LOS REFERENTES EN EL FOLKLORE:
Muchos
galardones ha ganado Víctor Abel Giménez en su larga
trayectoria como autor poeta y periodista, un defensor
permanente de nuestro patrimonio folklórico. Pero el
más importante es el de perdurar con cada una de sus
canciones en la memoria colectiva de nuestro pueblo
.Muchas de sus más de 200 canciones casi íntegramente
dedicadas al repertorio surero tienen la particularidad
que en cada trazo de su pluma se refleja la vida y los
personajes que habitaban en la zona. Así desfilan
“El pampa Rosendo”, “Un peón, Segundo Molina”,”Pulpería
La colorada”, “Le decían Vidalita”, “Las mellizas”
entre otros.
Su
nombre pasó a ser recuerdo, cuando el público lo
reconoce simplemente por “El vasco”, debido al
cariño que supo granjearse como animador de festivales
en Victorica, Lobería, Leones o el Festival de doma y
folklore de Villa María. El recitado lo tuvo entre los
elegidos, mientras creaba programas de neto corte
nativista en radio y televisión tanto como guionista o
conductor. Libretista de “Surcos estelares Hanomag” en
radio El mundo, “Fiestas gauchas de La hoja” en radio
Belgrano y Splendid, todos ciclos señeros en el género.
Verborrágico pese a su octogenaria edad, siempre
orgulloso de su nacencia y heredad siempre presenta en
primer lugar a su pueblo, cuna de un amor
inquebrantable a nuestras tradiciones.
-Yo nací en
un pueblo de campaña que llamaban Arbolito. Gracias a
Reguera, quien le puso música a la canción hace
muchos años que la gente tomó conocimiento que había
un pueblo en la geografía bonaerense que se era llamado
así por sus habitantes porque en los mapas nunca
recibió esa denominación. Cuentan que mi abuelo
cada vez que venía de su chacra en el campo, ensillaba
y anunciaba –“Me voy a Arbolito”- nunca decía
–“Voy a Coronel Vidal”- Tal vez ese
recuerdo me haya impulsado a tomarme el atrevimiento de
hacer la huella titulada “Soy de Arbolito”.
Siempre me pareció más humilde que afirmar “Soy de
Coronel Vidal”-.
-Hace
unos años lo han rebautizado en los carteles.
-Sí un día
un intendente (hoy fallecido), me llama en Vidal y me
dice sonriente - “Se te cumple un viejo anhelo”-
¿Cuál será? Me pregunté yo.-“Vasco, siempre quisiste
que se llame Arbolito el pueblo…Bueno, acaban de
aprobar la ordenanza para que se lo denomine Coronel
Vidal y entre paréntesis Arbolito”-Imagínese que
alegría después de tantos años poder pertenecer a un
pueblo donde su nombre perduró en la memoria de la
gente y no en el que dicen los mapas. Aunque me radiqué
en Mar del Plata, no paré hasta ir a vivir al campo
durante 6 años. Ansiaba ver el amanecer,
disfrutar como las sombras iban escapándose para
hundirse vaya a saber donde, ocuparme de todas las
tareas a que está abocado el paisano de campo y a eso
le debo….una hermosa hernia de disco. Todo por hacer
trabajos que tendría que haber hecho 30 años antes (se
ríe abiertamente)
-Sus
canciones son vivencias…
-¡Seguro!
Algunas que el destino me hizo vivir y otras por
involucrarme en las que vivieron otros. Todo está
indicado en la vida. Si le hice versos al carrero
por ejemplo es porque he visto a alguien llevar esa
profesión con tanto orgullo que me emocionó o yo he
probado la experiencia. Me parece muy atrevido
hacer una zamba si ser del norte o una tonada sin ser
de Cuyo, pero si esta se hace con el respeto y la
gracia de ser argentino es aceptable.
-¿Le
gustaría escuchar más recitadores en los medios?
-Más me
gustaría que salgan nuevos decidores, no recitadores.
Yo aprendí a decir no a recitar. Hay muchísima poesía
criolla que no llegó a la grabación. Le estoy
diciendo con la sapiencia que me dan los años.
-¿Pensó en escribir un libro sobre esas
experiencias?
-¡Ah! Si
otro lo puede escribir, (se ríe), yo hablo diez
días seguidos. Pero no es una tarea fácil porque yo voy
contando anécdotas a medida que las recuerdo, sin un
orden cronológico, y termina siendo un rompecabezas.
Quien sabe…
-¿Conoció a Abel Fleury?
- Sí.
Nos unía un amigo común de apellido Carlomagno.
Lo conocí cuando Abel era guitarrista de Fernando
Ochoa, pionero si los hubo en el folklore. Hacía un
programa que iba los jueves a la noche y los domingos a
la mañana donde se reunían todos los folkloristas de
esa época: Martínez –Ledesma, las Hermanas Simón entre
otros. Abel Fleury con su guitarra era respaldo
de la poesía que decía Ochoa. Un día Abel cayó por mis
pagos a saludar a Carlomagno y a pedirle que le busque
alojamiento porque había llevado el escuadrón y por ahí
escaseaba. Un día me lleva Carlomagno y le dice
-“Acá te traigo un muchacho que le gusta cantar,
digamos que le gusta mucho la música como arte…y es de
buena familia”- un agregado importante en ese
tiempo para la presentación. Imagínese a los 18 años
uno tiene aquello de la inocencia. Yo me conformaba con
ir a cebarle mate. Un día el estaba tocando su
guitarra en la pieza, me animé y le dije-“Don Abel,
profesor, maestro yo sé un tango suyo”- “¡Ah!
¿Sí? “-me dijo y empezó a hacer acordes y yo a
cantarlo entero. Y el siguió después con sus
acordes. Claro después me quería colgar de un
árbol. Don Abel fue una de las grandes guitarras
argentinas que se hicieron un lugar en todo el mundo.
En algunos países hasta se siguen sus métodos. Pasó el
tiempo y fui a verlo a un teatro donde quise saber
porque no tocaba nada suyo -“Porque toco Tárrega o
Sagreda- me contestó-Y usted ¿se sigue acordando
la letra de mi tango?”- Yo quería que me
tragase la tierra… no había olvidado la anécdota.
- De
los compositores que le han puesto música a sus poemas
¿tiene alguno preferido?
-A todos
los poemas los he hecho con el mismo amor a nuestras
tradiciones. Por ninguno tengo preferencia.
Siento que dejé en ellos la más pura emoción del
momento. Así Daniel Reguera, Merlo, Larralde,
ArgentinoLuna, Justo Morales, Pedro Herrera o Domingo
Prat por nombrarle algunos supieron encadenar sus
melodías a mis poemas. Con ellos me siento hermanado en
el secreto de la creación.
-
Incursionó en muchos medios…
-¡Ah! Que
tiempos. Trabajé muchísimo en diferentes medios con el
mismo empeño de difundir nuestra cultura nacional.
Cuando uno ama y conoce profundamente lo que hace es
más fácil encadenar el tiempo para realizar
cuanto uno se propone. Me gustaría que la
juventud mire nuestros trabajos y afiance sus pasos en
el folklore sin dejarse influir por todo aquello que no
pertenece a nuestro patrimonio nacional.
SENDA
FOLCLÓRICA
CARLOS Y
GRACIELA ARANCIBIA