Para el
aborigen el zorro es un animal astuto y por ello temido
debido a que nunca sabe si su astucia será para bien o para
mal, por eso cada vez que se le dice a una persona ¡Sos un
zorro! hace referencia a esta característica.
Esta historia comenzó cuando en el
Chaco hubo un largo período de sequía y grandes calores, por
lo tanto el agua escaseaba debido a esto en los lugares que
había un charco su dueño lo protegía y en este caso era una
chuña la dueña absoluta de la aguada.
Un sediento zorro observaba el charco
pero conociendo el carácter de la chuña dudaba de acercarse;
pero la sed era más grande y venciendo su temor se acercó lo
más simpático que pudo y le rogó que le dejara beber. La
chuña recordando muchas picardías que el zorro le hizo a
ella y sus parientes, le dijo que no y lo desafió a una
carrera, el primero en llegar se adueñaría del charco. Como
el zorro no vio dificultad en ganarle aceptó.
Cuando estaban en posición, el zorro
sabiendo lo cansado que se sentía saltó antes que la chuña
impartiera su voz de largada, pero la chuña con grandes
zancadas llegó antes, esto no le gustó al zorro, e igual
quiso beber, empujó a la chuña, y se produjo así un
enfrentamiento entre ellos; en un momento de la pelea la
chuña le dio una patada que lo hizo dar una vuelta por el
aire cayendo sentado arriba de un tronco de un árbol
quedando aprisionado por su parte trasera, los gritos de
dolor y de angustia no mortificaron a la chuña ni a otros
animales del bosque debido a que conocían las mañas del
zorro, pensaron que seguramente era otra de sus zorrerías.
Ya habían pasado cuatro o mas días
cuando el zorro vio acercarse un remolino y con lo que le
quedaba de voz le pidió ayuda (el remolino es un duende que
viene dando vueltas y vueltas) el duende se acercó al zorro
y recordando, aunque parezca extraño, que en el pasado este
le prestó ayuda; lo liberó.
Lo primero que hizo el zorro fue comer
todo lo que encontraba en su camino; chañar, mistol que
abundaban en esta temporada, pero muy afligido veía que todo
lo que comía no era retenido, se le caía por atrás. De nuevo
angustiado pidió a gritos que alguien lo ayudara. Todos
oyeron su lamento, pero nadie se atrevía a acercarse a él,
solamente lo hicieron las "rubiecitas" -avispitas doradas-
(descendientes del pueblo que no conoció el mal) le taparon
su parte trasera con cera fabricada por ellas, el zorro
probo de nuevo alimentarse y al ver que retenía las frutas
agradeció a las rubiecitas pero cuando quiso hacer sus
necesidades hizo un pequeño esfuerzo y cayó toda la cera,
encontrándose en la misma situación.
Volvió a pedir ayuda y esta vez fue a
la "boquilla de barro" -avispas negras del árbol-
(descendientes del pueblo que no conoció el mal) que lo
ayudaron, taparon con barro la parte
afectada; el zorro probó algunas frutas y haciendo un
esfuerzo vio que su parte trasera resistía, esto lo llenó de
confianza y comenzó a comer abundantemente hasta quedar
satisfecho, pero cuando quiso hacer su necesidad no pudo
debido a que la boquilla de barro se olvidó de hacer un
agujerito.
Los días pasaban y la panza del zorro
estaba a punto de explotar, este se revolcaba de dolor, en
esta ocasión todos los animales y pájaros querían ayudar
pero no sabían como, fue entonces que se presentó el pájaro
carpintero con su poderoso pico ofreció darle la solución al
zorro, haciéndole una abertura para aliviarlo de su dolor.
Al saberse esto todos los pájaros
acudieron al lugar (en esa época todos los pájaros eran
grises, ninguno tenía color).
El carpintero presto a iniciar su
tarea miró a su alrededor y vio a pájaros de todas las
especies que
comenzaron a rodearlo y preocupado por lo que pudiera pasar
pidió que se alejaran, pero ellos curiosos no le prestaron
atención.
Entonces comenzó con su tarea, cuando
estaba a punto de terminar volvió a insistir que se alejaran
pero nadie le hizo caso, de pronto se oyó una gran explosión
y el producto del zorro manchó a todos, el primer pintado
fue el propio carpintero, la sangre manchó su cabeza de allí
su copete rojo, todos, por igual fueron salpicados, las más
tímidas, las palomitas, que estaban un poco mas alejadas del
lugar; solo sus patitas fueron salpicadas por un poco de
sangre, por eso siguen siendo grises como su antiguo color.
Debido a este hecho los pájaros
obtuvieron sus colores.
Hasta el día de hoy en nuestra
comunidad cuando se acerca un pajarito por sus colores
sabemos si es curioso o no.