Una
noche, en un claro del monte
(1), la
mula y el tigre discutían sobre cuál de los dos podía
manejarse mejor en la oscuridad.
Hicieron algunas apuestas.
En
una de ésas se sacudió el tigre, y los dos gritaron, ¡un
pelo!, ¡un pelo!
-
Yo lo vi, - dijo el tigre.
-
Yo le sentí
(2) el tropel, - explicó
la mula.
El
ojo del tigre había descubierto el pelo que volaba en la
oscuridad, pero el oído de la mula lo había reconocido por la
vibración que producía en el aire.
Nadie debe despreciar las cualidades ajenas: pueden ser tan
buenas como las propias.
(1) Monte, "bosque" - Arcaísmo que se
conserva en la Argentina.
(2) Sentir por oír, muy usado en el habla
rural
Tomado del libro: Antología Folklórica Argentina para las
Escuelas de Adultos - Consejo Nacional de Educación.(1940)