Es un
gorro aplastado y redondo de tela de lana o tejido, que ajusta
perfectamente a la cabeza. Se lleva echado adelante o volcado
sobre una oreja. En su centro un cordoncillo, terminado en una
borla o pompón, caía lateralmente, contribuyendo a la
elegancia de esta pilcha. Sus colores más comunes eran negro,
rojo, blanco o azul.
La boina llegó a la campaña rioplatense durante la Guerra
Grande. Sus mayores usuarios fueron los vascos (españoles y
franceses), quienes agauchados como pocos, se resistieron a
desprenderse de esta prenda que es un verdadero símbolo
material de su ser nacional.