Una
recorrida por las comunidades abor�genes y las mejores
propuestas para conectarse con estas culturas ancestrales.
Qui�nes son, d�nde se localizan y c�mo visitarlas. Adem�s, los
principales santuarios arqueol�gicos del pa�s.
La tierra y sus hombres
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CEREMONIAS.
La colonizaci�n trajo lo suyo. Y los antiguos ritos
ind�genas se integraron a celebraciones como la del
carnaval. (Foto: David Fern�ndez) |
Dios viv�a en lo alto, con su
mujer y sus hijos. Hab�a creado el cielo, con todas sus nubes y
sus estrellas, y la tierra de gigantescos cordones. Hab�a hecho
correr los r�os y crecer los bosques, y hab�a entreabierto sus
enormes dedos para sembrar aqu� y all� los animales y los
hombres, los mapuches. La cosmovisi�n mapuche es tan rica
como po�tica, y existe desde antes, mucho antes de la llegada de
los espa�oles. Al igual que las del resto de las etnias
abor�genes de nuestro pa�s, hace referencia a los fen�menos
naturales, los astros y la Madre Tierra, y se viene
transmitiendo oralmente de generaci�n en generaci�n.
Hoy, a la luz de un turismo
�tnico que da sus primeros pasos, es posible conocerlas de
boca de su propios protagonistas alrededor de un fuego, en medio
de la pradera o la selva, a bordo de una canoa o en la cima de
un cerro.
Encuentro de culturas
A este verdadero �y muy
demorado� encuentro de culturas contribuye no s�lo la curiosidad
del viajero de las ciudades, sino tambi�n organismos oficiales,
organizaciones, ONGs, empresas y asociaciones que acercan a ese
viajero hasta el coraz�n del desarrollo de cada cultura.
Se suman, claro, infinidad de
museos, centros culturales, exhibiciones �como la actual
exposici�n mapuche en el Museo Fern�ndez Blanco� y
agrupaciones que re�nen a los abor�genes que viven en los
alrededores de las ciudades, y que son grandes promotores
culturales �como la comunidad toba de Pte. Derqui, en Pilar�,
manteniendo el idioma, las costumbres y el arte.
Despu�s de todo,
aproximadamente 500 mil abor�genes se vieron obligados a emigrar
a las grandes ciudades y, sumados los que viven en alrededor de
mil comunidades distribuidas por todo el pa�s, la poblaci�n
ind�gena total de la Argentina supera el mill�n de habitantes
�aunque los datos son incompletos y el Censo Complementario de
Pueblos Ind�genas est� en proceso�.
En este informe presentamos un
panorama de algunas de esas comunidades que, asentadas en sus
territorios originarios, empiezan a abrir sus puertas a los
visitantes, y de las organizaciones que las acercan a los
viajeros lejanos, con el objetivo de contribuir con este enfoque
que acerca, hermana y comunica.
Las culturas abor�genes est�n
bien vivas y tienen mucho para ofrecer, pese a lo que siguen
ense�ando muchos manuales escolares, que se refieren a los
ind�genas con verbos en pasado. Como lo resume Ernesto Quillo,
aborigen de la etnia tapiete, habitante del Chaco salte�o:
"Alguno crey� que el �rbol aborigen estaba muerto... lo
hacharon, pero este tronco tiene ra�ces fuertes, y aqu� estamos
nosotros, que somos sus brotes".
Fuente: Clar�n - Por
Pablo Biz�n.
EL MIRADOR
Integraci�n
Paulo Campano.
Antrop�logo, director de la serie
documental Ind�genas de la Argentina.
Hace m�s de 12 mil a�os, lo
que hoy es Argentina fue habitado por los primeros pobladores
ind�genas, y pese a la llegada de los europeos, su presencia ha
sido constante a lo largo de nuestra historia.
La identidad es uno de los
elementos centrales de los pueblos originarios, y se sustenta en
el v�nculo profundo y sacralizado con la tierra. Una de las
claves de la vigencia de este sentido de identidad es la
cosmovisi�n ancestral, un complejo sistema de ideas y valores
que gira alrededor de principios inalterables como el
sentimiento de pertenencia a la tierra y al universo, el sentido
comunitario de la vida, el respeto por los animales y las
plantas, los ancianos y los ni�os; y la omnipresencia de la
espiritualidad y lo sagrado.
En medio de la acuciante
crisis global contempor�nea, el rescate de esos valores coincide
con la b�squeda del hombre occidental en pos de una sociedad m�s
integrada y sustentable. Esta coincidencia permite hoy un
acercamiento antes impensable.
COMUNIDADES
DEL NORTE
Con las puertas abiertas a los viajeros

EN CARDON. Una
de las artesan�as caracter�sticas de los pueblos kollas.
(Foto: N�stor Ruiz) |
Las provincias de
Salta, Jujuy, Formosa y Chaco albergan
la mayor cantidad de comunidades abor�genes del pa�s: kollas,
tobas, wich�s, pilag�s, mocov�es, chiriguanos, chan�s, chulup�es
y chorotes. En la Quebrada de Humahuaca, cinco
familias de la comunidad de Hornaditas desarrollan un
plan piloto de turismo: ofrecen alojar al visitante y compartir
con �l la vida de la comunidad andina. Tambi�n se est�
implementando un proyecto de ecoturismo cultural en la cercana
comunidad de Finca Santiago, camino a Iruya.
En el noreste salte�o y oeste
de Chaco y Formosa habitan wich�s, pilag�s, tapietes,
chiriguanos, chan�s, chulup�es y chorotes, la mayor�a
reconocidos por sus tejidos en fibras de chaguar (vegetal) o sus
artesan�as en madera. La mejor manera de llegar es desde Salta,
ya que hay varias comunidades a la vera de la ruta 34. Un lugar
interesante es San Jos� de Yacui, a 13 km de Tartagal:
un comedor tem�tico donde los chiriguanos reciben turistas,
hacen un recorrido guiado por la comunidad y sirven un almuerzo
t�pico.
Algunos chiriguanos y chan�s
contin�an convidando con Kanwi (chicha) o realizando el ritual
del arete, y rinden culto a su I'pay� (curandero). Al norte de
Tartagal, la comunidad chan� de Campo Dur�n vende sus
famosas m�scaras de madera de Yuch�n.
Misi�n La Paz, una
importante comunidad wich� en el l�mite entre Salta y Paraguay,
recibe turistas a trav�s de Francisco Espeche, un gu�a que habla
los siete idiomas de la regi�n. Se contacta en la agencia Cielos
del Norte, en Tartagal.
Misi�n Chaque�a es una
comunidad wich� del chaco salte�o, con m�s de 3.000 integrantes
y unos 1.500 artesanos. Recibe visitas a trav�s de la Asociaci�n
Kajt�s, de Buenos Aires. Se convive una semana, con alojamiento
en carpas, pesca, mateadas y fogones.
A las comunidades de Chaco y
Formosa se llega desde las capitales de estas provincias:
asfalto hasta ciudades como Las Lomitas (Formosa) o
Juan Jos� Castelli (Chaco), desde donde se sigue en
camionetas o 4x4.
Misi�n Nueva Pompeya y
El Sauzalito, en El Impenetrable chaque�o, son dos
poblaciones con fuerte presencia de wich�s, donde se pueden
adquirir artesan�as: los tradicionales tejidos de fibra de
chaguar o los tallados en madera de palosanto o quebracho.
En Las Lomitas
(Formosa) viven casi 1.800 abor�genes en 13 comunidades (6 wich�
y 7 pilag�), y hay muchas otras pilag� cerca del Ba�ado La
Estrella. Se visitan Pozo Navag�n, Campo del Cielo, El
Descanso, Colonia Ensanche Ibarreta (toba-pilag�) y Pozo
Molina, entre otras. Es recomendable ir con alguien conocido
por los lugare�os, como un gu�a.
La mayor�a de las comunidades
toba est�n en el norte de Chaco, al este de los wich�s, y se
llega desde Resistencia. La Asociaci�n Proteger va desde Buenos
Aires, en un viaje de 7 d�as que propone convivencia y comidas
t�picas.
En la ciudad de Quitilipi
(Chaco) se realiza cada noviembre una Feria de Artesan�a
Aborigen, con representantes de todas las etnias de la
provincia.
COMUNIDADES
DEL NORESTE
Encuentros en la selva

ARTESANA. Los
viajeros se acercan a la vida cotidiana de las
comunidades. |
Comunidades como
TekoaYm� ("Comunidad Antigua"), a orillas del r�o Pepir�
Guaz�, en Misiones, probablemente se asemejen a lo que
los guaran�es llaman Yvy Marane'y (Tierra sin Mal). Como ella,
otras permanecen como detenidas en el tiempo, seguramente no muy
diferentes a como las encontraron las misiones jesu�ticas.
Sin embargo, en toda la
provincia hay nada menos que 56 comunidades Mbya Guaran�
registradas, aunque desde la Direcci�n del Aborigen se calcula
que existen al menos otras 30 que se niegan a hacerlo, por
razones culturales o de principios.
El opuesto al primer ejemplo
es el de Fort�n Mboror�, cerca de Puerto Iguaz�,
tal vez el mayor desarrollo de turismo �tnico del pa�s. All� las
visitas son habituales, y los integrantes de la comunidad
representan rituales y danzas de ni�os y muestran sus
costumbres, armas, trampas y m�sica, adem�s de los trajes que
utilizaron en la pel�cula La Misi�n.
Hay muchas otras reservas en
lugares de dif�cil acceso, cuya visita requiere de traves�as en
camionetas o veh�culos 4x4. Por ejemplo, las de Jejy o
Caramelito, cerca de la costa del r�o Uruguay, a 35
kil�metros de El Soberbio. Aunque recibe pocas visitas,
el cacique suele estar siempre dispuesto a mostrar su comunidad.
Sobre la Ruta Nacional 12,
entre Posadas e Iguaz�, varias comunidades exhiben
artesan�as y plantas t�picas a un lado de la ruta, lo mismo que
hacen otras pasando la represa de Urugua-�. Tambi�n hay
varias comunidades por la ruta provincial 7, que une Jard�n
Am�rica con Arist�bulo del Valle, al igual que sobre
la ruta 17, que conecta El Dorado con Bernardo de
Irigoyen.
En la reserva Yabot�,
cerca de los saltos del Mocon�, hay cuatro comunidades
que venden sus artesan�as de cester�a y madera.
COMUNIDADES
DEL SUR
Para acampar y filosofar con ellos

EN DANZA. Una
ceremonia mapuche. |
La Mapuche, o
"gente de la tierra", es una de las etnias que mejor conserva
sus tradiciones. Se estima que son unos 30 mil, en distintas
comunidades, principalmente de Neuqu�n, R�o Negro
y Chubut, y otros tantos en los suburbios de las
ciudades. Las comunidades mantienen la propiedad com�n de la
tierra �cuando la poseen y no deben estar luchando por ella�, y
se re�nen cada a�o en el Camaruco, la principal celebraci�n
religiosa.
En Neuqu�n hay 42 comunidades
reconocidas, y varias se pueden visitar. Jun�n de los Andes
desarroll� un circuito mapuche que bordea el r�o Malleo.
All�, la comunidad Painefil� ofrece camping, pesca,
cabalgatas y caminatas. Adem�s, por la ruta 60 en direcci�n a
Chile, las comunidades Atreuco y Chiquilihu�n
ofrecen artesan�as en lana y madera.
En los alrededores de
Alumin� se asientan las comunidades Aigo, Currumil
y Salazar. Cerca, la comunidad Puel, de Villa
Pehuenia, administra el centro de esqu� Batea Mahuida. Al
este del lago Huechulaufquen, Ca�icul y Raquithu�, con
artesan�as y comidas t�picas.
En Villa Quila Quina,
San Mart�n de los Andes, la comunidad Curruhinca propone
cabalgatas en el cerro Abanico.
En R�o Negro hay 11
comunidades con personer�a jur�dica y otras 36 que la est�n
tramitando actualmente, aunque el turismo �tnico est� menos
desarrollado que en sus vecinas Neuqu�n y Chubut. Sin embargo,
la comunidad Lof Wiritray, ubicada al norte del Lago
Mascardi, tiene un camping agreste y a fin de a�o inaugura un
sal�n de usos m�ltiples, donde habr� charlas sobre cultura
mapuche.
En Chubut se cuentan
oficialmente 25 comunidades, pero desde la Secretar�a de Turismo
de Esquel estiman que puede haber hasta 60. La comuniad
Pillan Mahuiza �en Corcovado�, propone un
acercamiento a la cosmovisi�n mapuche, de cuatro horas y tres
fases: hist�rica, filos�fica y artesanal, con alfarer�a (wiz�n),
plater�a (rutram), instrumentos musicales (ayekawe) y telar.
Refrigerio con hierbas del lugar y comidas de elaboraci�n
propia.
Los Nehuenes (Buenos
Aires Chico) es un camping en una comunidad, que permite acceder
a artesan�as en madera, cer�mica, telar e instrumentos, adem�s
de caminatas y comidas t�picas.
Tambi�n la comunidad de
Lago Rosario (a 24 km de Trevelin) ofrece un camping
organizado (Kalfu Lafken), caminatas, cabalgatas y artesan�as.
COMUNIDADES
DEL CENTRO
Ponchos, dulces y vino patero
En los siglos XVIII y XIX, los
ranqueles habitaron el centro de la pampa -el "Mamuelmapu"-,
pero hoy poco queda de esta etnia, emparentada con mapuches
y tehuelches.
El principal asentamiento es
la Colonia Emilio Mitre, a 55 km de La Pastoril,
en el desierto pampeano. All� viven unas 12 familias que cr�an
chivos y elaboran artesan�as como ponchos, matras y trabajos en
cuero (hilado con huso, te�ido con hierbas del lugar, tejido en
telar). El Pueblito, casi sobre el r�o Salado, es
otra agrupaci�n ranquel de similares caracter�sticas. A ambas es
conveniente llegar con gente conocida por sus habitantes.
Menos conocidos aunque m�s
numerosas, alrededor de 5.500 tonokotes viven en 18
comunidades de los departamentos del sur de Santiago del
Estero. Sin excursiones organizadas, se pueden visitar
comunic�ndose previamente con la representante, Solita Pereira.
Ya en el noroeste, los
diaguitas-calchaqu�es supieron ser grandes alfaferos, y una
de sus tribus, los Amaicha, fue la �nica reconocida por
la corona espa�ola, en 1716. En Amaicha del Valle, el
Complejo de Museos Pachamama presenta un buen panorama
arqueol�gico y antropol�gico, y en la cooperativa de artesanos
se pueden adquirir telares, cer�micas, vinos y dulces.
Los Zazos, muy cerca,
es otra comunidad aborigen que merece lavisita: hacen buenas
artesan�as, tejidos y vino patero.
El esplendor de las
ruinas abor�genes
Algunos de los m�s impactantes
testimonios desde Santa Cruz hasta Jujuy

Pucar� de Tilcara.
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Cueva de las Manos.
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Ruinas de Quilmes.
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Pucar� de Tilcara.
En plena Quebrada de Humahuaca, y a m�s de 2.500 metros
sobre el nivel del mar, el pueblo prehisp�nico Omaguaca
construy� su fuerte, con viviendas, corrales, templo y
sepulcros. En 1948 los terrenos fueron transferidos a la
Facultad de Filosof�a y Letras de la Universidad de Buenos
Aires, que reconstruy� y administra el complejo. Hay un museo
con piezas y referencias al antiguo fuerte, de aproximadamente
900 a�os de antiguedad.
Cueva de las Manos. Los
Antiguos, en Santa Cruz, fue el lugar de descanso de los
ancianos de las tribus que se asentaban en la zona. All� se
encuentran hoy importantes yacimientos arqueol�gicos de hasta
14.000 a�os de antig�edad. Entre todos, se destaca la "Cueva de
las Manos" del r�o Pinturas, realizadas por Tehuelches y sus
antecesores. Tienen hasta 9.300 a�os, y adem�s de manos pintadas
en negativo, hay im�genes de guanacos, dibujos geom�tricos,
agrupamientos de l�neas, puntos y figuras solares.
Ruinas de Quilmes. A 15
km de Amaicha del Valle, se encuentran las ruinas del
considerado mayor asentamiento humano prehisp�nico de la
Argentina. Restauradas �no sin pol�mica�, recuerdan a la
avanzada cultura de los Quilmes, que durante casi 130 a�os
resisti� la ocupaci�n espa�ola.
En el museo al pie de las ruinas
se exhibe material obtenido en las excavaciones, como alfarer�a,
n�cleos habitacionales, fortalezas, reductos defensivos,
corrales, dep�sitos con paredes de piedra laja.
Cerro Colorado. A 160
km al norte de C�rdoba, "Cerro Colorado" es uno de los centros
de arte rupestre m�s importantes de la Argentina. Las pinturas
m�s antiguas �realizadas por comechingones y sanavirones� tienen
unos 1.200 a�os y las m�s recientes son del siglo XVI.
Sobresalen, entre otras manifestaciones de estas culturas, las
representaciones de conquistadores europeos, que constituyen el
valioso relato de los propios ind�genas de un hecho crucial en
las historia de Am�rica: la conquista.
Santa Rosa de Tastil.
Protegidas por su estrat�gica ubicaci�n, las ruinas asoman a lo
alto de las colinas, a 3.200 metros sobre el nivel del mar. Es
uno de los poblados preincaicos de estructura urbana m�s
completa del Noroeste argentino, con 440 casas y sinuosas calles
que convergen en una especie de plaza, por las que llegaron a
circular entre 2.000 y 3.000 personas. Cuenta con un museo de
sitio y exhibe trabajos de investigaci�n y restauraci�n.
Fuente: Clarin -
http://www.mapuche.info/indgen/clarin041003.html#La%20tierra%20y%20sus%20hombres
ENRIQUE WEISSENBOCK
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