Genio
muy popular en Argentina, que algunos autores han comparado con
gnomos europeos. Se dice que son esp�ritus de criaturas que sus
madres mataron al nacer, nacieron muertas, fueron abortadas o
murieron sin bautizar. Com�nmente se lo presenta como un enano con
una mano de hierro y otra de lana, rostro magro y barburrucio,
sombrerote de copa en embudo y trajes de colores llamativos, entre
los que predominan el rojo y el verde. Tambi�n puede ser un ni�o de
pocos a�os, un viejito gordo y barbudo de largas u�as y sombrero de
paja de alas anchas.
En Villa Matar� (provincia de Santiago del estero) es negro y
crespo y viste un h�bito chejchi (de pintas coloradas sobre
fondo blanco, gris claro o ceniciento).
Representar�an el dominio de la tentaci�n. Es un personaje
esencialmente travieso, socarr�n, enamoradizo y, por momentos,
grosero. Vive en el monte, dentro de los troncos de los �rboles, de
donde sale a la hora de la siesta para asustar a los ni�os y
cortejar a las mozas con regalos como pa�uelos, dinero, melones,
empanadas y golosinas. Si �stas reh�san, �l se venga luego,
gast�ndole mil travesuras y hasta haci�ndoles da�os mayores. Se
aparece a veces desnudo ante las mujeres mayores y las escandaliza
con gestos groseros, deporte que no practica con las j�venes.
Seg�n Juan Carlos D�valos, se acerca a las pulper�as los s�bados
por la noche para dar una tunda a los ebrios. Tambi�n se enanca a
los caballos, hurta pellones, trueca por carbones el pan de las
alforjas, apedrea las casas, pudre los huevos, apaga el fuego,
vuelca ollas y corta ropa.
Para ahuyentarlo hay que llenarse los bolsillos con algo de fuerte
olor.
Bibliograf�a
Adolfo Colombres: Seres sobrenaturales de la cultura popular
argentina, Edic. Del Sol, Bs. As., 1999.
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