NACION MOCOVIES
EL AYER
Esta parcialidad de la
familia de los guaycurúes, muy numerosa por cierto, en el
siglo XVIII. Su hábitat estaba ubicado al oeste del sitio
ocupado por los abipones, o sea entre estos y los Lules
sobre los márgenes del Río Bermejo, extendiéndose luego
desde el norte hacia el sur, hasta la zona norte de la
provincia de Santa Fe, donde se fundó la misión de San
Francisco Javier. Los mocovíes muestran desde el siglo
XVII hasta mediados del siglo siguiente una tendencia
constante a la migración del norte hacia el sur que
debemos relacionar con la introducción del caballo.
Físicamente los mocovíes
eran y son muy parecidos a los tobas; musculosos y de
estatura promedio 1,64 m. Acostumbraban a horadarse los
lóbulos de las orejas. Allí ostentaban adornos diversos,
gustando también de adornos labiales o “tambetà”.
Algunas costumbres de los
antiguos mocovíes eran por ejemplo la cacería de los
pecaríes, los cuales eran acorralados con la ayuda de los
perros y luego ultimados a golpes de macana. Las armas
utilizadas para la caza eran por lo general el arco, y la
flecha, además la lanza y la macana (maza de madera). La
caza se efectuaba en forma individual o colectiva y no
tenía una época determinada. En toda familia había un
individuo dedicado a esta actividad.
También recogían grandes
cantidades de langostas que les servía de alimento, ya
sea tostadas al fuego o cocinadas en una olla con un poco
de agua.
La pesca ocupaba un lugar
importante en la economía de aquellos pueblos que
habitaban a orillas del río Bermejo.
Los mocovíes eran pueblos
que vivían también, de la recolección de frutos como la
del algarrobo y que disputaban entre sí la zona de caza y
pesca.
La
alfarería estaba difundida entre los mocovíes. Las
mujeres, generalmente, eran las encargadas de esta
tarea. Empleaban el procedimiento del rodete en
espiral, fabricaban piezas de forma subglobular de
amplio cuerpo y cuello estrecho, con dos asas pequeñas
por donde pasaba el hilo que servía de sostén.
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En cuanto al armazón de
las viviendas de los mocovíes consistían tradicionalmente
en ramas enconadas que se cubrían con paja dejando un
espacio abierto para la entrada.
Posteriormente se adopta,
tal vez por vía de préstamo, el caballete como elemento
principal sobre el cual se asentaban el ramaje o la paja.
La altura máxima de estas viviendas no alcanza 1.80
metros.
La cama era un cuero
tendido en el suelo.
Los mocovíes admitían la
existencia de un ser supremo a esta divinidad no se le
rendía ningún culto. La religión estaba dominada por las
ideas del animismo y la magia. Todos los seres o cosas de
la naturaleza poseen alma o están animadas por un
espíritu que es concebido con capacidad de acción y con
móviles humanos.
No le rendían culto a los
fenómenos naturales ni a los astros. Solo llegaron a
personificarlos y atribuirles poderes benéficos o
maléficos para el hombre. Por ejemplo, celebraban con
fiestas la aparición de la constelación de las Pléyades
en el horizonte, y la aparición de la luna nueva.
El hechicero o shamán era
un personaje importante dentro de la tribu y el
intercesor ante los espíritus que gobernaban las fuerzas
naturales. A estas les dedicaban ceremonias para implorar
buen tiempo, lluvias, buena fructificación, etc
HOY
Habitan actualmente la
zona sur del Chaco, en Colonia Pastoril (zona de Villa
Ángela), San Bernardo, La Tigra y Las tolderías(Charata)
Las comunidades restantes están casi totalmente
extinguidas.
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Departamento |
Zona |
N° de
Aborígenes |
|
San
Fernando |
Rural |
9 |
|
Quitilipi |
Rural |
226 |
|
Maipú |
Rural |
105 |
|
Comandante
Fernández |
Urbana |
43 |
|
San
Lorenzo |
Rural |
275 |
|
O'Higgins |
Rural |
574 |
|
Chacabuco |
Rural |
416 |
|
Mayor Luis
Fontana |
Rural |
685 |
|
|
Urbana |
214 |
|
Tapenagá |
Rural |
188 |
|
TOTAL |
RURAL-URBANA |
2735 |
Los mocovíes son los
aborígenes mas civilizados en su economía y en
consecuencia los que más imitan a los blancos. Cuando
disponen de dinero van a los pueblos donde compran ropas,
zapatos, sombreros, camisas, etc, y hasta algunos se
ponen gomina en el cabello.
Tienen una economía de
subsistencia, trabajan como peones rurales, hacheros,
cosecheros (en cosechas de algodón y caña de azúcar),
empleados en aserraderos y municipalidades. Son de una
laboriosidad ejemplar.
Cuando el trabajo escacea
se dedican a la fabricación de alfarería, cestería y a la
caza de iguanas, víboras y pájaros, cuyas piezas o cueros
venden en los poblados.
Los mocovíes realizan
excelentes trabajos de tejedurías en lana, raíz de cardo
y caraguatá.
En los trabajos de
alfarería, por ejemplo, los mocovíes de Villa Ángela y
San Bernardo, obtiene hermosas piezas de cerámica que se
distinguen por su originalidad, bella y fina terminación.
En su
técnica, para tener una arcilla plástica, buena y
factible de cocción sin resquebrajamiento agregan a la
misma cenizas de huesos o aserrín. La técnica empleada
es la del “rodillo” o “ chorizo”, que al superponer en
una especie de espiral, va formando las paredes del
cacharro. También puede modelarse la masa de barro
directamente. En ambas cosas se trabaja exclusivamente
con las manos, auxiliadas con herramientas muy
simples.
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En el ámbito de salud, las enfermedades mas conocidas
entre los aborígenes son: la tuberculosis y el mal de
chagas, los niños tienen enfermedades comunes (sarampión,
angina, etc.) en la mayoría de los casos concurren al
hospital “Salvador Mazza” de Villa Ángela.
Los
mocovíes son muy especiales, tienen características
particulares y conservan sus costumbres, son amables y
dulces en el trato. Cuando concurren al hospital,
habla el hombre. La mujer permanece callada. La
mayoría de las veces esperan horas y no hablan.
Piensan que nadie los quiere atender y se van. A veces
se ofenden pero hay que demostrarles que uno los
quiere y luego se dan. Son respetuosos y sumisos.
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Hay un elevado porcentaje
de muertes de madres que dan a luz en “El pastoril”,
también fallecen los bebes a causa del tétano prenatal.
Pero el mayor porcentaje
de muertes es por tuberculosis, porque generalmente
abandonan el tratamiento por necesidades económicas o de
trabajo.
Otra de las enfermedades
que padecen es la lepra.
Realizan ciertas prácticas
curativas, por ejemplo para dolores de cuerpo, muchas
veces se frotan con grasa de chivo o iguana. Para la
conjuntivitis utilizan gotas de aceite.
Las dos ramas del
cristianismo que mas se han distinguido en llevar su
influencia redentora y la esperanza de una ayuda integral
son el catolicismo y el evangelismo podemos decir que el
30% de estos aborígenes son católicos y un 70 % son
evangelistas.
Aún se conserva la
creencia del Shaman .El Shaman tiene algo de mago o
sacerdote, como el Piog’Nac para los tobas, influye en la
vida de los mocovíes.
Este tiene “poderes” que
pueden enfermarles, curarles, predecir el futuro, atraer
lluvias, granizos, tempestades.
De las tres etnias
chaqueñas, los mocovíes se destacan por ser los que más
hablan su lengua aunque ha sufrido transformaciones de
todo tipo.
La lengua materna,
primitiva en su forma, se encuentra disfrazada con
elementos “ prestados” de otras lenguas.
NARRACIÓN
Leyenda:
El origen de los Mocovíes
Según los relatos
obtenidos, su origen o leyenda fue la siguiente:
“...En la lucha que
sostenían desde hacía largo tiempo las tribus tobas y
matacos se produjo una corta tregua que permitió a los
combatientes dispersarse por los montes, en la búsqueda
de alimentos necesarios para vivir y que en esos tiempos
de nomadismo el monte se los proporcionaba generosamente.
Una tarde, durante un
período de paz, se vieron una joven toba y un joven
mataco. El amor surgió entre ellos, era más fuerte que
las rivalidades y los odios que animaban a sus padres,
hermanos y parientes. Se encontraban al amparo de la
selva para ocultar su amor. Un día fueron descubiertos y
perseguidos por los guerreros de sus propias tribus. Los
buscaban para darles muerte por amarse a pesar de la
guerra y el odio que separaban a los pueblos. Ni pensar
en dejarlos casar. Huyen juntos hacia un monte distante,
forman una pareja. De ella nacerán los hijos, iniciadores
de los mocovíes que luego se extienden por montes y
pampas en el triángulo que forman los ríos Paraná,
Bermejo y Salado”.
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Reverendo
Juan Martín Cerdá Castillo. Pastor Bautista (1943) y
Sr. Hortencio Boldrini. |
Relato de un aborígen:
La primera cosecha
Nunca habíamos visto que
una persona siembra algo: cebolla, papa, zapallo,
algodón. Los años 1935-38 nuestro vecino sembró una
hectárea de algodón. Levantó una cosecha el vecino
nuestro. Llamaron a los mocovíes y no entendieron.
Después agarraron un pedazo de bolsa, cosechaban muy
limpio y cada tarde pesaban las bolsas. Algunas pesaban
122 kilos, 15 kilos, 7 kilos. El precio de mercaderías
era muy barato; la carne 10 ó 20 centavos, y con ese
kilaje sobraba.
El girasol también se
cosechaba. Cortaban la cabeza de la planta y con un palo
trillaban hasta que salgan los girasoles. Todo el día con
el palo, igual ganaban. Esto es lo que alcancé a ver de
mi juventud. Luego termina la campaña y se van al monte.
Y con eso viven. Algunos que tienen caballos, se van a
caballo adelante. Los otros atrás, pero no se
desparraman. Hacen camino de hormigas, se van, un solo
camino.
Antonio Molina
El pastoril, Chaco
Fuente:http://www.oni.escuelas.edu.ar/olimpi2000/chaco/inevolucion-aborigen/mocovies.htm
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