El Sargento Tránsito Gauna pertenecía
al Regimiento 4, destacado en el Fortín de las Pulgas.
Criollo de pura cepa, era famoso por
la penetración de su mirada y la agudeza de su oído, dones
que le permitían identificar, en el eco lejano, la
proximidad de la indiada en malón o el paso de los animales
en fuga.
Estaba de guardia una tarde, a tres
leguas del Fortín, cuando oyó el tropel de la invasión
indígena que se aproximaba.
Montó en su caballo pampa, que siempre
tenía cerca, y a toda rienda se dirigió hacia unos
chañarales que se veían a lo lejos. Allí, con un gajo de
algarrobo, hizo una lanza; en seguida tiró su sombrero y se
ató la cabeza con una vincha; y así, ayudado por su color
cobrizo y su cabello lacio y recortado, quedó convertido en
un verdadero indio.
Cuando el malón llegó, Gauna,
protegido por las primeras sombras de la noche, salió del
bosquecillo, se confundió con la indiada y galopó hacia el
Fortín.
Los indios venían capitaneados por los
caciques Mariano Rosas y Baigorria, y por los famosos
bandidos Melchor Costa y Juan Gregorio Puebla. Cuando
llegaron a las orillas del Río Quinto, el sargento fue
conteniendo el andar de su caballo, para dar la impresión de
que el animal, ya cansado, no podía seguir la marcha.
Desmontó luego favorecido por la oscuridad y, ocultándose
entre los cortaderales, consiguió entrar en la población, y
comunicar al jefe de su regimiento que el bajo del río se
encontraba ocupado por una indiada numerosísima.
El jefe mandó tocar “ generala “,
y el pueblo, que acudió en masa, se unió a los soldados para
construir trincheras. Al oír el toque de las cornetas, los
indios comprendieron que habían sido vistos y que no podrían
tomar el fortín por sorpresa. En la actualidad aquel fortín
lleva el nombre de Villa Mercedes, y es la ciudad más
progresista de la provincia de San Luis.