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 MÚSICA Y COREOGRAFÍA

Cuando se escribe música para ser bailada, se pierden en gran medida las libertades que nos puede ofrecer la música contemporánea, ya que debemos ajustarnos a ciertas reglas coreográficas y de forma.

Para comenzar, toda danza tradicional como el gato, la zamba, etc., tiene su coreografía particular a la cual debemos ajustarnos, lo que implica respetar la cantidad de compases, las repeticiones de las frases, las introducciones y finales.

En general, el numero básicos para cada frase es de 4 compases que implica una media vuelta o un giro. A veces 6 pero siempre par. Las introducciones, zapateos y vuelta son en general de 8 compases.

Una chacarera con vuelta de 6 compases también deberá tener 6 compases en la introducción así como un gato cuyano de dos giros tiene una introducción que se repite para un total de 16 compases. De esta manera, la música orienta a los bailarines sobre las particularidades de la danza.

El esquema tonal es también de gran importancia. En general, los lugares de donde parte cada uno de los integrantes de la pareja o las esquinas del cuadro son también los lugares de llegada de cada movimiento. La música debe llevarnos a ese lugar de llegada desde donde  emprenderemos el próximo movimiento. En general la música pasara de un tono dominante (o Séptima) al tono para indicar esta llegada. Si nos quedamos en un tono dominante desorientamos al bailarín el que mentalmente se quedara en la puerta esperando que le den la orden de entrada.

Las secuencias de tonos también son una guía. La vuelta del escondido de 6 compases mantiene el suspenso esperando completar el girito final que completa los 8 compases.

Algunos cambios bruscos en los tonos o el cambio a mitad de compás, si no están bien acondicionados, también complican el desarrollo de la danza, en particular en aquellas de características mas pausadas como la zamba

El esquema rítmico de la melodía es también de suma importancia aunque se escriban en el mismo tiempo. Una chacarera, un gato, un chamamé o una zamba  se escriben en 6/8 pero deben mantener su esquema particular para que la podamos identificar.

En el caso del vals, la ranchera y el valseado, todos en ¾, vemos que el primero acentúa el primer tiempo de cada compás, la ranchera destaca el segundo y el tercero mientras que el valseado destaca los tres por igual

Por supuesto que las reglas están para ser violadas, pero debemos compensarlas con un fuerte acatamiento a las restantes para conseguir el necesario equilibrio.

Seguramente lo antedicho es apenas un acercamiento al tema pero espero que sirva para que los conocedores del tema agreguen sus comentarios.
 

Agradecemos la colaboración del Sr. Juan A. Bartolomé en la confección del presente artículo -

 
 
 
 

 

 


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