Morotí
y Pitá se amaban entrañablemente. Él era fuerte y
valiente y élla dulce y hermosa.
Un día, mientras paseaban por la orilla del Paraná, Morotí
arrojó al agua su brazalete para que Pitá lo
rescatara. Así el indio se lanzó al agua pero nunca emergió.
Impulsada por el hechicero de la tribu, Morotí también se
sumergió buscando el cuerpo de su amado. Luego de varias horas
ninguno de los dos apareció, pero al amanecer vieron los indios
flotar sobre las aguas una flor extraña, en la que el hechicero
reconoció a la bella Morotí en los pétalos blancos y al
intrépido Pitá en los rojos.
Bibliografía
Adolfo Colombres: Seres sobrenaturales de la cultura popular
argentina, Edic. Del Sol, Bs. As., 1999.
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