Bahía Blanca cada año nos convoca con nuestra mochila
de sueños, el paisaje y el hombre, de cada pequeño
país del que somos parte. Ahí nos encontramos los
que traemos las eres arrastradas del norte, el
quichuista pronunciar de las eses santiagueñas, el
tan cantarino acento de cordobeses, el guaranítico
decir de litoraleños, la decidora palabra de cuyanos
y patagónicos o el infinito mirar de los
bonaerenses. Sabedores de haberles creado la
necesidad imperiosa de volver a Lula Fernández,
Melania Pérez, Pichi Pedernera, los nietos del viejo
macchi, Bringues, al Ballet Eco y con la infinita
esperanza de lograr que este encuentro se les haga
imprescindible a los Guzmán, Sonia Amaya, Carlos
Alonso, Ariel Albelo, el tierral y tantos otros que
llegan por primera vez a esta ciudad de la tan
criolla y paisana familia Pacheco.
-Sergio, estamos en el” 4* encuentro de músicos
independientes”, contame cual fue la semilla que dio
origen a este bello acontecimiento que nos convoca
año a año.
-La
semilla nace por supuesto con la música que uno
lleva adentro desde la cuna. Yo nací en Córdoba y
desde jovencito empecé a sentir el folklore como
parte de mi vida, por supuesto pasé la época de
boliches, fui disc-jockey, pero luego uno vuelve a la
misma raíz, de la que en realidad nunca se apartó.
Después vino la etapa de los hijos y vuelta a la
música. Para entonces uno ya empezó a preguntarse
otras cosas, empecé a intentar perfeccionarme en el
tema y empiezo con mi hija a hacer música folklórica,
viajar a diferentes festivales, a conocer gente.
Tratando de investigar el origen de los temas
musicales, por ejemplo para cantar “Del norte
cordobés” viajamos con Marianela de 8 años a Deán
Funes a conocer a Los Pacheco, y uno va creciendo con
el gusto por la música. Yo creo que el encuentro
empieza a crecer desde allí, por una necesidad
fundamental dividida en dos partes. La primera es la
de un sueño que tenemos todos los músicos cuando
empezamos a viajar para mostrar lo poquito que
sabemos, en este caso fue Cosquín, el lugar de
concentración de los cantores folklóricos. Aunque
sabemos del maltrato a músicos y soñadores. Porque
todos vamos soñando hacer algo y hay muy poco respeto
a esos sueños.
-Seguro tendrás alguna anécdota.
-Sí, una
vez cansado de esas idas y vueltas que uno sufre en
las peñas, ya con Marianela de 12 años nos dijimos
–“¡No vamos más, no tocamos más en ningún
lado!!!!!”- ya decididos a tirar la toalla. Y en
ese mismo momento conocimos a Julio Paz. Tal vez el
no lo recuerde pero me dijo algo que me quedó para
toda la vida –“No tenés que enojarte por esas
cosas, no hay que venir a Cosquín para eso. Vos
tenés que hacerte fuerte en tu lugar, donde sea, pero
en tu lugar, Cosquín viene después por añadidura”-.
Eso me abrió la cabeza para muchas cosas,
incluido este encuentro. Y la segunda porque en el
“Encuentro de poetas” del mismo festival, donde
estuvo instalada la queja permanente del olvido del
festival a los creadores, grandes poetas que lo
habían engrandecido y que no eran reconocidos como
piedra basal del mismo. Entonces encontré a Carnota
que me dijo-“Lo que se debe hacer es un encuentro
de músicos, de poetas. Yo no sé como hacerlo pero no
debe ser difícil”- Él también nos dejó
pensando-“¿Porqué no?”-Y comenzó a gestarse
lentamente este encuentro, que como tantos otros que
se hacen en el país dejan la sensación de plenitud,
de saber que el horizonte es este, que los que
concurren están en el lugar que sueñan estar para
poder decir y cantar sus cosas ante un auditorio
respetuoso, ávido de encontrar en su canto su propio
canto.
-¿Como fue trabajar para el primer encuentro?
-Fue muy
duro pero muy fuerte como experiencia, porque cada
vez que uno cuenta sus proyectos se da cuenta que hay
muy poca gente que sueña como uno, no es una ida y
vuelta, no pasa por culpar a alguien. El problema es
que uno en su entusiasmo piensa que todos están
sintiendo lo mismo que uno, y se equivoca .No todo el
mundo le da la importancia que le damos nosotros, y
ya no hablo solo de Pacheco sino de toda la familia y
algunos amigos que se van sumando como vos y
Graciela. Y a algunos participantes se le cae la
estantería cuando no ve reflejado su canto en un
escenario imponente, les falta interés por escuchar
el canto del compañero, entonces al que se le cae la
estantería es a uno. Es muy duro decirlo pero hay
mucha gente negativo que se mete en estas cosas para
desestructurarnos. No sé cual es la razón pero uno
va haciendo anticuerpos, y aprende a manejar
situaciones, que en ese primer encuentro nos volvían
locos, y ahora las manejamos fácilmente sin
presiones. Convivieron una calidad de artistas,
músicos, poetas, tal vez desconocidos en ese
momento. Una gran experiencia enriquecedora.
-¿Consultás
a músicos amigos por este tema?
-Sí,
anoche estuvimos hablando con Gabriel Redin y Pelo
Suárez del Tierral, que tienen gran experiencia en el
manejo de grupos en sus peñas “De la Ribera” y “La
resentida” de Buenos Aires, al igual que Derecho
viejo con “La tempranera” en Córdoba. Ellos nos
ayudan y a la vez consumen muchas cosas que nosotros
hacemos. Por ejemplo el manejo del escenario lo dejo
librado a la experiencia de Carlos, eso hace que
todo sea más fluido, es un intercambio de
conocimiento constante entre todos. A mí me cuesta
planificar la parte artística, no soy partidario de
hacer una lista y sabes bien como lo vamos manejando
entre los dos sobre la marcha, no sé para que te
cuento si vos lo sabes (Risas).
-¿Como fue para la familia Pacheco tener a Marcelo
Berbel en el primer encuentro?
-Haberlo
conocido nos cambió un poco, mejor dicho nos hizo
tener otra visión sobre estas cuestiones. Ya que él
tenía otra perspectiva. Marcelo tuvo una peña en
Neuquén, donde iban todos los grandes: Chito Zeballos,
Alfredo Abalos y tantos otros…Sabía muchísimo de
estos movimientos, era increíble como se daba cuenta
de situaciones con solo verlas. Estuvo las tres
noches, compartió con todos cada momento, arriba y
abajo del escenario, fue inolvidable. Por algo lo
elegimos como padrino.
Después
que terminó el encuentro no quedamos bien
anímicamente por todas las presiones locales. A todos
los cantores les había gustado no así a muchos
compañeros bahienses. Hubo algo de inexperiencia pero
visto a la distancia no era para “volverse loco”.
Todo esto nos dejó muy deprimidos. Al mes cumplimos
la promesa de pasar por la casa de don Marcelo.
Inmediatamente se dio cuenta de nuestra depresión,
nos aclaró un montón de situaciones y un poco apagó
la tristeza o sea fue parte fundamental del que se
hiciera el segundo.
-¿Quiénes son los que trabajan con vos y no dejan que
esta patriada se caiga?
- No son
muchos, pero sí grandes personas. Anónimas tal vez,
las vas a ver cada año poner el hombro Rubén Bringues,
el gaucho del encuentro, de veras de alma, Celia la
tucumana en la cocina, aparece siempre sin que la
llames al igual que Sergio y otros que no son de
Bahía Blanca. Son poquitos pero se suman siempre a
apuntalar este sueño. Por supuesto, los
incondicionales de siempre casi diría imprescindibles
los Arancibia. Hay gente que comprende el esfuerzo.
Esto no es un movimiento comercial, si así lo fuera
apuntaríamos hacia otro lado. El esfuerzo es doble
por ser así es duro de conseguir el apoyo de los
comerciantes, solo aquel capaz de valorar tanto
trabajo lo hace. Seguramente a través de los años,
después de ver la calidad de los artistas esto
cambie. Desde el primer momento nos planteamos la
necesidad de generar otro público, no por elitista.
Creemos tener la obligación de intentar hacer
docencia, crear una estética, que ellos se sientan
los verdaderos protagonistas y se vayan sabiendo que
además de lo visual se llevaron parte del paisaje y
los personajes que la música, la danza, la poesía
pintaron en el escenario. Debemos aprender a
respetar al público para pretender que nos respete.
Eso no se genera con nosotros como organizadores,
sino con los músicos, bailarines, poetas porque son
ellos los reales hacedores de las veladas. Pero no
olvidemos que en la comunión de músicos también hay
egoísmo, no todos se dan cuenta que en un encuentro
no es importante ser el primero en cantar o ser el
mejor, hay que intentar ser nomás.
-¿Pensás
que te quedan las pilas cargadas para el quinto
encuentro?
-¡Por
supuesto! Cada año percibimos un crecimiento
paulatino, sos testigo de esto. De a poco se va
cambiando despacio, tranquilo. Anoche nos sorprendió
el tener que salir a buscar mesas y sillas para gente
que llegó antes de las 21 horas y se fue a las 5 de
la mañana. ¡Increíble! Nos pone muy felices ver
hecho realidad el sueño por el que trabajamos todo un
año. No sabemos competir con nadie pero si queremos
la música nuestra, y los músicos populares merecen el
hacer este esfuerzo organizativo. Deben tener un
lugar donde mostrar lo bueno y enriquecedor de las
culturas regionales muchas veces olvidadas en los
medios de difusión nacionales, salvo raras
excepciones, son pocas las que ahondan en las raíces
folklóricas.
-¿Te diste pequeños grandes gustos en cada reunión?
- Sí, de
a poco se me fue dando Berbel, Perla Aguirre, Melania
Pérez además su actuación su taller de canto, Sergio
Castro, Eduardo Guajardo, la gente de La Rioja todos
muy valiosos arriba y abajo del escenario. Apuntamos
también a eso, no necesitamos grandes nombres
sino artistas con fundamento. No los que vienen,
actúan y se van sino aquellos que comparten con sus
pares.
-Este
encuentro demuestra que el talento no es patrimonio
de una edad determinada ¿Compartís este pensamiento?
-¡Ni lo
dudes! Viste lo que pasó con Lula Fernández, con
treinta años presentó una verdadera obra de arte por
la didáctica para cantar y contar sus cosas. Aparte
está su calidad como persona. Pongo solo un ejemplo
para graficarlo: Después de todos los aplausos y
felicitaciones, se puso a pelar zapallos para el
locro del domingo. Eso te pinta a una gran persona y
artista. Estoy convencido que no le van a dar
grandes carteles, no sé si es lo que le interesa pero
seguro va a quedar en la memoria colectiva. Mientras
lo escuchaba pensaba –“¡Esto es lo que necesitamos,
este tipo de gente!”_ Pero hay muchos otros con un
criterio coherente y su compromiso dentro de la
música.
…(Mientras charlábamos se vivía un clima de zapadas,
bailes improvisados y risas generalizadas al preparar
la mesa para el almuerzo).
-¿Pensás
que lo que tenés a tus espaldas es la imagen del
encuentro?
-Sin
dudarlo, hasta ayer no se conocieron y parece que
hace años que están haciendo música juntos, ese es el
compromiso y los objetivos que nosotros tenemos, que
hemos aprendido de muchos encuentros, por ejemplo del
que hace el Negro Blanco en Oncativo, el Negro
Valdivia, Ferrer de Chacabuco, o del taller que dio
ayer Claudio y Gloria Villanueva que nos hizo entrar
rápidamente en la comunión que nos hizo compartir
todo en muy poco tiempo. Esa es la lucha nuestra.
Vibran en la misma cuerda, son parches de un mismo
bombo.
GRACIELA ARANCIBIA