea pulsar), la mano derecha las rasguea, puntea o
arpegia, generando una melodía si toca un sonido por vez, un
acorde si se ejecutan tres sonidos o más, o una armonía si se
arpegia ese acorde.
La mano izquierda del
guitarrista es la que realiza el trabajo más difícil para
tocar la guitarra, ya que se debe apoyar la yema de todos los
dedos de la mano (excepto el pulgar, que generalmente se ubica
detrás del mástil de la guitarra) con mucha firmeza.
Tras muchos años de trabajo,
los guitarristas —ya sean diestros o zurdos— desarrollan más
fuerza en los dedos de la mano izquierda que en los de la
derecha, ya que la mano derecha sólo puntea (pulsa una cuerda
por vez con la yema o la uña de un solo dedo) o rasguea (roza
varias cuerdas casi simultáneamente con la yema del pulgar, la
uña del pulgar o las uñas de los demás dedos).
PARTES DE LA
GUITARRA
1)
LA TAPA ARMÓNICA: Es la parte principal de la
guitarra, las mejores maderas son pino abeto o cedro del
Canadá.
2) EL MÁSTIL Se observará
detenidamente la altura de las cuerdas respecto al diapasón,
en el traste 12. Con una gran altura de las cuerdas (10 mm) se
podrán realizar sonidos de mayor intensidad, pero se tendrá
más imprecisión al tocar y la afinación será más imperfecta.
Lo recomendable para una guitarra clásica de concierto es de 4
1/2 mm. para la 6ta cuerda y 3 mm para la 1ra cuerda, tomando
esta medida entre el lomo del traste 12 y la parte inferior de
la cuerda estando la guitarra afinada.
3) CAJA DE RESONANCIA O CUERPO DE LA
GUITARRA -Está formada por dos tapas exactamente iguales
en cuanto a forma, y por dos tiras que siguiendo el contorno
de las tapas, se cierran por ambos extremos, con lo cual
forman un volumen donde se amplifican los sonidos que emiten
las cuerdas al vibrar.
4)
EL PUENTE: Pieza de madera adherida a la tapa
armónica está situado en el tercio inferior de la tapa
aproximadamente. La misión del puente es sujetar las cuerdas y
transmitir sus vibraciones a la tapa. Por tal razón sería
deseable que puente y tapa fuesen una misma pieza, o sino
unidos mediante un buen adhesivo, rígido y resistente. Para la
construcción de puente se utiliza madera de palo santo, de
gran resistencia y belleza. Los seis agujeritos que presenta
el puente para soporte de las cuerdas fueron ideados por
Dionisio Aguado en el año 1824.
5)
EL MÁSTIL
Y EL DIAPASÓN: El mástil es el mango de la guitarra.
Requiere una madera de baja densidad para que pese poco.
Estos requisitos los cumple con la madera de cedro
centroamericano (Cedro de Honduras). El diapasón exige una
madera muy dura, pues el golpear de los dedos y el roce
constante de las cuerdas acaban por producir huellas
relativamente profundas. Ninguna madera cumple mejor estas
condiciones que el ébano de Guinea (llamado ébano carbonero,
por su aspecto mate)
EL FONDO:
Es igual que la tapa armónica. Su misión como parte de la caja
de resonancia, estriba en contener el volumen de aire y
recibir el choque de las ondas sonoras, para reflectarlo hacia
fuera. La elección de las maderas del fondo van dirigidas
hacia la mayor ornamentación del instrumento, y por lo tanto,
se exigen maderas de gran belleza, como el palo santo,
jacarandá, caracolillo o ciprés.
6) LA CABEZA: Se construye en cedro
centroamericano, como continuación del mástil se une a éste
con adhesivos muy resistentes. En esta parte de la guitarra
es el soporte del clavijero, y éste, a su vez de las cuerdas.
La terminación de la cabeza brinda al constructor el lugar
donde expresar su sello propio.
LEYENDA
Este dulce instrumento musical
que nos trajeron los españoles, a pesar de su origen ha
adquirido nacionalidad en nuestro país. Lo consideramos
como nuestro porque desde los albores de la patria hasta
nuestros días fue y sigue siendo el más querido.
En la soledosa llanura de la
pampa
y en el laberinto
confuso de las sierras y los valles, vibran sus cuerdas en
la dulce melancolía de las vidalitas y en el alegre punteo
de los gatos. Simboliza ella por sí sola el alma de nuestra
tierra, y sus acordes sonoros y vibrantes tuvieron ecos de
varonil clarinada cuando en los vivaques alentó -como en
Pozo de Vargasa los valientes a decidir la lucha que se
creía pérdida.
Una leyenda de Catamarca nos
dice cómo nació la guitarra:
En un apartado rancho, lejos de
toda población indígena, vivía un mozo guapo llamado
Hilario. Tenía a la soledad como única compañera. Muchas
auroras y crepúsculos vieron aquel gaucho solitario que no
sentía más que la grave música del bosque, la temeraria
quietud de la llanura y la embargante tristeza del campo con
su horizonte de cielo y tierra. De tiempo en tiempo recorría
las poblaciones lejanas con la esperanza de encontrar a la
compañera que presentía en sus sueños, aquella
que se une a la vida del hombre para compartir sus
esfuerzos, sus luchas y esperanzas: aquella que se busca
como consuelo, como fuerza unidad,
como "el agua a las piedras"; como los cardones en la loma,
como la luna busca en los cielos la ruta de los dioses que
se fueron de la tierra".
Llegó el
día en que conoció a Rosa, la criolla más linda y graciosa
del pueblo cercano. Desde entonces, las noches os
curas del gaucho se tornaron
claras, iluminadas- por los ojos de la mujer amada. Hilario
vivía feliz con su compañera en el rancho levantado en medio
del bosque silencioso. La vida se había transformado, los
crepúsculos se tomaron soñadores, el viento parecía correr
más manso en las noches, en constante diálogo con las hojas
del bosque, como el quejido de una copla aldeana o de una
vidala. Pero, como toda cosa buena, no podía durar.
Una mañana Hilario dejó sola a
Rosa para ir a una población cercana. Se despidieron
tiernamente, sin presentir que esa mañana luminosa, en que
los azahares y las margaritas parecían más risueños que
nunca, tendría que ser la última que estuvieran juntos.
Amuray, el cacique de una tribu,
se había enamorado también de la cristiana, y había sido
rechazado. Rencoroso y vengativo, resolvió raptada. La
oportunidad, pues, se presentó el día en que Hilario se
ausentó.
Por la tarde regresó el gaucho,
ansioso de las caricias de su compañera, sin sospechar la
cruel sorpresa que le esperaba. Encontró vacío el rancho y
en el patio, señales frescas de lucha desesperada, así como
huellas de caballo, desde la trillada hasta el sendero.
Imaginado lo ocurridó, se lanzó desesperado en persecución
del raptor, hasta que logró alcanzado. La lucha fue feroz.
Pero al fin el valiente gaucho pudo arrebatar a la cautiva
de los brazos del indio, que agonizante recogió
mientras éste huía como una exhalación. Desesperado,
estrechó el cuerpo amado entre sus brazos mientras
sollozando gritaba su nombre, que el eco de los cerros
vecinos devolvía lastimosamente. Cuando llegó la noche
cargada de tristezas, moría la infeliz cautiva y con la
cabeza inclinada sobre el rostro querido se adormeció
Hilario.
Al rayar el alba desperezando el
monte, despertó de su profundo sueño al son de una música de
notas misteriosas, hallando en sus brazos una caja con forma
de mujer en lugar del cuerpo de su compañera. Con ella cantó
durante su vida el recuerdo de su amada en vidalas
sollozantes, plenas de nostalgias y sentimientos.,