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Página declarada de Interés Cultural por la
Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por
Resolución Nº 374/07 del 15/11/2007
Adherida a la Federación Argentina de Instituciones
Folklóricas F.A.I.F.
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SUPERSTICIONES Y
LEYENDAS - DEL CERRO DOMUYO |
Existe
en el territorio de Neuquén un cerro
llamado Domuyo. (Domu: mujer. Yo: punta)
por su apariencia de mujer
petrificada en aristas cortantes. Los descendientes de los
araucanos no se arriesgan
a
escalarlo, y estiman que quien
se atreva a hacerlo se expone a una
muerte segura. Esta leyenda parece tener
alguna relación con la de Copahué,
pues ' 'Pirépillán", la hechicera,
habitaba, según la leyenda, en el vallle
de Domuyo y el. nombre del
Pirepillán ("Nieve del Diablo") podría atribuirse a 'la
nieve demoníaca del cerro
maldecido...
Por boca de Guinechén
o Gnechén, un machi (hechicero) supo que en la cima del
cerro Domuyo estaba encantada una joven hermosísima,
custodiada por un toro colorado y un caballo oscuro. Aquel,
encarnando un espíritu tenebroso, hacía despeñar las piedras
sobre los que intentaban acercarse,
y. éste, desataba el viento y las tormentas.
La joven había ido por oro -pues en la
cima hay una mina- y había quedado encantada por los genios
de la Montaña.
Enterado de la revelación,
un valiente cacique ofrecióse escalar el cerro, romper el
encantamiento y rescatar a la joven. Pero ni bien puso los
pies en las sagradas faldas del Domuyo, fue blanco de una
lluvia de piedras sonoras. Después, piedras enormes que
formaban los flancos del cerro, amenazaban desplomársele
encima. No lo hicieron -dice la leyenda- por la especial
protección de Hualichi, a quien había invocado y Guinechén
que le había dado su asentimiento.
A cada paso arreciaban
las piedras, y de pronto vio en la altura un caballo negro,
y detrás el viento
y la tempestad. La nieve y las ráfagas heladas le impedían
continuar; se arrodilló y pidió a Guinechén le
ayudara. En el acto cesó el temporal y las piedras
dejaron de caer. Subió por un sendero y llegó a una laguna
de aguas límpidas, donde oyó una voz que le susurró:
-Calla y pasa...
Al volver los ojos se
encontró con la hermosa joven encantada, sentada sobre una
roca de oro. Quiso tomarla del brazo para arrancarla de
manos de sus guardianes, pero en el acto apareció el toro
colorado dispuesto a embestirlo. Ante
tan temible rival, optó por seguir su camino. Todos los
senderos contiguos a la laguna
estaban rodeados de aúreas piedras
que brillaban con cegantes resplandores... Meditó un largo
rato, y resolvió regresar, pero antes deseaba llevar un
trozo de pro y alargó la mano para recoger un fragmento. Ni
bien lo hizo, una lluvia de piedras cayó sobre su cabeza
dejándole sin sentido, mientras oía a su alrededor voces que
lo maldecían y risas satánicas...
Cuando despertó un anciano se le presentó y le dijo:
-Este es el camino.
Vuelve con los tuyos y no digas nada. Si revelas el secreto
. de lo que has
visto morirás.. . , .Pero
el cacique, demasiado valiente, reveló el secreto a su gente
que decidió realizar una expedición llevándolo por guía. No
pudo ser. .A. los tres días el cacique murió aconsejándoles
que no intentaran llegar a la cima encantada. Y a los tres
días subsiguientes murieron todos los que iban a realizar la
expedición.
Desde entonces nadie
más, nunca, osó escalar el cerro sagrado del Domuyo. . .
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