I
EL PAN
Cuéntase que cuando San
Francisco Solano llegó a La Rioja, fue invitado a comer en
casa de un encomendero muy rico que explotaba a los indios y
los trataba cruelmente
Sentados a la mesa, el santo
tomó un pan y lo apretó entre las manos. Ante la extrañeza
de todos los comensales el pan brotó sangre. Se puso
entonces de pie, y en actitud de marcharse, dijo con voz
amarga y enérgica: “No comeré nunca a la mesa en la que se
sirve pan amasado con la sangre de los humildes”.
Desde ese día fue decidida su
campaña a favor de los indios que los españoles esclavizaban
para enriquecerse. No consiguió nada ni por la persuasión ni
por el ejemplo.
Descorazonado, resolvió irse.
(1)
(1)
Nos atenemos a las versiones enviadas por las Srta.
María Gordillo Bustos y María L: Carrizo Pelliza, de La
Rioja.
II
RÍO HONDO
Volvía San Francisco Solano
de la provincia de Tucumán con una tropa de carretas
cargadas de madera para la iglesia que se levantaba en
Santiago.
La tropa se detuvo en el paso
del Río Dulce, que estaba crecido. El río bramaba como un
torrente y arrastraba árboles y peñascos.
Otras carretas estaban allí
detenidas. Aseguraban los carreteros que en ese paso el río
era muy hondo.
Se desataron los bueyes.
Mientras las bestias y los peones tomaban un descanso, San
Francisco, apartado, oraba.
Al rato, dio la orden de
uncir los bueyes y de continuar el viaje. Todos se miraron
con asombro, pero obedecieron.
San Francisco montó en su
mulita y encabezo la marcha. Al entrar en el río, levantó su
cordón, y la encrespada masa de aguas turbias se abrió,
dejándolos pasar.
Como el Santo dijera bromeanado:
“ahí tienen el río hondo”, Río Hondo se llamó desde entonces
a esa parte del Dulce y a la población que en sus márgenes
está situada, el la provincia de Santiago del Estero (2).
(2)
Versión enviada por los maestros: Srtas. María M.
Arias y María Esther Acosta, y Sres. Aristóbulo Bustos
Navarro y Justo J. Correa, de Santiago del Estero.
San Francisco Solano vino a
la Argentina desde el Perú en 1586. Catequizó a los indios
en nuestro territorio desde el norte hasta La Rioja y
Córdoba. En su vida prodigiosa caben, para el pueblo que aún
lo recuerda, todos los milagros. El enseñó a los indios a
tocar el violín, que en la región norteña es hoy un
instrumento popular.