Folklore Regional - Un pueblecito Catamarque�o - 1� y 2� Nivel

 
 


Las Lechadoras:

Una de las faenas que m�s les gusta a los muchachitos es la sacada de los terneros. El apartado de los terneros para traerlos al corral se realiza despu�s de la siesta. Todos se ayudan para separar los terneros de las madres entre corridas y enlazadas, balidos y gritos, los chicos re�nen a los terneros y los encierran en el corral hecho para ellos, que se halla pr�ximo al lugar del orde�e.  Al d�a siguiente cuando la noche es joven a�n, el mismo muchachito y el mismo caballo, se encargan de arrear las vacas hacia el tambo.

Las orde�adoras en Catamarca en el l�xico popular llevan el nombre de lechadoras. Cuando todav�a la noche canta en los grillos, aparecen por los callejones de San Antonio las lugare�as lechadoras, que se alumbran el camino con linternas o faroles, se dirigen hacia los tambos, llegan muy temprano con las vasijas colgadas del brazo.  Limpian los tachos y piden que les echen los terneros para el apoyo (1)

Los terneros que se hallan agrupados en la puerta del corral, pujan por salir, y lo hacen de uno en uno, soltados por el muchacho seg�n la cantidad de orde�adoras que trabajen.

En este quehacer, el chango de los terneros...se coloca en la parte alta de la puerta, cuya construcci�n es un tanto original: dos palos en cada extremo plantados a distancia de diez cent�metros, uno detr�s del otro, con dos travesa�os arriba que dejan una abertura donde se colocan palos a pique que llegan al suelo.  El muchacho, desde arriba, levanta a uno de los palos, seg�n los que necesite para que salga el ternerillo y luego los deja caer. El guachito (2) que viene atr�s muchas veces es golpeado con la punta del palo en el hocico o en la cabeza para que retroceda, cuando insiste en querer salir.

Cada lechadora conoce sus vacas por el nombre, la Overa, La Azotada, la Barcina y mientras le amarra las patas con el lacillo las va llamando. Es la primera hora del amanecer un aire fresco y suave corre por entre la fronda donde ya despiertan los p�jaros. El ternero bala y en un instante se precipita hacia la madre y con avidez le presiona las ubres.  La vaca le pasa la lengua por el lomo en caricia matinal y aquieta su impaciencia. La lechadora se sienta en un banquillo que lleva ex profeso atado a la cintura, pues el trabajo a cuclillas cansa enormemente y comienza el orde�e (3)

Sentada la mujer, le aparta la boca al ternero de las ubres, con los dedos. El ternero bala con la boca blanca de espuma caliente.  Ella aprieta cada pez�n e imprime un movimiento hacia abajo en esfuerzo sincronizado, y los chorros blancos, espum�ndose, caen en el balde, llen�ndolo lentamente.  Este trabajo cansa los brazos en forma desmedida. A la que no est� acostumbrada al poco rato se le endurecen los m�sculos, sus movimientos se hacen torpes y le obligan a abandonar la tarea.  Cada lechadora saca unos sesenta o setenta litros por d�a.  Cuando el balde de lechar est� repleto lo vuelcan en un tacho de cincuenta litros y luego enjuagan aqu�l para comenzar de nuevo.

La aurora comienza a te�ir de rojo el cielo blanquecino que se extiende por sobre la loma naciente.  El corral se halla en plena actividad todav�a.  Las lechadoras est�n en la �ltima parte del trabajo. A esta hora suelen ir muchas personas al corrar para tomar leche al pie de la vaca, llevan un vaso o un jarro y la orde�adora lo llena discretamente.  Al llevarlo a  la boca la espuma n�vea invade hasta la nariz y respira un olor dulce y suave con todo el campo, mientras que la leche tibia, que comienza en la mitad del vaso, se escurre por la garganta.

Se ha terminado el orde�e. Los terneros se reencuentran con las madres y juntos son arreados al potrero de pastoreo.  Se hace el recuento de los litros que cada lechadora ha proporcionado (a las lechadoras se les da un tanto por litro), el due�o del tambo o el encargado les regala dos o tres para que lleven a las casas y se retiran del corral.

Las lechadoras se ponen el pachiquil (4) hecho con las mantas con que se cubren las espaldas, levantan y colocan el tacho sobre la cabeza y se alejan por los callejones hondosos.

Fuente: Carlos Villafuerte (Selecci�n)

(1) Apoyo: �ltima porci�n de leche que se obtiene del orde�e, es m�s espesa y sabrosa.
(2) Guachito: de guacho, cr�a que ha perdido la madre.
(3) Orde�ar: extraer la leche de un mam�fero hembra exprimiendo sus ubres.
(4) Pachiquil: rodete formado por un trapo que se enrolla de manera determinada y que las mujeres colocan sobre la cabeza para sostener y equilibrar cargas como c�ntaros, cestos, etc.

Contenidos transversales

  1. Conocer el verdadero significado de la palabra como "guachito" o "mog�lico" para evitar la discriminaci�n.

  2. Estudiar las voces que emiten los animales como "bala" (la vaca muge, el ternero bala).

  3. Conocer las partes de la vaca y como se obtienen los alimentos.

  4. Otros que el docente considere pertinentes.

       La industria Lechera - 3� Nivel

 

La rica veta econ�mica que constituye la leche, no se explot� en la �poca de la estancia primitiva. Se orde�aba exclusivamente para amamantar animales guachos.
Por consiguiente, fue la leche en los tiempos iniciales de la estancia de muy escasa importancia.  Existi� el lecherito que luego fue desplazado por los simp�ticos vascos lecheros. Tambi�n, la estancia-granja provinciana, que constituy� una interesante industria dom�stica para la elaboraci�n del queso y de la manteca, pero no hab�an llegado a constituir una industria nacional de envergadura, con proyecciones al comercio exterior.  Del ganado interesaron primordialmente el cuero, las grasas, el sebo  y las carnes saladas. (charqui: lonja de carne que se sala para consumir despu�s que se haya secado al sol y al aire)

El creador y organizador de nuestra industria lechera fue don Vicente L. Casares, fundador de "La Martona" (nombre que una institutriz inglesa daba a su hermana Marta) en el �ltimo cuarto de siglo XIX.

Fuente: Pedro V. Capdevila

Per�odo 1852-1880- Proceso pol�tico y econ�mico por influencia de la 2� Revoluci�n Industrial. Modificaci�n de las pautas tradicionales de vida.
                                                                                

 

 

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