A
LA GRAN MOLE DEL Morro, de San Luis, le corresponde un sitio
muy importante en la tradición popular
Cuando algún forastero pretende
treparlo o recorre su comarca, el cerro lo desconoce,
gruñe y se envuelve en una niebla densa que desconcierta sus
pasos. Se cree que guarda tesoros, que así defiende
celosamente.
En la cuenca que ha quedado en su
cráter, de volcán extinguido, hay una laguna. Allí han visto
los mocetones a “la Madre del agua”, joven y
hermosísima, que peina su abundante cabellera rubia con un
peine de oro.
Saben ellos que su hechizo es
irresistible, por eso han huido desesperadamente, arañándose
entre ramas y pencales.
El Cerro del Morro anunciaba el
malón de los ranqueles. Cuando como una nube de polvo
aparecía el malón en la llanura puntana,, el cerro dejaba
oír su bramido sordo y subterráneo. Los comarcanos, que lo
conocían, trepaban por sus flancos, llevando sus ganados, y
así se salvaron siempre de la lanza y del saqueo de los
salvajes (1)
- Los indios de la
pampa
, desde los primeros
tiempos de la conquista, asolaron con sus malones las
poblaciones en una extensa zona de Buenos Aires, Santa Fe,
Córdoba y San Luis.
La célebre campaña del desierto del General Roca en 1878,
los desalojó para siempre de sus dominios. Estos
indios no trepaban nunca las sierras, y en ellas se
salvaban los habitantes de los valles.
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