“Soy
un cantor informal que trata de estar informado”
Atilio
Reynoso, paisano de Ameghino, pueblo del oeste de la
provincia de Buenos Aires, donde la escarcha invernal
quema la gramilla y reverbera el sol en las lagunas, su
nombre reúne varias de las condiciones esenciales para
considerarlo un referente indiscutible del criollismo,
buen cantor, poeta, músico, recitador, difusor y
recopilador de la música pampeana y bonaerense en
particular, una brazada de oficios resumida en la
guitarra, que él lleva entre los brazos, como una hija
dormida.
-Atilio,
aunque está vestido de pueblero, se adivina la estampa
de paisano…
-Es
que siempre se extraña la querencia, todos los días
regreso a ella con el pensamiento, para mí la distancia
es solo tiempo, vencerlo solo es andar, cuando comienza
a ponerse en movimiento se va acortando la nostalgia.
En cada una de mis presentaciones trato de ser muy
cuidadoso con mi atuendo, vestido como un buen criollo
con rastra, pañuelo, sombrero, pensar que cuando
jovencito, ponía el único sombrerito bajo el cojinillo,
y me iba a trabajar, después lo usaba como caiga, y
siempre quedaba bien, ahora guardado prolijamente, debo
arreglarlo un rato, y el pañuelo suelto tendido, parecía
más natural, ahora me cuesta trabajo llevarlo… serán los
años.
-
¿No usaba boina?
-
No, en esos tiempos la llamábamos gorra y solo la
llevaban los tamberos, una vez en España quise comprarme
una, y el vendedor asombrado, me aclaró que la
diferencia estaba en la visera, lo que yo necesitaba
comprar era una boina.¡ que habrá pensado el pobre
hombre de mí!
-
¿Cómo eligió el camino de artista?
- Pertenezco a una familia de ocho hermanos,
que en principio éramos diez, y se fueron quedando por
el camino, actualmente solo estamos mis cuatro hermanas
y yo. Mi padre tocaba la guitarra y cantaba pero cuando
yo lo pude escuchar, casi no lo hacía porque era mayor,
o será porque no quería que siga el destino de cantor,
no es un camino parejo, digo a veces, uno envejece sin
encontrar una flor, pero yo pienso que Dios me ha puesto
en este camino, muchas veces intenté salir y no pude.
Entonces lo he aceptado hasta el resto de mis días. Y
digo esto porque cuando se toca la guitarra, uno está
crucificado con ella, así cante parado o sentado, se
forma una cruz…bien crucificado. Todo el que elige ser
guitarrista lo sabe. El repertorio que yo elegí no es
el que se canta todos los días, muchos de los temas han
caído totalmente en desuso, por eso mi interés en
rescatar el cancionero criollo bonaerense, que según mis
anotaciones tenía como 35 ritmos, analizando el medio
estilo, la media cifra, la cifra ética, la media
milonga, y queda un montón de especies más que nombra
Cárpena y Wilkes, al analizar los estilos me doy cuenta
que son muy irregulares, a veces encuentro alguno más
cortos que otros, aunque se los conoce a la gran mayoría
en décimas, hay alguno en sextina, a veces en
cuarteta, nunca se sabe donde se originó, cual es la
verdad, por la variedad de formas. La cifra se cantaba
en cuarteta, a veces en sextina , hoy se canta por
décima, antiguamente no era así, ¿entonces porqué no
pudo haber existido la media cifra, la milonga menor o
el medio estilo?. Este análisis lo estoy tratando de
preparar en un próximo material discográfico, para
mostrar el ejemplo, porque si no se escucha, es inútil
que lo escriba.
- ¿En que ritmo se siente más identificado?
- Sin dudar con el estilo, para mí es una
música profunda, sentida, disfruto de su compañía, a los
tristes hay que estudiarlos muy bien para que la entrega
sea total, para cantarlos con todo el sentimiento que
uno es capaz, dejar que los dedos caminen solos entre
las cuerdas, yo los dejo libres, no los guío, ellos
saben en que cuerda van a caer. El dedo solo le dice ahí
va una tercera que le va a acompañar la cuerda al canto,
digamos como haciendo dúo y la cifra tiene un sentido de
interpretación, aun siendo más libre tiene más que ver
con el payador, depende cual tema es ¿no? Una vez le
escuché decir a Suma Paz que a su vez la había oído de
Atahualpa Yupanqui, “lo importante del cantante es lo
que dice , no su voz” y en la cifra es muy notable,
porque se canta sin tratar de acomodarse, es el diálogo
que hace la guitarra con el canto, yo hice una pequeña
innovación agregándole la postera paralela en la
guitarra, debido a mi registro bajo, trato de adornarla
en la voz de las cuerdas, veces suena la guitarra, para
el cantor, sigue la guitarra, siempre ha sido una de sus
características. Yo tengo una cifra mía con un
adornitos, pero algunos guitarreros salían tocando la
melodía de la cifra que estaban cantando, porque aunque
querían tocarla instrumentalmente, no siempre tenían una
preparación técnica, entonces simplemente hacían lo
que podían y seguían cantando. Lynch dice que la cifra
tiene que ver con la patria y las cosas profundas,
viscerales, en cambio el estilo por lo general, es más
para las cosas del corazón.
-¿Cuántas canciones compuso?
-Alrededor de 150, pero solo toco 70 u ochenta, es una
materia pendiente en este momento, tanto escribir como
musicalizar, solo se necesita que llegue la inspiración
tomo el tema, y lo realizo en el día, no puedo hacerlo
en dos o tres días, se le aflojarían las riendas.
-¿Qué motiva su inspiración?
-
Algo que me alegró, una amistad añorada, una tristeza,
el recuerdo de un personaje y a veces el paisaje que
tengo encerrado en el recuerdo y me emociona hasta
sentir la necesidad de escribirlo. Mirando desde el
asiento trasero del coche de mi tío el ondular de los
trigales con el viento empecé a hilar este verso, que
no modifiqué más, ni siquiera tiene música, es un poema
blanco, libre. ”Por darme el gusto” Miro el campo,
ondulante y milenario/ con la mirada contagiosa de
animales/ lo bebo de a poco/ hasta inundarme el alma de
verde/ hasta sentir la tierra ganándome la cara/ Oh! Sí
, me quedaré/quiero ver el sol inclinándose al poniente/
con su boca enrojecida, rendido de andar distancias,/
sediento de noches en cría, /hambriento de ese horizonte
donde se esconde la luna,/ que huele a gramillas mansas/
y al agua de las lagunas./ Miro el campo/ desde los ojos
dorados del un girasol luminoso,/ por el lomo del viento
atraparé a los molinos,/ guiaré las aletas,/ y por darme
el gusto nomás,/ juntaré pequeñas flores de margaritas
silvestres, de alfalfas y manzanillas./Retozaré como un
potro dueño del cielo y la pampa/ entre un griterío de
teros, de lechuzas y chimangos/de chajaes, de caranchos,
de patos y garzas blancas,/ de mixtos y de chingolos….Y
cuando llegue la noche / me tenderé sobre el pasto/
esperaré las estrellas/ y me iré silbando bajo por ese
camino largo, silbando/ me iré silbando/ con un ramito
de flores dormidas entre los brazos.
-Y
por darse el gusto nomás, se escapó por un momento su
mirada de la ciudad….
-
Se da cuenta, como le decía antes es una materia
pendiente la composición. Ahora tengo el conocimiento
necesario de todas las especies pero sigo en el
relevamiento de lo anónimo, la investigación me lleva
bastante tiempo
-¿Cómo
se inicia en la investigación y recopilación de temas?
-Siempre tuve la inquietud de cantar lo que no se
difunde, tratar de sacar todos los temas que a, ver
algunos que ya hayan sido revisados o recopilados por
otros musicólogos, hay mucha gente interesada en esta
música, que espera la "novedad ", que no es tal, ya
veces data de un siglo o más, no se sabe, no es tarea
fácil averiguarlo. Para poder realizar este trabajo me
estuve preparando largo tiempo, de manera que al
encontrar alguna canción anónima, es lo mismo que
sentimos cuando encontramos una antigüedad tirada en un
galpón, le sacamos un poco de brillo, y al colocarla
sobre un escritorio, seguramente no faltará la gente que
la va a mirar con otro interés, y exclamar. ¡Que hermosa
pieza!, y recién entonces se revalorizará debidamente.
Esa es la importancia del rescate, se va dejando ritmos
de lado y los va tapando el polvo del olvido. Como
siempre entre mis alumnos, los hubo de corta edad, he
aprendido que siempre hay que decirles la verdad, no
fallarles, eso me llevó a hacer un cancionero infantil
bastante grande con diferente etapas que van desde el
jardín hasta que se termina la escuela, dividido en
ciclos de doce canciones, aunque ya está listo no sé si
alguna vez lograré editarlo, me gusta ese trabajo y
pienso que a los chicos más.
-Y
al escuchar algunos temas, uno encuentra que los años
les regalaron nombre y apellido, por ejemplo" Muda la
vana esperanza"
- (Sonríe pícaramente)Yo trato que las
canciones que han pertenecido al pueblo, sigan
conservándose anónimas, a veces le pongo alguna nota que
pueden mejorarlo o adornarlo, Chazarreta también lo ha
hecho, aunque yo lo esté grabando, estoy manteniendo lo
que he tomado, el arreglo es mío, lo demás no, es del
pueblo y solo a él le pertenece.
- Por eso , este " cancionero es de todos y
de nadie"
- Muchos son los temas que se han tomado
anónimos, como el estilo que recordaba Ud. ha sido
recopilado en l933, por Juan A. Carrizo , las
editoriales a veces borran recopilación y queda como
autor el recopilador. Yo recuerdo el caso del Pericón
recopilación de Gerardo Grasso, en Argentina y Uruguay,
sin embargo cuando hoy compra la partitura figura como
autor y no como recopilador, y no es de su autoría. Para
poder cantar algunos temas recopilados trato de
corregir, si algo está mal, no debo seguir
trasmitiéndolo, eso es lo que se llama folklore, se
mantiene el espíritu del pueblo.
- ¿Cómo ve el folklore bonaerense dentro del
mapa musical de nuestro país?
- Yo hago folklore tradicional, pero también
algunos de mi autoría, que el tiempo le dará el título
de folklórico, si sé que tienen el ritmo justo, por eso
decimos que es de raíz folklórica. Yo no sé quien
inventó el ritmo de una milonga, un triunfo, ni en que
época, cual es el momento exacto de creación, en todo
este tipo de especies hay muchas cosas que se confunden,
por ahí escuchamos una grabación y no corresponde a
ningún trasfondo perteneciente al folklore ni a su
proyección, aunque me gusta mucho los arreglos, algunos
tienen tantos.....
- Que terminan desarreglados...
- Claro, cuando es una persona con quien tengo
alguna confianza, le digo ¿Porqué no hace algo nuevo?
Si lo arregla tanto, queda desconocido, yo imagino
que los autores se enojarían mucho. Recuerdo la
bordona de los guitarreros de antes ¡ Era un primor!.
Cuando se acompañaba se solía bordonear, una joya,
para mí eso se perdió, ahora se toca por el medio, o
por la prima. Siempre que se estudia las técnicas se
les saca un poco el gustito a tierra.
- ¿Mantiene un diálogo constante con su
guitarra?
- ¡ Si Ud. Supiera cuanto charlamos! A mí me
gusta tratar siempre de sacarle un sonido, una nostalgia
nueva, depende de la hora, tal vez después de las 23,
cuando vivía solo, era la hora preferida en donde
andaban los duendes, el mismo tema no sonaba igual
nunca, es un misterio, cuando me casé , me debí abocar a
los tiempos de la familia. Mi guitarra es mi
continuación, la compañera de todo momento, la que dice
sin decir nada. Cuando estuve mal anímicamente, ella
me sacó adelante muchas veces, después de acariciar sus
cuerdas, sacar temas nuevos, al terminarlos el problema
que me hacía sufrir pasaba a ser mínimo.
- ¿Siempre toca las cuerdas con la misma
sensibilidad ?
- No, hay un estado, una comunicación con los
dedos, ellos son los que hablan sobre las cuerdas, para
sacarles el sonido escondido, son los trasmisores de las
emociones, por eso hay días que siento que toco mejor
que otros. Claro depende del público para quien se esté
ejecutando, el silencio es la comunicación profunda que
se establece, a veces, uno siente que es total, como una
onda que va y viene oscilando entre los corazones.
- ¿Está haciendo un trabajo para el cine?
- Sí, cuando Jorge Pellorans me invitó a
Estados Unidos para hacer un recital en la Universidad
de California, se entusiasmó con la historia de mi vida
hasta el 200l, hizo el libro y lo está trabajando.
Ahora viene con una muestra de lo que le he contado,
miraremos cual es el resultado de todo esto para
realizar una película.
- ¿Solo cuenta su vida o también relata
hechos y sucedidos de su pueblo?
- En Ameghino yo comencé a trabajar como
boyero de estancias, pudiendo vivir muchas experiencias
, rescaté de mi memoria personajes del pueblo y sus
historias, algunas risueñas, otras pertenecen a la vida
de distintas personas que uno conoció y que la vida se
empecinó en hacer infelices, y algunas sobrenaturales,
generalmente agrandadas a medida que son volcadas en
oídos ávidos de emociones, la complicidad de una
matera o la lumbre de los fogones da el ámbito justo
para que el hombre de campo siga aferrado a esas
creencias. Quería dejar plasmado la imagen del resero,
un duro trabajo, mal durmiendo en el camino, llevando la
hacienda de un campo a otro, sufriendo las inclemencias
del tiempo, en cada viaje al encontrarse con otra
tropa, los reseros se aconsejaban el mejor camino a
tomar, tengo informaciones de cuando no había alambrados
por todos lados . De todas maneras, uno de los recuerdos
más vívidos que tengo es una tarde, en un camino de
tierra, cerca de mi casa, como a 100 metros se veía dos
tropas o tal vez una tropa grande con una polvareda
redonda arriba de las vacas. Y el griterío de los
paisanos reseros, tan especial que me ha inspirado en un
tema que va salir pronto: “El ¡OPA! ¡OPA!, se ha ido
para siempre”.Cuando salgo al campo porque me invitan
para algún trabajo, suelo andar a caballo y en campo
abierto de vez en cuando se me escapa ese grito .Pensar
que de muchacho lo he ensayado tantas veces y no me
salía, y ahora la nostalgia hace que brote solo.
- Atilio, cuénteme de su último material
discográfico “Cantares tradicionales de la provincia de
Buenos Aires, República Argentina”.
En este
trabajo me acompañó Ercilia Moreno Chá, etnomusicóloga
que ha desempeñado importantes cargos en diversos
institutos. Sus trabajos han sido presentados en
diferentes países, una amiga de muchísimos años con
quien coincidimos en muchas cuestiones, ella hizo un
análisis muy interesante y ameno sobre todos los ritmos
abordados en el disco. De principio me había aclarado “-
No voy a hacer un trabajo de investigación, solo voy a
escribir sobre lo que el público que necesita
informarse.” Y ha cumplido ampliamente con mis
expectativas. En este material he abordado distintos
ritmos como: milonga, chotis, habanera, vals, mazurca,
refalosa, remedio, triste, cielito, cifra, palito,
estilo, polka, mariquita, intentando dejar un testimonio
de mi búsqueda de antiguas canciones y danzas.
- Ojalá varios interpretes siguieran su
ejemplo para decir, cantar e interpretar además de la
didáctica necesaria para llevarlos al disco.
- Por eso le decía que es un trabajo impuesto,
en general el trabajo de investigación lo realiza el
musicólogo, entonces solo me debería abocar a la
interpretación, pero siento el compromiso de prepararme
para tener una contestación justa y digna para cada
cosa, he sido guitarrero y ahora soy guitarrista,
conozco ampliamente el instrumento, por eso trato que
mis recitales sean didácticos, puedo demostrar en cada
uno de ellos la especie a que pertenece lo que estoy
tocando, sé tocar temples, esa es la diferencia, muchas
veces he comentado - “Soy un cantor informal, que trata
de estar informado”. Trato de trasmitir lo aprendido
sin rótulos de musicólogo, porque no estudié esa
especialidad.
- Pero está haciendo el trabajo de campo.
- Claro, el desafío de la búsqueda incentiva mi
interpretación, es lo que me empuja a investigar las
afinaciones o temples, cuál de ellos es el origen,
volver sobre los estudios anteriores de Carlos Vega o
Isabel Aretz, es apasionante.
- Como esta charla, Atilio, las técnicas no le
han quitado a l intérprete el gustito a tierra, ni al
hombre la sensibilidad, tan necesaria para difundir
estas cuestiones.
Senda Folclórica sendafolclorica@yahoo.com