A las famosas termas de Copahué
(Neuquén) pertenece esta poética leyenda del período
épico de las tribus de Arauco
Corría
el siglo de las guerras decisivas entre los indígenas de la
Cordillera. El cacique Copahué, tras luchas sangrientas
había sojuzgado casi todas las tribus del norte y sur
de Chile.
Sin embargo,
cuando estaba fresca la sangre en los valles del Aconcagua,
donde obtuvo su última victoria, una sublevación lo derrotó
en Llai Llai dándole muerte, y sepultándolo en una cumbre de
la cordillera para perpetuar su memoria.
Al valiente
le sucedió su hijo, homónimo de aquél. El nuevo jefe,
heredero por igual del valor y la crueldad paternas, buscó
refugio en este lado de los Andes para rehacer sus
derrotadas huestes. Una hechicera de la montaña, de la que
se enamorara, auspicióle un porvenir lleno de gloria, el que
una vez cumplido impulsó al joven guerrero buscar a la
hechicera para unirla a su destino, a pesar de las
oposiciones de sus consejeros. Pero la gloria no duró mas
que el fulgor de una estrella en una noche de verano.
Después de vencer los disturbios en su dominio, Copahué se
vió atacado por una legión de tribus aliadas, muriendo en la
contienda. Su compañera, a quien sus opositores dieran el
nombre de
Pirepillán fue acusada
de traición y condenada a lanceamiento.
Cuando hubo
de consumarse el sacrificio dice la leyenda, la infeliz en
sus protestas de inocencia, invocó la ayuda del finado
amante, consiguiendo, aunque tarde para su salvación, que
éste se materializara bajo la forma de agua hirviente que
brotaba por todas partes. Los enfurecidos chorros de agua
hirviente sepultaron en su ira los homicidas de Pirepillán.
Así nacieron
las famosas termas de Copahué, que pese a los siglos, siguen
vengando la despiadada e injusta muerta de Pirepillán.
Y parece que
desde entonces, los indígenas no cruzan nunca las quebradas
inmediatas al cerro que llamaron Copahué, sin ponerse bajo
la custodia de un "lanalhué".(1)
lanalhué . piedra verde de las
montañas a las que atribuyen la virtud de ahuyentar los
espíritus malignos
Pirepillán : Nieve del diablo