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LOS "PIES DE GATO" EN CORRIENTES

Por Rubén Pérez Bugallo

El proceso que va desde la irregularidad métrica de la poesía medieval hasta el isosilabismo tiene- en lo que al folklore poético de la Argentina se refiere- tres derivaciones fundamentales: el romance monorrimo y su derivado, el romance criollo, la copla octosilábica y la seguidilla, que no llegó a tener la fisonomía que hoy le conocemos sino luego de siglos de permanentes transformaciones.

La poesía española, como toda versificación en lengua romance, tuvo su origen en una combinación del verso latino con el románico extranjero, aportes a los que sin duda se habrán sumado primitivas modalidades regionales. Estuvieran o no estos antecedentes organizados según determinadas normas métricas, lo cierto es que el cambio de lengua- la traducción- determinó la pérdida de la regularidad silábica, conservando, en el mejor de los casos, la organización de la rima, y a menudo ni eso. (Como ejemplos actuales del mismo fenómeno baste recordar los artificios y licencias a los que se suele echar mano cuando se traduce la letra de una canción - del castellano al guaraní, por ejemplo, o viceversa, la abundancia de estrofas carentes de rima que presenta la poesía tradicional de Bolivia como resultado de provenir en muchos casos de traducciones del quichua o del aymara, o los dichos y refranes del contenido similar que circulan en diferentes lenguas conservando el elemento primordial del ritmo, menos frecuentemente alguna consonancia o asonancia y sólo muy raramente idénticas fórmulas métricas.

La alternancia entre diferentes fórmulas estróficas y el contraste entre versos de diferente longitud comienzan a ceder su lugar a ciertas tendencias regularizantes durante el siglo XIV. El "arte mayor" tal vez ateniéndose conscientemente a las pautas trovadorescas, comienza a observar reglas como la Ley Mussafia (según la cual resulta válido agrupar versos de finalización masculina y femenina con el solo requisito de que posean la misma cantidad de sílabas), o a buscar medidas ideales como los octosílabos de los que hay buenos ejemplos en los Proverbios del Rabi Santob, y los populares hexasílabos de principios del Siglo XV. Los primeros datos que se conocen sobre la composición poética basada en la estrofa que hoy llamamos seguidilla provienen del Siglo XV. De origen probablemente castellano, sus primeros testimonios son sin embargo de procedencia galaico-portuguesa y se deben al Infante Don Pedro de Portugal (1429-1466) quien escribía cosas como ésta:

Eu tenne voluntade
d´Amor me partir
e tal en verdade
nunca o servir.

De mi´ir razón
sen aver galardón
de minna ennor.
(Enrique Ureña, 1961: 65)

Como se ve, se trata de los primeros vestigios de la estrofa de pie quebrado de estructura 7a5b7a5b seguida de una coda que mediante repeticiones de algún verso y agregado de expletivos pasó a constituir en la poesía cantada, una segunda e indivisible parte de la anterior.

Dijimos estrofas de pie quebrado. El concepto de pie pertenece a la poética clásica, y aún es utilizado por los viejos cantores criollos de nuestro país para denominar lo que más modernamente se denominó estrofa. En cuanto a la seguidilla, todavía es común oír en la campaña que se la llame "pie de gato". Y hay para esta denominación dos razones complementarias. La primera de ellas obedece al hecho de que quien primero utilizó este tipo de estrofas en la literatura castellana fue Juan Alvarez Gato, cuya obra poética floreció entre 1543 y 1495. Los cantores criollos no conocen este dato, por cierto, pero continúan utilizando la expresión "pie de gato", digamos, en fase de aplicación, rindiendo un inconsciente homenaje al primer poeta que cultivó esa fórmula estrófica en lengua española. La segunda razón es que son estas las coplas que tradicionalmente se han aplicado, si bien no con exclusividad, a la danza criolla quizás más difundida: el gato. Y todo parece indicar que este baile, que fue tan popular en la Argentina como en México, Perú, Chile, Paraguay y Uruguay, tomó su nombre del apellido del más antiguo compositor de sus versos.

En América la seguidilla se popularizó en dos variantes. la mas difundida lleva veros impares libres (7a5b7c5d) en los que el último suele repetirse con el agregado de un expletivo.

(Sí, ay sí, ay no, u otros) para formar, unido a una coda de tres versos (5d7e5d) una nueva estrofa. Servirán de ejemplo las que aparecen en el legajo correntino Nº 4 de la Encuesta de 1921.

De los cien imposibles (7a)
que el amor tiene (5b)
yo ya llevo vencidos (7c)
noventa y nueve. (5b)
Noventa y nueve, sí (repetición de 5b más expletivo)

uno me falta (5b)
y eso pienso vencerlos (7e)
con la esperanza (5d)

La otra variante propia de los finales de las cuecas cuyanas, es la que emplea una coda de solo dos versos que riman entre sí (7d5d), agregado que recibe el nombre de estrambote.
Como evidencia concreta de los aportes hispano-peruano-ternario-coloniales en las provincias litoraleñas y especialmente en Corrientes, transcribiré un puñado de seguidillas tradicionales recogidas en la campaña correntina.

Se podrá apreciar en ellas una marcada similitud de carácter con las que han circulado también por el resto de las provincias argentinas de antiguo poblamiento criollo:

Los gatos de mi casa
son cazadores
en la orilla del fuego
cazan carbones.

El amor de las viudas
no me alborota
porque nunca he tocao´
campanas rotas.

Esa que está bailando
pollera negra
aunque quiera o no quiera
será mi suegra.

De tus hermosos ojos
no tengo quejas
ellos quieren mirarme
tú no los dejas.

Papeles son papeles
cartas son cartas
así andan dando vuelta
mis esperanzas.

Por verte siempre alegre
no sé que diera
que el no verte contenta
me desespera.

Dicen que las muchachas
de quince a veinte
son iguales que el dulce
pican los dientes.

Cuando llegan los días
de la cosecha,
lo que a mí más me gusta:
dormir la siesta.

De las aves del río
me gusta el sapo
porque es petiso y gordo
morocho y ñáto.

Con el nombre de Rosa
te han bautizado
yo no he visto otro nombre
mas apropiado.

...estrofas españolas, claro está. Seguidillas de pie quebrado de fórmula 7a5b7c5b con rimas asonantes que circularon aplicadas al canto y la danza criolla de toda Hispanoamérica, sin que el litoral argentino resultara la excepción.

Y queda claro que estos "pie de gato" o de Gato, fueron recogidos directamente de boca de los cantores criollos del campo correntino, quienes los conservaros por tradición oral, Todo en estos cantares constituye una prueba más que elocuente de su indudable origen y profundidad cronológica.

Bibliografía: Henriquez Ureña, Pedro
Estudios de versificacion española
Universidad de Bs.As. Instituto de Filología Hispánica "Dr. Amado Alonso" 1961,
Perez Bugallo, Ruben
Corrientes Musicales de Corrientes- Argentina
En Latín American Music Review 13
University of Texas, Spring/Summer 1992

 

Fuente: Artículo publicado en la Revista "Entre Todos Folklore" Año 2 Número 10

 
 
 

 

 


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