La leyenda de la Yacupamama, Mayumaman o
Madre del Agua, es una de las más antiguas.
Se trata de una mujer, hermosa, de largo
cabello rubio que los lugareños dicen ver en los espejos de
agua. En algunos casos, aparece sobre una roca, en otros,
simplemente está posada sobre el agua.
Se ve solamente de día. Primero es una
nube de luz dorada y poco a poco adquiere forma de mujer. De
la cintura para abajo, parece un pez, lo que permite
asimilada a la conocida leyenda de la Sirena.
Se peina sus cabellos dorados con un
costillar de pez. En algunos pueblos, dicen que este
procedimiento lo lleva a cabo con un peine de oro.
Se comenta que trae suerte a quien puede
veda, siempre y cuando, el afortunado no cuente a nadie la
experiencia. Por ello, hasta aquí, los datos obtenidos son
coincidentes, pero según el lugar de donde provenga, la
leyenda tiene sus peculiaridades. Se la ha encontrado en la
confluencia de dos ríos, en la orilla de un río después de
una creciente, en un lago o en una laguna.
En algunos casos, dicen que protege un
tesoro escondido en el fondo del río y que allí tiene su
casa.
Sale a la superficie para atraer a los
jóvenes hacia ella y de sucumbir a esa tentación, los
seducidos muchachos, desaparecen para siempre y son
condenados a formar parte del ejército que la Madre del Agua
tiene para cuidar su tesoro.
Otros, más incrédulos, opinan que la
leyenda fue inventada para que los niños que vivían en las
cercanías de un espejo de agua, no se aventuraran a nadar en
el mismo, por el peligro que eso conlleva y que la historia
fue concebida para infundirles temor, para protegerlos. Sin
embargo, hay quienes juran que vieron a la mujer de cabellos
dorados o que escucharon referencias de ella, de parte de
personas serias y creíbles.
Más allá de los matices propios de cada
lugar, la idea general es que la Madre del Agua es un
augurio de buena fortuna, en tanto y en cuanto se la mire de
lejos y que, por el contrario, para aquellos que pretenden
acercársele se convierte en una trampa mortal.
Historia 1
Unos arrieros acamparon una noche en una
quebrada y mientras dormían se les escaparon tres mulas y se
fueron a la orilla de una laguna. Después de varios días de
búsqueda, el joven peón al que habían llevado para
cuidarlas, llegó a la laguna y allí se encontró con una
sirena. Fascinado y sorprendido el joven permaneció durante
varias horas mirándola. Finalmente, la Madre del Agua le
habló y le dijo que no se preocupara por las mulas porque
las tenía ella y le indicó cómo debía hacer para
recuperarlas.
Además, si hacía lo que ella decía, iba a
obtener como recompensa la admiración y el respeto de su
patrón y sus compañeros. Si acataba las indicaciones, ella
se le aparecería convertida en una vaca mala en el lugar
donde acampaban, y lo atacaría. El joven debería enfrentada,
tomada por las astas y hacerla huir. Luego, tendría que
perseguida, solo, para mostrar su audacia y valor.
Se encontrarían en la orilla de la
laguna, donde la sirena le restituiría las mulas y además le
regalaría una vaca igual que la otra, pero mansa, para que
los demás hombres pensaran que él la había domado.
El joven volvió al campamento y se durmió
esperando la mañana siguiente, que era cuando debía suceder
lo que la Madre del Agua le había dicho. Sin embargo, al
verse atacado por la vaca mala, se atemorizó y huyó.
Lo encontraron desmayado y durante ese
día y el siguiente estuvo enfermo. Al tercero caminó solo
hasta la laguna, con el propósito de encontrar otra vez a la
sirena.
Pero no halló ni siquiera la laguna,
porque había desaparecido y en su lugar encontró una sierra
desconocida y tres columnas de piedra negra que, en
realidad, eran las mulas petrificadas por la ira de la
sirena. Entonces, el muchacho enloqueció, y en sus delirios
hablaba constantemente de esta historia... Con el tiempo se
fue debilitando, hasta que murió.
Historia II
Tres jóvenes que habían oído historias
acerca de la Madre del Agua iniciaron un viaje en búsqueda
de la laguna donde ella habitaba, con el propósito de
pedirle que le concediera a cada uno, un deseo.
Uno de ellos, quería obtener el amor de
una mujer que lo había rechazado; otro, estaba interesado en
conseguir parte de los tesoros custodiados por la sirena, y
el último, deseaba curarse de una enfermedad que lo aquejaba
desde hacía mucho tiempo.
Encontraron la laguna y allí acamparon,
todo el tiempo se turnaban para avistar desde la orilla la
posible y ansiada aparición de la Mayumaman.
Permanecieron allí durante varios días
hasta que, una mañana de cielo claro vieron una luz dorada
en medio del agua. Poco a poco, fue tomando forma de mujer
que, desde lejos, los miraba y se alisaba los largos
cabellos con un peine de oro. De pronto empezó a nadar hacia
la orilla y se acercó lo suficiente como para poder observar
a cada uno, directamente a los ojos.
El que estaba enfermo fue el primero en
ser mirado por la sirena y, al cabo de unos segundos, empezó
a sentir un calor intenso en el estómago -que era la parte
de su cuerpo afectada-, y el dolor que sentía fue
atenuándose hasta desaparecer. Feliz, el joven se emocionó y
les dijo a sus compañeros que se había curado.
Cuando le tocó el turno al segundo
sintió, al ser mirado por la sirena, una sensación de paz
que lo invadió. Extasiado por lo que sentía, permaneció
estático, disfrutando del contacto de esa mirada. Escuchó
una voz hermosa en sus oídos:
-Cuando vuelvas, ella te estará
esperando.
La sirena, lentamente empezó a alejar su
mirada, pero la sensación de paz y felicidad permanecieron
en él.
Les contó la experiencia a sus compañeros
y ellos compartieron su emoción.
La sirena, entonces, se alejó nadando y
luego se sumergió en la laguna.
El tercer muchacho empezó a llamarla,
pero ella no respondió. Entonces, desesperado porque no
había sido concedido su deseo, entró en la laguna y empezó a
nadar. Sus compañeros lo llamaban con desesperación y le
pedían por favor que volviese, pero él desoyó todas las
advertencias y cegado por su ambición se internó cada vez
más en el agua. De pronto, hubo un remolino, las aguas se
agitaron y el joven desapareció.
Sus compañeros estaban desesperados, pero
como eran amigos y hombres de bien, decidieron internarse en
la laguna para ir a socorrerlo. Los dos desaparecieron.
No hubo noticias de los tres muchachos,
la gente del pueblo empezó a alarmarse y decidieron salir a
buscados. Se dirigieron hacia el paraje donde se decía que
estaba la laguna, pero solo hallaron un lugar árido y tres
altas columnas de piedra.
Una de esas columnas al darle el Sol de
la tarde, parece cambiar de color y tiene reflejos dorados.
La ambición y el atrevimiento
del joven habían provocado la ira de la sirena.
Todas las leyendas de la Madre
del Agua coinciden en: la belleza de la mujer, los cabellos
dorados, la cola de pez, su magia para conceder deseos y el
peligro que implica querer acercarse a ella con malas
intenciones.