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SUPERSTICIONES Y LEYENDAS - ELORIGEN DEL PILCOMAYO
YE EL BERMEJO


 

Cuenta la leyenda que cuando terminó la creación, Tupá, Dios de los guaraníes, confió a Guarán la administración del Gran Chaco, que se extendía más allá de la selva. Y Guarán comenzó la gran tarea: cuidó de la fauna y de la flora, de la tierra, de los ríos y de los montes, y también gobernó sabiamente a su pueblo. Logró, de esta manera, una verdadera civilización.

Guarán rovo dos hijos: Tuvichavé, el mayor (imperooso, nervioso y decidido), y Michiveva, el menor (más reposado, tranquilo y pacífico).

Antes de morir, Guarán les entregó a ellos el manejo de los asun­tos del Gran Chaco. Fue entonces cuando comenzaron las peleas entre los dos hermanos: ambos tenían opiniones diferentes sobre cómo administrar las diversas necesidades de la región.

Aprovechando la oportunidad, un día se les apareció el genio del mal, Añá, que les aconsejó que compitieran entre sí con destreza para resolver las cuestiones que los enfrentaban. Tuvichavé y Michiveva, cegados por sus diferencias, decidieron hacerle caso. Subieron  cerros que bordeaban el Gran Chaco y para disputar su hegemonía sobre la región acordaron realizar diversas pruebas de destreza, de resistencia y habilidad, especialmente en el manejo de las flechas.

En una de esas pruebas, Michiveva lanzó una flecha contra el árbol que servía de blanco; Añá hizo de las suyas: la desvió y logró que penetrara exactamente en el corazón de Tuvichavé.

La sangre brotó a borbotones, con fuerza. Comenzó a bajar por los cerros, llegó hasta el Chaco, se internó en su territorio y formó un río de color rojo: el I-phytá (Bermejo).

Cuando se dio cuenta de lo que había hecho, de las consecuencias de ese inútil enfrentamiento, Michiveva estalló en llanto. Y lloró tanto que sus lágrimas corrieron tras el río de sangre de su hermano: así se formó el Pilcomayo, siempre a la par del Bermejo.

 

El Gran Chaco quedó sin jefe, pero siguió prosperando bajo el cuidado de la naturaleza, enmarañado, impenetrable, surcado por el río de aguas rojas, nacido de la sangre del corazón de Tuvichavé.

 

Fuente: Tomado del libro Leyendas Indígenas de Lautaro Parodi. 1º Edicion 2005-
Agradecemos al Sr. Carlos Alberto Samonta de Ediciones Andrómeda por permitirnos publicar este material

 

 

 

 

 


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