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PRENDAS Y OBJETOS DE CUERO

 A continuación se podrá conocer no solo lo que usaba el gaucho, sino también cómo se pueden confeccionar algunas de las prendas hechas con el más exquisito cuero crudo.

- Presilla (tira de tela cosida al borde de una prenda a modo de anilla, para abrochar o como adorno): para prepararla se debe realizar con serias medidas. Si hablamos de una presilla de rienda o cabezada fina conviene usar una moneda para redondear la punta de la oreja.

La tira que se redondeará tendrá que poseer el ancho de la moneda y de esa manera quedará perfecto. A continuación, se hará una marca en el medio de la moneda, que coincidirá con otra marca que se dibujará en el medio de la presilla. Entonces, habrá que chequear que hayan quedado iguales, y con un compás de puntas se marcará la línea por donde se ojalará para costurear. Primero se comienza por el ojal del medio, hacia ambos lados: en un principio hacia la derecha y después hacia la izquierda. Será mejor que las dos partes posean igual número de ojales.

Presilla con pescuezo embutido: el cuero que conforma al botón se halla en la zona parte interna (embutido). Sin embargo, es más sencillo realizar una presilla en donde el pescuezo del botón esté forma­do por el mismo cuero del resto de la presilla. En este caso, no se necesita demasiada exactitud de medidas.

 

Figura 1: presilla con pescuezo embutido.

 

Figura 2: presilla común y pequeña.

 

Presillas dobles: con el fin de no enfrentarse a ningún problema, convendrá dejar la guasca externa aproximadamente 2 cm más larga; o dejar más larga la interna. Posteriormente, al hilvanar, cuando se lle­gue al extremo superior u oreja de la presilla, se marca de manera correcta.

Si alguna persona tiene inquietudes sobre esta ta­rea, para llevarla a cabo le resultará útil fabricarse los materiales de trenzador. Con el fin de fabricar presillas se recomienda usar el molde con chapa de aluminio.

 

- Rebenque: látigo corto de cuero de un cabo de más de 30 cm y con una extremidad que debe tener el mismo largo, además, pose manija, paleta y lonja. En un extremo lleva una manija u ojal del tamaño de una pulsera para colgado de la muñeca, de los dedos o del cabo del cuchillo; y en el otro extremo, dos lonjas de cuero de vacuno sobadas y unidas por sus orillas por una costura, que no llegará más allá que hasta 5 ó 6 cm antes de cubrir su borde, para quedar libres en ese punto y golpearse entre sí en el instante del azote.

Los extremos del rebenque se llaman lenguas y a veces especifican su variedad, como el rebenque de dos lenguas, entre otros que veremos a continuación. Además, dicha lonja, en total, es 10 ó 15 cm más larga que el cabo del rebenque.

Rebenque de argolla: de cabo corto, que lleva como manija una gran argolla. La paleta es ancha. La lonja es un poco más o menos extensa que el largo total del cabo con argolla y manija.

La preparación del palo (o cuerpo) es muy importante, para ello será mejor someterlo al tomo con el fin de que se pueda medir mejor y así cortar el cuero del retobo con claridad. Para este fin se medirá el palo en la parte que corresponde a la paleta o paletilla (A y S) y el resto del palo (C y D).

 

Cuando tornee no debe existir demasiada diferencia de una punta a la otra.

La boca de la mordaza (o paleta del rebenque) debe tener apenas un centímetro de profundidad; y el palo en la parte de la paleta, chato, porque así se podrá introducir fácilmente. Con objeto de poder marcar el cuero convendrá realizar un modelo de cartón.

Luego de que se mide el palo del rebenque se trazará una línea según el ancho que indiquen las circunfe­rencias S, C y D.

De todos modos, si se cortará el cuero para retobar, antes se tiene que colocar sobre el palo. De no tener igual espesor que el cuero que se retobará el rebenque, será un problema para lograr la exactitud que se desea.

La paleta del rebenque es la parte más delicada de esta pieza, debido a ello se especifica un especial cuidado con el fin de no caer en errores, como el desali­ño en la costura o mal recorte del cuero.

Teniendo en cuenta la medida del cuero del retobo que se necesite, este tendrá que poseer 3 ó 4 centímetros más de largo y un poco más de ancho.

Al medirse la parte de la paletilla se debe advertir el espesor del cuero que allí irá (con el que se hace la azotera), con objetivo de poder cortar el retobo con más precisión.

 - Para retobar un rebenque:

 De argolla o porteño

Para llevar a cabo la acción de retobar en este tipo de rebenque conviene contar con una lonja de unos 3 mm de espesor; porque lo idóneo es que el mismo retobo se prolongue y con ese cuero se pueda realizar la doble azotera.

La azotera deberá ser bastante larga y ancha, mien­tras que el rebenque de argolla medirá unos 23 cm . sin cortar/a.

De paleta

Se tiene que utilizar una lonja de cuero vacuno de 2 mm de espesor. Si el material luce bien sobado, no será indicio de que el moldeado y el costureado resul­te más fácil; por el contrario, si fuera crudo, al secarse el retobo permanecerá más firme y, con seguridad, se convertirá en un cuero que resista más.

Si hubiera que golpear con el cabo del rebenque existen menores posibilidades de que se quiebre (si es de madera). Si el interior del cuerpo del rebenque está armado con alambres de acero, si se lo retaba con un cuero bien sobado, poseerá mayor flexibilidad

Debido a que resulta ser el que menos se estira, la azotera (o lonja) tendrá que ser gruesa y pareja; de cuero del anca.

- Las paletas de rebenques denotan la creatividad del artesano. Existen rectas, bien delineadas y recortadas en círculo en la zona donde empieza la azotera, o también en forma de guitarra, con costuras en ambas partes esterilladas o tipo pluma, y serpenteando.

La mayoría de las veces, las paletas de los rebenques que se usaban antes eran rectas y no poseían costuras de adorno. Simplemente, se las costureaba para conservar la azotera fija en su lugar. Con el correr de los años, el artesano comenzó a variar y a realizarlas de diversas formas, como para imprimir/es su marca.

- Las botas de potro: en principio, esta es una bota de cuero crudo, bien sobado, que se saca de la pata de un potro, potrillo o vaca. Para confeccionar/a, al cuero se lo obtiene cortándolo en redondo, tirando y despegando el pellejo de la carne hasta abajo del garrón. La bota de potro empezó a usar­se en el año 1785, como calzado rural en el sur de América Meridional.

A veces, se realizaba con cuero de gato montés o con las patas traseras del puma o yaguareté. Se trata de una herencia cultural mediterránea, recibida por el gaucho mediante los españoles. Está vinculada a la cultura de la mula o de los arrieros, posiblemente emparentada con los provincianos de Asturias, Galida y León, relacionada a la utilización de asnos y mulares como animales de silla y carga.                                         .

Con el progreso y el paso de los años, tanto la bota de confección de cuero curtido como la alpargata desaparecieron debido a los altos precios del ganado caballar y vacuno, y por el desarrollo de los calzados industriales de uso rural, de bajo costo y de fácil obtención.

En la Banda Oriental, la bota de potro estaba per­mitida por el Cabildo, pero no la de vaca, para evitar la depredación y utilizar el ganado vacuno para cría y engorde con destino a la industria del tasajo (saladero desde 1780). En los primeros años del siglo xx era una rareza en la campaña uruguaya. Después solo los tradicionalistas y nativistas las hicieron reaparecer.

 Esta fue una de las prendas que más usó el gaucho y que él mismo
 confeccionaba. Las alpargatas las habían traído los españoles y se usaron mucho; pero era necesario tener dinero para adquirirlas.

El gaucho de la pampa ideó cómo calzarse sin gasto, porque el material que necesitaba era lo que en­tonces más abundaba en los campos: los caballos. De la pata de un potro se confeccionaba sus botas, que podían ser peludas o lonjeadas. Si el pelo se conservaba, el cuero del animal poseía manchas iguales. Era talla cantidad de caballos que andaban en salvaje libertad, que el paisano se podía dar el lujo de tener para el invierno botas con pelo, y para el verano, las lonjeadas.

¿Cómo confeccionar las botas?

Para confeccionar las botas del gaucho se saca la pata de un potro, potrillo o vaca, en última instancia. Se corta en redondo el cuero cerca de la corva y el nudo, y se lo despega.

 

Para quitar la parte que corresponde a la canilla se coloca una soga de a dos, con el rebenque u otro objeto similar, haciendo torniquete. Se hace girar esa ceñidura, y se consigue despegar el cuero.

Al sacar el cuero se da vuelta y queda el interior hacia afuera, se coloca una tabla adentro y se procede al descarne. Se debe dejar más gruesa la parte de atrás y los costados del garrón, destinados a servir de suela.

Algunos las soban antes de que se sequen, pues hacer esto es una tarea muy importante para conseguir una bota blanda, flexible como un guante. Sobadas en leche, adquieren, además de blandura, una blancura especial.

Bien sobadas, se les da formas según su uso. antes, la punta (o boca) se dejaba abierta si el paisano estribaba entre los dedos.

De esta bota abierta se conocen dos formas:

1. la que solo deja los dedos afuera;

2. la de medio pie, que, como su denominación in­dica, deja casi la mitad del pie a la vista.

A veces, se cierra la boca de la bota y se la cose hacia adentro, y asi se le da la forma del pie; o de lo contrario, se moja la punta y se dobla hacia arriba o hacia abajo, y se ata con fuerza. Una vez amoldada al pie, se hace una costura pequeña.

Antiguamente se llegaban a sacrificar dos animales para obtener un par de botas iguales. Había quien las usaba cortas de cañas; otros las cortaban mucho más largas para luego, al colocárselas, dar vuelta la parte alta. A este modelo lo llamaban bota con delantal.

También solían cortar esos flecos en tiras, y así les daban una vistosa forma y se conocían como delantal con flecos. Si estos dos últimos tipos de botas eran con el pelo hacia fuera, la vuelta o delantal quedaba blanco por ser la zona lonjeada.

 

 

 Fuente: Libro Manualidades Criollas - El cuero crudo paso por paso
Autor Manuel Bugallo -Agradecemos a Editorial Andrómeda permitirnos la publicación del presente material

 
 

 

 


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