|
Página declarada de Interés Cultural por la
Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por
Resolución Nº 374/07 del 15/11/2007
Adherida a la Federación Argentina de Instituciones
Folklóricas F.A.I.F.
|
|
JUAN
MOREIRA - EL HOMBRE |
En esos
tiempos, los partidos políticos tenían
bases sólidas en personajes como el que
nos ocupa, ya que para la convocatoria
de votantes era casi indispensable
contar con la figura de un hombre de
agallas a la hora de
“hacer formar
fila” ante las mesas electorales
donde se expresaba el
“voto cantado”
y, además, si era necesario, armar
tumultos a fuerza de rebenque y cuchillo
cuando la ocasión lo requiriera.
|
Ese
servicio, además del de contener a
punta de facón a cualquier
envalentonado que intentara agredir
al caudillo, era lo que convertía a
“un hombre
de la causa” en una persona de
confianza del líder político al que
se servía. A Juan Moreira le sobraron
esas virtudes.
Luego de un pasaje de su vida en el
trabajo rural y al servicio de
reconocidos hacendados de Navarro,
Juan Moreira se suma al apoyo del
Partido Autonomista, liderado por
Adolfo Alsina, sirviendo a éste como
guardaespaldas durante los tiempos
electorales del año 1866,
año en que las fuerzas del
autonomismo se habían enfrentado con
sus naturales y antagónicos políticos
del Partido Nacionalista liderado por
Bartolomé Mitre. |
Foto:
Juan Moreira
En 1867, comprometido
con las ideas de Alsina, y envalentonado
por la supuesta protección de su
gobierno, regresa a Navarro. Pero ya no
era el mismo Moreira que el vecindario
conocía.
Nunca se supieron –a ciencia
cierta- los verdaderos
motivos por los que tiempo
después de su regreso a
Navarro, Juan Moreira cambia
sus preferencias políticas y
rompe con el
alsinismo para
enrolarse en el
Partido Nacionalista.
Eduardo Gutiérrez -su
novelesco biógrafo- sostiene
que el cambio de
preferencias políticas de
Moreira fue dado por el
abuso de autoridad que el
Teniente Alcalde de Navarro
Juan Córdoba (alsinista),
ejercía sobre Moreira a
partir de un encono con
orígenes pasionales.
En todas las razones
expuestas se podrían hallar
los fundamentos buscados,
pero ellos han quedado
perdidos en el tiempo y en
su particular historia. Lo
cierto es que la vida de
Moreira toma un rumbo más
delictivo a partir de una
situación de manifiesta
rivalidad política y tal vez
por la competencia por una
misma mujer con el Teniente
Alcalde de Navarro, Juan
Córdoba. En ese escenario y
en esos enconos estribarían
los primeros pasos del
Moreira asesino, que en el
año 1869 comenzarían a
rastrearse.
|
|
Fotos: Pulpería de Ochoa.
Pulpería de Crovetto
Sin que se detallen los
motivos, se encuentra
debidamente documentado que
el 8 de julio de
1869, el Juez de
Paz de Navarro remite a la
Comisión que administra los
recursos para la
construcción del Templo
Parroquial, la suma de
500 pesos fuertes,
provenientes de una multa
cobrada al vecino Juan
Moreira.
No está documentada cual fue
la causa de esa multa, pero
sí se podría inferir que la
misma, o las razones de
ella, podría haber sido
motivo de la muerte del Tte.
Alcalde Juan Córdoba, en
manos de Moreira en la
pulpería de Crovetto.
Esta pulpería estaba ubicada
en la Calle Real, camino al
cementerio (actual calle
24), por entonces a pocas
cuadras del pueblo, y fue
allí donde Juan Moreira
consuma el crimen que lo
lanzaría a una incierta y
perseguida vida, la que se
prolongaría por casi cinco
años más.
Foto: Andrea Santillán |
Veintinueve puñaladas
asestadas en distintas
partes del cuerpo del
asesinado Córdoba delatan
la ferocidad del ataque y
del atacante. Ese fue el
principio del fin. Allí
Juan Moreira comienza su
camino desenfrenado de
huidas, marginalidad y
violencia.
Su perseguida carrera lo
lleva por distintos
distritos y en cada uno
de ellos hace notar su
presencia, dejando
huellas de alborotos,
peleas, heridos y
muertos.
Durante cinco años, con
ganada fama, Moreira tuvo
a este Navarro como lugar
preferido de residencia y
refugio de sus andanzas;
un refugio ganado por
amistad, por
proteccionismo político o
por miedo a venganzas
posteriores.
En Navarro varios fueron
los hechos policiales que
tuvieran a Moreira como
protagonista; duelos
criollos, alborotos,
muertes y posteriores
burlescas huidas de la
policía local, comandada
ésta –muchas veces- por
amigos protectores del
gaucho, íntimamente
ligado al poder político
y policial local. |
Esa fama era esgrimida como
su más preciado patrimonio,
y ella hizo más grande su
figura en éste y otros
pueblos vecinos en los que
deambulaba con nombre propio
o con identidad falsa, hasta
que la suma de delitos
cometidos y los confrontados
intereses partidarios que lo
habían sostenido lo
acorralaron.
Moreira regresó a Navarro y
tiempo antes de las
elecciones del 1° de febrero
de 1874,
recorre campos y pulperías
para apoyar a los mitristas,
hasta el punto de producir
nuevas trifulcas y muertes.
Ya por entonces Moreira era
buscado intensamente por las
autoridades provinciales que
encontraban no sólo
incompetencia en la policía
de Navarro sino sospechas de
complicidad de parte de
todas las autoridades de del
pueblo.
Se encomiendan distintas
fuerzas policiales para su
captura, pero fracasan.
Si algo hacía falta para
exasperar, más aún, al
ambiente preelectoral de
Navarro y a las fuerzas
policiales de la provincia,
se produjeron los asesinatos
del pulpero Merquíades
Ramallo y de su peón, el
Vasco Garroche en manos de
Moreira y sus amigos Julián
Andrade y Simón Ardiles.
Ante este hecho, los amigos
mitristas que gobernaban
Navarro ya no podían ayudar
a Moreira.
Los alsinistas que en otrora
iniciaron a Moreira en las
cuestiones políticas querían
de una vez y para siempre
terminar con la amenaza que
éste representaba.
Todos le sueltan la mano
protectora y lo dejan solo
con su realidad de criminal.
Los primeros ya no pueden
ayudarlo, aunque le
recomiendan que se vaya del
pago por un tiempo; los
segundos, antiguos
beneficiarios de sus
servicios, lo persiguen a
muerte.
El 29 de abril de
1874 es destituido
el Juez de Paz de Navarro,
Don Manuel Marañón, por
estar bajo sospecha de
proteger a Moreira, a la vez
que arriban al pueblo
fuerzas policiales
combinadas -provinciales y
nacionales- resueltas a
terminar con las andanzas y
los reiterados papelones a
los que el gaucho había
sometido a la policía. No
encuentran lo que buscaban,
Moreira ya se había ido, y
al no encontrarlo en nuestro
pueblo se dirigen a Lobos
guiados –tal vez- por
certeras informaciones.
Al otro día, a treinta
kilómetros de Navarro, en el
prostíbulo
“La Estrella” del
pueblo de Lobos, en horas
del mediodía el 30 de abril,
luego de una cruenta y
desigual lucha, las fuerzas
policiales de la Policía de
la Provincia conducidas por
el Coronel Francisco Bosch y
el Capitán Pedro Berthón,
junto a la partida de
policía de Lobos comandada
por el Teniente Eulogio
Varela, emboscan al
malhechor.
Absolutamente acorralado y
superado por el número de
soldados y policías, Moreira
no vaciló en enfrentar a
cuantos se pusieron en el
corto camino que tenía
preparado para huir; el
gaucho, conocedor de que en
ese combate se jugaba la
vida, entregó todo lo que
tenía para ofrecer por ella,
y en un despliegue de coraje
sin igual, la vendió cara.
Detrás de él, y antes de su
propia muerte, sembró de
sangre y espanto aquel
burdel lobense. La
estratégica ubicación de uno
de los policías, el Sargento
Andrés Chirino, que estaba
oculto detrás del brocal de
jagüel, le permitió
sorprender al gaucho
mientras intentaba trepar el
tapial para su huida, y
perforar su espalda con la
bayoneta de su fusil.
El importante número de
policías en esa refriega
enfrentando a la irracional
valentía de un solo hombre
fue, ciertamente, el broche
de oro para completar los
ingredientes para el amasado
literario que luego idealizó
su vida y su muerte.
|
|
|
|
|
JUAN
MOREIRA - EL MITO
Aún habiendo
pasado ciento treinta años de la muerte
de Moreira, continúan los sentimientos
contradictorios en relación con su
persona. Es que los
“dos”
Moreira en cierta forma, existen. Uno es
el real: el Moreira que mató y murió
como vivió, y cuyos crímenes figuran en
los expedientes policiales y judiciales
de su época.
Foto: Moreira
en el tapial, actor Rodolfo Bebán.
El otro, aunque irreal, existe enraizado
en la cultura popular; y ella es la que
se ha encargado de darle “vida propia” a
ese personaje. Quedarán éstas y otras
dudas, seguramente, al criterioso
análisis de quienes deseen juzgar cada
una de las posiciones. No obstante, en
muchos hechos de su posterior novelada
vida, se acercan y se separan la
realidad y la ficción.
Transcurridos algunos años de su muerte,
la realidad delictiva de Moreira fue
transformada en una trágica y
conmovedora historia novelada por el
escritor Eduardo Gutiérrez quien comenzó
a publicarla en folletines de gran
tirada; pero si algo faltaba para
completar la idealización de la figura
del gaucho Juan Moreira en el seno de
las masas populares, lo agregó –casi a
fines del siglo XIX- la compañía
circense de la familia Podestá, la que a
través de uno de sus integrantes -José
Podestá- convierte, primero en pantomima
y luego en guión teatral a la historia
de Gutiérrez, llevándola como novedad
teatral al picadero del circo criollo.
Esta
historia de Juan Moreira allí abandona
el folletín escrito y accede en forma
más directa al pueblo, convirtiéndose en
paradigma de la injusta persecución de
las leyes de los más poderosos.
En las postrimerías del siglo XIX, las
características sociales de los sectores
más populares fueron excelente caldo de
cultivo para que el nombre JUAN MOREIRA
se identificara prontamente con las
penas, rebeldías y frustraciones de los
más pobres; y así, a partir de una
impecable y novedosa puesta en escena,
el sainete JUAN MOREIRA se convierte en
la primera obra teatral argentina, y el
gaucho que había sido perseguido por sus
crímenes y que fuera matado en Lobos por
las fuerzas policiales de la Provincia,
fue adoptado por el gauchaje como
ejemplo de idealismo, de justicia
popular y de sacrificio del desposeído.
En el año
1884, en el teatro
Politeama, ubicado en Corrientes y
Paraná, se había presentado con gran
éxito el circo internacional de los
Hermanos Carlo, qué, como casi todas
las compañías circenses de la época,
presentaban en su número final una
pantomima o representación teatral
que excluyentemente trataba sobre
temas y epopeyas grandilocuentes
desconocidas para el gran público
argentino.
La compañía, ese año 1884,
había tenido un resultado óptimo en
sus presentaciones, por lo que se
dispuso
a despedirse del público porteño
regalando un espectáculo con
argumentos novedosos y de neto
corte local.
Es entonces cuando los hermanos Carlo
se ponen en contacto con Eduardo
Gutiérrez para adaptar su folletín
JUAN MOREIRA a la representación
pantomímica del circo.
Foto: Pepe
Podestá personificando a Moreira.
|
|
Gutiérrez da
conformidad al proyecto, pero condiciona
a los empresarios a que el personaje
debía ser representado por un criollo
verdadero a efectos de evitar los
riesgos de la ridiculización del gaucho.
Con esa premisa los empresarios
circenses comienzan a recorrer las
distintas compañías en busca de su
actor, hasta que encuentran la de los
hermanos Podestá y en ella a José
“Pepe”
Podestá, acróbata de condiciones físicas
suficientes para representar al más ágil
de los gauchos, según lo relataba
Gutiérrez en su folletín, y dúctil actor
que con su personaje
“Pepino el 88” cautivaba
vivamente a los espectadores. A partir
de ese momento, Pepe Podestá comienza a
ser “el
Moreira del circo”.
Esta pantomima de Juan Moreira finaliza
exitosamente con la temporada de los
Carlo en el Politeama, y no es sino
hasta el año 1886, que los Hermanos
Podestá deciden incorporar la obra a su
espectáculo.
Ese año, en el pueblo de Arrecifes
exhiben la pantomima, pero el público
entusiasmado y habido de una mayor
acción le propone a Podestá incorporar
diálogos a las escenas. Pepe,
percibiendo que esto podría ser
sumamente novedoso, toma los diálogos
escritos por Gutiérrez y los adapta a
los movimientos de su pantomima e
incorpora mayor acción en la pista,
sumando al escenario a caballos y
jinetes, asados que se cuecen a las
brazas mientras desarrolla la acción,
payadores, bailarines y un pericón
nacional bailado por numerosas parejas.
El 10 de abril de 1886,
el sainete JUAN MOREIRA, con
parlamentos, música de payadores y un
inusitado despliegue escénico se estrena
en el pueblo de Chivilcoy, sembrando
allí la primera semilla de lo que luego
será el teatro criollo. Como resultado
de esto, la idealización del perseguido
gaucho continuaba creciendo en las masas
populares, y su nombre se transforma en
una curiosidad artística en todos los
niveles sociales de la época.
Con el advenimiento de la radiofonía, y
con ella, el género artístico del
radioteatro, JUAN MOREIRA ocupa un lugar
de privilegio durante muchos años en los
receptores que comienzan a multiplicarse
en todos los hogares urbanos, suburbanos
y rurales, multiplicando por miles a los
seguidores de las andanzas del pícaro
gaucho.
Cada uno de estos géneros artísticos
agregaba condimentos pintorescos que
hacían mas mítico y atractivo a este
personaje que había azolado a Navarro en
los años ’70 del siglo XIX, y junto al
radioteatro, el cine, también comenzó a
poner imágenes a un argumento
auténticamente argentino.
En el año 1913 se filma
la primera película
“Juan Moreira”, años después
(1924) “El
último centauro: La epopeya del gaucho
Juan Moreira”. Luego
sobrevendrían dos más: Juan Moreira
(1936) y Juan Moreira (1948).
En el año 1972, -a casi
cien años de su muerte- cuando el mundo
del espectáculo estaba olvidando la
figura del legendario personaje, el
actor, cantante y director de cine
Leonardo Favio, recrea al personaje en
una memorable versión protagonizada por
el actor Rodolfo Bebán |
|
|
|
Artículo
tomado de
www.navarropueblo.com.ar
Agradecemos
al Sr. Raúl Lambert toda su colaboración y autorización
para subir este material |
|
|
Moreira, 130 años
después
A 130 años de la muerte del
gaucho Juan Moreira, un hombre cuya vida ha sido marcada
por una serie de acontecimientos íntimamente ligados con
nuestro pueblo y que todavía no han sido investigados en
su debida forma, encontramos este párrafo en un libro
denominado “Navarro, Pago de Juan Moreira” de Martín J.
Duhalde, que resulta sumamente interesante no sólo por
su contenido histórico, sino también por el anecdotario
que de su lectura resulta, en donde famosos nombres de
la historia Argentina y de Lobos, se encadenan para
preservar una reliquia museológica.
Transcribimos a continuación, el párrafo de marras
“... del día de hoy por la fuerza pública de este
partido se expide el presente previa concesión de la
autoridad local...”
Firmado:
El cura de la parroquia Pedro Corceiro, la licencia para
la sepultura la otorga la Municipalidad de Lobos y la
constancia correspondiente dice: Cementerio municipal de
Lobos Nro. 609- Lobos, abril 30 de 1874. Don Juan
Moreira ha sido sepultado, sección B tablón cuarto Nro.
37 concesión por 5 años derechos gratis.
Schoo Martínez
Secretario Presidente
Al dorso dice.: Argentino, criminal, muerto por la
policía de Lobos en lucha legal. El original de esta
licencia fue remitido al museo histórico de Lujan por el
Senador Enrique A. Ratti con fecha 19 de diciembre de
1929. Todo había concluído y Moreira vuelto a la
generosa tierra de donde había salido.
En el entierro la gente se retiró silenciosamente pero
su perrito seguía allí, después de la muerte del amo se
hizo tan bravo que murió peleando con los perros que
rondaban el cementerio. En el lugar que mataron a
Moreira, donde hoy se encuentra el Sanatorio Lobos, no
hay ningún vestigio que recuerde la famosa abatida, en
cambio en la propiedad lindera que tiene un viejo portón
de entrada, en el contrafrente, donde los gauchos habían
dejado sus caballos. Hay dos objetos que indican el
lugar exacto donde Moreira intentó trepar el tapial para
saltar hacia su salvación. La vieja cruz de madera dura
y una centenaria planta de tuna. La cruz de palo la
colocó Domingo Donatelli, propietario del corralón, la
tuna nació silvestre un mes después de la muerte del
gaucho, en el lugar exacto en que cayó su daga que la
tenía entre los dientes al saltar el muro. La
superstición se adueñó de los hijos de esa tierra y
cuando las hijas del antiguo propietario vendieron el
terreno a Donatelli, lo hicieron con el compromiso
formal de no talar la misteriosa planta, que fue el
ruego de la madre de ambas antes de morir. El Sr.
Donatelli respetó el compromiso y el árbol aún se
encuentra.
El Dr. Eulogio del Mármol que llegó a ser Intendente de
Lobos 13 años después de la muerte de Moreira, como
dijimos, obsequió la calavera al Dr. Tomás Perón, abuelo
del ex presidente de la Nación. De las Actuaciones que
atesora el riquísimo Museo de Luján, nos encontramos con
una carta que el Sr. Mario Perón, padre del líder del
pueblo argentino le hace llegar en 1928 al Dr. Enrique
Udaondo, fundador del Museo de Luján: “...en el año 1887
en circunstancias que se efectuaba una reducción de
restos en el antiguo cementerio de Lobos y siendo
Intendente de esa Ciudad el Dr. Eulogio del Mármol,
íntimo amigo de mi padre, fueron extraídos los restos de
Juan Moreira, a los que el referido Sr. Intendente le
sacó el cráneo que trajo posterior y personalmente de
regalo a mi padre con el objeto de hacer estudios
profesionales”...
El Director Honorario del Museo le hace llegar una nota
al Sr. Mario Perón donde acusa recibo de la donación y
le agradece la misma en nombre del gobierno
”Luján, 14 de enero de 1928
Sr. Don Mario Perón
Capital.
Distinguido Señor:
Nos es grato acusar recibo de su atenta del 10 del
corriente en la cual se comunica que dona para este
Museo el cráneo del famoso gaucho Juan Moreira, muerto
en Lobos el 30 de abril de 1874 ...”
Hasta aquí, el Fragmento del libro de Martin J Dualde,
“Navarro pago de Juan Moreira”
La citada tuna, juntamente con la cruz se conservan aún
en la propiedad de Daniel Telesco, Manuel Caminos Nro.
261; a quien agradecemos su disposición para permitirnos
fotografiar el lugar, junto a la pared en la que el
célebre Moreira fue muerto por una partida policial al
mando del Comandante Bosch (ver nota “Juan Moreira”en la
Sección Lobos, Historias y Personajes), pared cuyas
cinco primera filas son las originales de aquel
histórico muro, según puede verse claramente en las
fotografías tomadas.
Fuente: Infolobos 30 de julio
del 2004 |
|
|
|
|
|
|
|