Maestro, músico, escritor, poeta,
cantor, un ramillete de oficios para nombrar a Fortunato
Ramos.
-¿Respondió a tus expectativas
“Demasiado corazón?
-Desde ya es jugarse con el espíritu
interior que traemos del cerro, el mismo que comparte
nuestra vida. Soy maestro rural en la Quebrada de
Humahuaca y realmente cuando una está arriba del
escenario quiere dejar un mensaje de la gente lugareña,
ese mensaje que a veces se hace grito en la gente del
interior para evitar la centralización de todas las
decisiones.
Si la historia sufre el mismo mal, yo
siempre digo que en épocas de la independencia, en
Humahuaca se detuvieron 16 invasiones realistas y nadie
lo sabe. La historia oficial habla del éxodo jujeño, de
la incursión de Pío Tristán por el norte en 1 o 2
oportunidades y no habla más, pero hubo 16 detenciones
de invasiones en el norte, que fueron un poco la base de
la independencia del país, si bien el cabildo de Buenos
Aires da el primer grito de libertad, la gente del norte
derrama su sangre en pro de la independencia de nuestro
país. A veces el que vive cerca de las fronteras se
siente dejado de lado, por eso yo quería brindarle mi
homenaje al coya, sembrador de pequeñas parcelas, pastor
de sus animales, caminante de soledades quien a través
de un erque, una copla, una quena, quiere dejarnos un
mensaje para los argentinos y nada mejor que un
escenario en Buenos Aires para hacerlo, por eso
agradezco a Tomás Lipán la oportunidad de estar en su
espectáculo.
-¿Cual es la relación de
maestro-alumno en la Puna?
-Uno aprende mucho de los niños:
ellos tienen una cultura muy fuerte recibida de sus
padres. El hombre de la quebrada venera a la Pachamama,
por lo tanto en el mes de agosto suele abrir un
agujerito en el suelo donde deja comida y bebida como
ofrenda, claro el chico ve eso y después en la escuela
le cuenta a su maestro que le dio de comer a la tierra.
Si uno es del lugar sabe, sino se pregunta, se
interioriza en la cuestión. Esa es también una acción
por la ecología del lugar, cuidamos el planeta que
habitamos, tan simple el pensamiento como el mensaje,
uno va aprendiendo del vecino, de los sonidos de un
instrumento, hilvanar las coplas de carnaval o de
pascua, puntear un charango o tocar una cueca,
interpretados por los mejores maestros naturales. A
veces para el músico, el mejor maestro es el silencio.
Uno puede captar el rumor del agua, el relincho de un
guanaco, el silbo de una perdiz, y una vez aprendidos
los transporta a sus instrumentos, que lo convierte en
un músico natural, tan simple como eso. No es fácil
vivir en la parte alta, más escarpada, a 4.000 metros de
altura. Hay muchas dificultades como la carencia de
agua, el sol es muy fuerte, el frío es intenso en las
noches, las heladas…Muchos son los factores de apriete
de la naturaleza, sin embargo el coya se las ingenia
para vivir.
-¿En que otro proyecto, aparte de lo
musical estas trabajando?
-Te voy a dar una primicia, estoy
construyendo un cabildo igual al de mayo en Humahuaca,
una idea alocada con la intención que frente a él los
alumnos desfilen para las fechas patrias y salga al
balcón el intendente, un director de escuela, o un
maestro a dejar su mensaje, para darles un sentimiento
real de patria; por supuesto también tendrá una función
cultural como recibir algún cantor popular como Tomás
Lipán, a los artesanos, a los fotógrafos y a todos los
artistas que quieran venir por una semana, van a tener
una casa para exponer los que hacen. Decidí no pedirle
nada al gobierno, se autoabastecerá con el
funcionamiento de 12 habitaciones, una especie de
pequeña hostería para alojamiento turístico. Ya les haré
saber la fecha de inauguración, que espero será pronto.
-¿Cómo conociste a Tomás Lipán?
-Cantando en una noche de fiesta,
somos amigos desde hace tiempo. Para los carnavales nos
vemos en Purmamarca, Tilcara o Maimará, cualquier lugar
es bueno para compartir unos carnavalitos, unos
bailecitos, y Tomás es un diablo del carnaval, un
sufrido músico que aprendió de los maestros naturales la
expresión misma del lugar, porque no es fácil tomar el
instrumento, ya sea el acordeón como es mi caso o la
guitarra, y salir a cantar a las 9 de la mañana hasta
las 4 de la mañana siguiente, en sitios donde no hay luz
eléctrica, con esto quiero decir sin sonido, alumbrado a
velas, para desplegar toda la potencia de su voz
haciendo vibrar el alma de los bailarines. Imagínese la
fuerza que tengo yo llevando mi acordeón, cantando y
bailando y no falta algún amigo machado que me abraza y
me hace cargar con el también.