P�gina declarada de Inter�s Cultural por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por Resoluci�n N� 374/07 del 15/11/2007
Adherida a la Federaci�n Argentina de Instituciones Folkl�ricas F.A.I.F.
 

GAUCHITO GIL

Nuestras regiones, a lo largo y a lo ancho del pa�s (como se suele decir), cuentan costumbres, ritos, leyendas, mitos e historias que nutren la vida cotidiana de su gente, y dan sentido a infinidad de acciones, motivaciones y esperanzas. Protegen y explican sucesos, fortalecen y marcan, por que no decirlo as�, la identidad de los pueblos. En este hacer se reivindica la creencia de poderes y gracias especiales que como un don poseen algunas personas que a su vez dar�n protecci�n a otras. En esta creencia tienen lugar los cultos y celebraciones profesados a v�rgenes y santos de la Iglesia Cat�lica y veneraciones locales transmitidas de generaci�n en generaci�n, algunas de origen precolombino.

En la zona del litoral, por ejemplo, se narran en toda ocasi�n leyendas y santificaciones populares que pueden verse plasmadas en las festividades, en el santoral de los pueblos, en su geograf�a� En Corrientes son casi exclusivamente de ra�z guaran�tica o guaran� y el pueblo practica en relaci�n con ellas una devoci�n tal que ha abierto sus fronteras a comunidades del m�s variado origen y lugar. Estas leyendas no son vividas como tal sino como hechos y experiencias que ocurrieron alguna vez a un ser como ellos, a un compa�ero que hoy es un compa�ero de alma. Son aut�ctonas y desentra�an el sentir de la gente del lugar, uniendo el ayer y el hoy en una fe capaz de sembrar en cualquier terreno. Es as� que hoy, ritos y celebraciones que eran patrimonio cultural de una zona peque�a y desconocida para muchos, son de la madre tierra y de todos los que en ella viven. Se observan muestras de ello a miles y miles de kil�metros. Esto pasa tanto con los santos populares correntinos, como con los de la puna o de la patagonia por mencionar s�lo algunos. Y hablan a viva voz de la idiosincrasia creyente y abnegada de la gente que habita nuestros territorios. Estas creencias van de la mano de la naturaleza y del hacer del hombre en ella y es profundamente costumbrista motivo por el cual es f�cil reconocer en cada una de estas pr�cticas al pueblo que le dio origen.

Uno de estos santos populares es Gauchito Gil. Tan solo su nombre despierta la fe de su gente y de quien descubre en �l a un amigo, un hermano, un salvador, un intermediario para las buenas causas ante Dios, un santo!!

Hace ya mucho tiempo que escucho hablar de �l pero nunca me hab�a acercado hasta ahora. Desde que eso pas�, al sentirme acompa�ada por �l, intento ver con otro cristal algunas cosas, las que me pasan, las que suceden a mi alrededor, aquellas por las que lucho, aquellas por las que sue�o, aquellas que temo perder, �.y la fe a renacido en m� de su mano.

En agradecimiento por eso y por mucho m�s comienzo esta tarea de contar y hacer llegar a quien necesite de su noticia.

De la tarea de contador de historias, lo m�s emocionante es el esp�ritu que surge para acercarte a una nueva vivencia, a su fuerza, a otra gente que como vos intenta andar por los caminos de la vida. Santo Popular Antonio Mamerto Gil N��ez, Gauchito Gil simplemente es hoy uno de los santos populares m�s difundidos entre la gente, de boca en boca, de milagro en milagro podr�a decirse.

Por todos lados, en Corrientes, Entre R�os, en la Provincia de Buenos Aires, bien al sur, a la vera de los caminos, en las casas de sus promeseros y creyentes hay una insignia, un altar, una se�al de la fe que nace y con el Gauchito se queda. En el Departamento Mercedes, en la Provincia de Corrientes, a pocos kil�metros de la planta urbana de la ciudad, est� su santuario. All� permanentemente va su gente a rezarle, a pedirle y a agradecerle. Cada 8 de enero se conmemora su muerte y se agradece su bendici�n y milagro. Con alegr�a, como �l quer�a, se celebra su ayuda y se pide protecci�n. En esos d�as y todos los d�as, entre ca�as tacuara que elevan al viento sus banderas de color rojo y algunas blancas y celestes tambi�n, se escuchan bailes de chamam�, rezos, y los m�s diversos agradecimientos. Testigo de ello son objetos como vestidos de novia, t�tulos, papeles como testimonio de lo logrado, placas que cuentan los sucesos y contagian la fe a otros que vienen a pedir por algo que necesitan o los desespera, recuerdos y promeseros que cantan su santidad. Todos reciben consuelo, esperanza y fortalecen con algarab�a la fe que en �l han depositado.

Montones de chicos, los tambi�n llamados gurises, y familias, acompa�an al Gauchito con su trabajo diario y te proporcionan lo que busc�s. Por ello, cuando de llevarte un recuerdo se trate encontrar�s variados testimonios y si en cambio quieres regalarle algo a tu santo tambi�n hallar�s all� lo que deseas; sabrosa comida t�pica para preparar la partida o reforzar el arribo, lugar para dormir si la noche te alcanza all� o si prefieres llegar en la noche o d�as antes para esperar el momento de su d�a en el calor del verano correntino, completas instalaciones aportan comodidad para tu estancia. Todo est� preparado porque son muchos los que llegan y llegar�n, y su gente es hospitalaria, no lo olvidar�s.

Un poco de historia de la que narran sus coterr�neos.

El cielo abierto, estrellado, es quien corona la noche de festejos del d�a 8 de enero. El sol del d�a re�ne a todos en la fe, devotos y curiosos. El mismo cielo que lo acompa�� cuando viv�a y el sol que brill� sobre su piel cuando hac�a lo que estaba a su alcance para ayudar a sus hermanos.

Un d�a como hoy, un 12 de agosto Encarnaci�n N��ez dio a luz a un ni�o que llam� Antonio Mamerto Gil N��ez. Su padre era Jos� Gil de la Cuadra. Corr�a el a�o 1847 seg�n se cuenta pero pudo ser antes o un poquito despu�s. De su ni�ez poco se sabe, su protagonismo comenz� a cobrar importancia siendo ya mozo.

Eran tiempos dif�ciles, el escenario parece ser el mismo que viv�an y peleaban el Chacho Pe�aloza y Facundo Quiroga entre otros. A estos hombres los hermanaba la oposici�n a luchar en rencillas internas y el af�n por la justicia, anhelada pero tard�amente conseguida. En el caso de Antonio Gil, la situaci�n pol�tica de la regi�n lo expuso a un rol que no acept� y que le fue exigida por el Coronel Juan de la Cruz Zalazar, ex guerrero contra el Paraguay, que representaba en esta oportunidad a los celestes. En lucha con los colorados, la misi�n era enfrentar a sus hermanos, por lo que una vida de persecuci�n quedo planteada cuando eligi� �alzarse� o mejor dicho irse del lugar para no cometer tal error.

No se sabe con seguridad la fecha hist�rica de sus vivencias. Lo que si se sabe es el d�a de su muerte y el per�odo de lucha que atravesaba a la Corrientes de la �poca: liberales y autonomistas (celestes y colorados respectivamente) se enfrentaban a diario y obligaban a su gente, a sus gauchos, a sumarse a la partida. Esos gauchos eran correntinos, gauchos criollos y campesinos, vecinos y cuando no amigos o parientes, convocados a matarse entre s� por la causa pol�tica que sus jefes defend�an y que muchas veces ellos, a gusto o disgusto acompa�aron. Las guerras no eran nada nuevo, ya hab�an sufrido el cruento enfrentamiento con el Paraguay y esto parec�a no terminar en las �ltimas d�cadas del siglo XIX.

Gil ya hab�a guerreado contra el Paraguay y conoc�a de esas muertes y de luchas. Dicen que por esa �poca, el Coronel Zalazar, lleg� a Los Palmares, lugar donde eligi� acampar con su gente de campa�a. All� Antonio Gil, reclutado anteriormente, decidi� dejar del campamento y se intern� en el monte. Sus detractores lo acusaron luego por delitos contra la propiedad y lo nombraron �desertor� por cuesti�n de rebeld�a; otros en cambio lo defendieron y lo nombraron como un luchador por la causa de los m�s necesitados. Su gente lo recuerda como un hombre de bien y viejos pobladores aseguran que ten�a el �don� de curar, una mirada capaz de hipnotizar y un coraje envidiable.

Antonio Gil permaneci� en los montes, rodeando los destacamentos para no ser encontrado se acercaba a los pueblos y ayudado por sus amigos sobreviv�a. Seg�n algunos dicen, se apareci� despu�s de m�s de un a�o. En ese lapso de tiempo el mismo grupo de gauchos y soldados que �l hab�a abandonado en Los palmares hab�a estado licenciado porque hubo un acuerdo entre liberales y autonomistas, y fue luego convocado nuevamente para una batalla. Los hechos se confunden en este punto: algunos recuerdan que lo sorprendieron en el monte, otros dicen que se present� ante el mismo Coronel Zalazar de entonces, cuando �ste llam� a sus hombres, momento en el que se le pregunt� por sus motivos para desertar.

En lo que todos coinciden es en la explicaci�n de Gil. �andeyara, dios guaran�, le hab�a dicho mientras el dorm�a que no hab�a razones para pelear ni agravio que vengar, tras lo cual decidi� tomar sus cosas (y no otras) y salir al monte caminando, acompa�ado de dos compa�eros que al escuchar lo que �l dec�a del mensaje divino decidieron seguirlo. Sin embargo, parece que su explicaci�n no fue suficiente, fue mandado a Mercedes y desde all� deb�a ser trasladado a Goya para ser juzgado en Tribunales de la jurisdicci�n. Se entreg� mansamente y maniatado emprendi� el viaje con cuatro soldados. Conoc�a su destino.

Los vecinos al ir enter�ndose se preocuparon, era sabido que la mayor�a de los presos no llegaban a Goya, eran muertos antes, en el camino. Episodios que generalmente se justificaban como intento de fuga y un avenido tiroteo terminaba con la ca�da y muerte del preso.

Entre los que se enteraron de los hechos, estaba Vel�zquez, un coronel veterano guaran� que conoc�a a Gil, a quien consideraba noble y honesto, y de quien dec�a que era conocido como hombre bueno, justo y conjurado cuando las circunstancias lo requer�an. Pensando en estos hechos, se present� ante Zalazar para pedir por �l. Zalazar pidi� entonces que si sus palabras eran ciertas le hiciera llegar 20 firmas de personas conocidas del pago de Mercedes y el daba su palabra de dejarlo en libertad junto con el perd�n. Dicho esto Vel�zquez junt� las firmas y Zalazar cumpli� con su palabra.

Pero la nota remitida a la ciudad de Mercedes lleg� tarde. Gil y los soldados ya hab�an salido para Goya. Y al llegar al cruce de las picadas, a unos 8 km., un poco m�s de una legua, al norte de Mercedes, los tres soldados, un sargento y el prisionero Antonio Gil hicieron un alto en el camino, para descansar los caballos o para cumplir otros fines; la historia parece confirmar que fue lo segundo: ning�n prisionero llegaba a destino en esa �poca.

Apelando a la bondad de estos sargentos y soldados les pidi� que no lo maten, que la orden de su perd�n esta en camino. No lo escucharon y el agreg�: Vos me estas por degollar, pero te digo algo m�s: cuando llegues esta noche a Mercedes, junto con la orden de mi perd�n, te van a informar que tu hijo se est� muriendo de mala enfermedad y, como vas a derramar sangre inocente, invocarme para que interceda ante Dios Nuestro Se�or, por la vida de tu hijo; porque sabido es que la sangre del inocente suele servir para hacer milagros�� Cuentan que el sargento no crey� en sus palabras, en cambio cre�a que Gil estaba asustado y delirando del miedo o diciendo cualquier cosa para salvarse.

Despu�s de esto lo mataron. Sobre su muerte se cuentan muchas cosas m�s. Algunos dicen que tal vez lo ataron a un �rbol y le dispararon pero las balas no le entraron en el cuerpo tal como dice otra creencia popular que afirma que quien lleva un amuleto de San la Muerte no le entran balas en el cuerpo. Antonio Gil precisamente llevaba para su protecci�n un amuleto de este �santito�, como �l le dec�a.

Tambi�n se dice que lo colgaron de los pies y con el mismo cuchillo de Antonio Gil, el sargento cort� su yugular. Otros dicen que llegado al lugar, el sargento orden� que los soldados lo colgaran y all� lo degoll�.

Lo cierto es que muri� brutal e injustamente siendo adem�s inocente. Despu�s de este momento sus matadores regresaron a Mercedes y se enteraron de la verdad de las palabras de Gil. El sargento record� sus palabras y solicit� permiso para visitar a su familia; al llegar a su propia casa recibi� la noticia de la gravedad de su hijo, con fiebre alt�sima y sin salvaci�n.

De rodillas le pidi� al Gauchito que intercediera ante Dios para salvar la vida de su ni�o y le suplic� perd�n por sus actos. A la madrugada el milagro hab�a sido concedido y el sargento lleno de alegr�a construy� con sus propias manos una cruz con ramas de �andubay y se dirigi� caminando hasta el lugar donde hab�a matado al Gauchito.

Desde ese momento y hasta hoy se hace un alto en el camino para pedir y dar gracias a Dios, por su intermedio. Los peregrinos y promeseros desde entonces son cada vez m�s numerosos. Son multiplicados por miles las personas que se cercan a visitar al santo, a tocar su Cruz de Madera, prenderle una vela colorada o plantar una tacuara con una bandera colorada con los nombres de las personas a las que se le pide que proteja o para dar testimonio del milagro realizado por el Gauchito. Tambi�n se suele estampar en una placa el agradecimiento que perdurar� por siempre en el recuerdo de los tiempos.

En ese mismo lugar sus milagros empezaron a sucederse y la gente que ya cre�a en �l como en un una buena persona, sensible, afanoso por lograr la justicia en sus actos e inspirarla en los ajenos, amante de la libertad y de la vida, orgulloso de su estirpe y su tierra, de su gauchaje, aquel del que era parte, dolida por su asesinato lo acompa�� y vio con asombro y devoci�n que su gracia estaba con ellos. Los pedidos se acumularon y las bendiciones y milagros comenzaron a llegar. Que aqu�, que all�, un nuevo promesero nac�a, su fe se extendi� y ya no s�lo Mercedes es su cuna. Cada lugar donde se lo recuerda, se le agradece, se le pide, es su casa. Su nombre y sus colores acercan, la fe hermana en un culto sin fronteras.

De la santificaci�n popular

A partir del mismo d�a en que el sargento llev� la cruz hasta el lugar de la muerte del Gauchito, fue el comienzo de lo que com�nmente se llama �Santificaci�n Popular�, santificaci�n que obra por voluntad del pueblo. Por ello hasta no recibir oficialmente la canonizaci�n y posterior santificaci�n a cargo de los representantes del la Iglesia Cat�lica, a estas almas que interceden ante el Alt�simo por todos los promeseros, se las incluye en los que se denomina Santoral Profano o Ap�crifo. As� sucede con la Difunta Correa, San La Muerte, L�zaro Blanco y miles de hombres y mujeres milagrosos que fueron elegidos por la gente como sus cuidadores. El Santoral Pagano de Corrientes tiene adem�s a Olegario Alvarez conocido con el apodo de �El Gaucho Lega�; Francisco L�pez cuya veneraci�n es conocida como la �Cruz de Francisco L�pez�, San Antonio Mar�a, Aparicio Altamirano, Pedro Perlait� y otros.

La Iglesia Cat�lica cuenta varios requisitos para pensar en una santificaci�n, como por ejemplo que el culto perdure m�s de 100 a�os, el afecto y la demostraci�n de la adoraci�n del pueblo, sus milagros, etc. Los milagros del Gauchito Gil han sido y siguen siendo demostrados, los promeseros son cada d�a m�s, crecen los agradecimientos y se renuevan los pedidos. La santificaci�n del Gauchito Antonio Gil o como se lo llama en lengua guaran� �Curuz� Gil� es un hecho. El pueblo lo nombr� su intercesor y sabe que encontr� a un fiel compa�ero y benefactor, un santo popular.

Florencio Godoy Cruz, un poeta, escribi�

�A la muerte de Antonio Gil�

No asomar�n a sus ojos el fuego de los luceros

ni el pay� de su mirada su enemigo detuvieron.

Le dio su propio cuchillo al fin su fiel compa�ero

Y hubo un silencio profundo en el monte espinillero.

Yo te perdono, chamigo, y en se�al de compa�ero

cuando llegues a tu casa el hijo no estar� muerto.

Callaron p�jaro y viento en el monte espinillero.

Colgado est� de los pies degollado el pai ubrero.

Y est� la cruz que trajera quien dio el tajo al prisionero

cuando hall� al hijo ya muerto, resucitado en Enero.

 

C�mo encontrar su lugar de peregrinaci�n

En su lugar de peregrinaci�n, donde se lo recuerda, reza e implora al Gauchito se encuentra adem�s de su mausoleo, un oratorio donde se puede leer una copia de un chamam� que lleva la poes�a de una poeta correntina y m�sica del chamamecero Roberto Galarza. La obra se titula �Injusta Condena� y dice:

En esa cruz del camino

moj�n de vida y de muerte

siempre estuvo un espinillo

custodio fiel de tu muerte.

El viento acun� banderas

enastadas en tacuaras

y en esas rojas lumbreras

tu pueblo reza ante el ara.

(Estribillo)

Te ofreciste al Redentor

para aliviar sufrimiento

y ver tu pueblo contento

en un milagro de amor.

Antonio Gil te llamabas

gaucho noble de alma buena

tu vida se vio tronchada

por una injusta condena.

 

En este chamam� que ha llevado por el mundo la buena nueva de este milagroso ser, se nos cuenta un poco c�mo era el lugar que seguramente lo vio pasar tantas veces y un d�a lo acun� al morir. Su lugar est� cercano a un cruce de caminos ( hoy las rutas Nro. 123 y Nro. 119), en el campo, a 8 kil�metros de la ciudad de Mercedes, antiguamente llamada zona del Pay-Ubre, donde hab�a y hay espinillos, algarrobos, �andubay, �rboles y arbustos de la regi�n. Uno de ellos fue el elegido para cometer la matanza y en lo que qued� de �l se recuerda ese triste momento.

Rodeado por su monumento, lugares de agradecimiento construidos por sus promeseros como un escenario donde se baila en su honor, el oratorio, y otras instalaciones est� el esp�ritu del Gauchito, conocido en los Esteros del Iber� desde el mismo momento de su muerte como milagrero y milagroso.

La ca�as tacuaras que alzan la bandera que lo identifica dan colorido al paisaje agreste y c�lido correntino. Son llevadas por sus promeseros como se�al y testigo de sus milagros y se aprecian desde lejos.

De otros milagros

Desde el momento en que se comparti� la existencia del milagro del hijo del sargento que le hab�a dado muerte, el lugar se transform� en un incesante ir y venir de promeseros que lo visitan. Cuentan que era tal la cantidad de promeseros que iban y le prend�an una vela que el due�o de la estancia, por miedo a que se incendiara el campo hizo tr�mites para llevar su cuerpo al cementerio local. Este hombre tenia un buen pasar, linda familia, buena salud pero desde el momento en que pide que el oratorio encuentre nuevo lugar su bienestar empez� a decaer. El estanciero enfermo y se cree que uno o dos de sus hijos murieron tempranamente, la hacienda se apestaba, los campos se secaban mientras los campos vecinos florec�an con el verde divino de los esteros del Iber�. Los m�dicos nada lograron hacer por lo que consult� a una mujer para que lo �curara�, quien le dijo que el �nico remedio que tenia para su mejor�a era traer nuevamente el Oratorio de Antonio Gil que hab�a mandado sacar de sus tierras. Tras escuchar estas palabras el estanciero orden� inmediatamente construir un mausoleo junto a una cruz que mand� tallar. Ese t�mulo o mausoleo es el que actualmente se conserva debajo de un tinglado (techo de chapa de acero) que lo preserva de las inclemencias del tiempo. Los restos mortales de Antonio Gil quedaron en el cementerio local y la veneraci�n volvi� a realizarse en el lugar de su muerte, lugar que el due�o del campo cedi� generosamente para que se puedan construir comodidades que alberguen a tantos peregrinos que frecuentan el lugar. Tambi�n alej� el alambrado hacia adentro del campo para que el fuego de las velas no pudiera da�ar los pastos y �rboles. A partir de ese momento el estanciero se mejor�, la salud de los integrantes de su familia no tuvo mayores sobresaltos, la hacienda se cur� y el campo recuper� su verdor. En agradecimiento, el estanciero plant� una tacuara con una bandera colorada, divisa que identificaba a Antonio Gil. (Algunos cuentan que la bandera que puso el estanciero era de color celeste y que la curandera que lo aconsej� puso junto a ella una de color rojo, color de preferencia del Gauchito.) Las tacuaras y banderas se multiplicaron igual que los pa�uelos y las cintas del mismo color. El mausoleo es de piedras del lugar y esta recubierto de mensajes, placas, cuadros, fotos, que se hermanan en el agradecimiento. Distintas lenguas, historias, culturas, son testimonio de la gran fe que despierta su esp�ritu.

C�mo pedirle al Gauchito Antonio Gil

La manera de pedirle favores al santo es de lo m�s variada. Est�n los que le prenden una vela colorada y le hacen el pedido. Otra manera es escribir en una cinta de raso colorada el pedido y colocarla por la noche en un cruce de caminos, apoyada en la rama de un �rbol, de un alambrado o en un palo clavado en la tierra (si es una ca�a tacuara es mejor, caso contrario una ca�a com�n o un palo de madera). Se enciende una vela colorada, se toma una cinta colorada y se la hace pasar, todo el largo de la cinta, de un extremo a otro entre los dedos, a modo de rosario, all� en ese momento se le hace una oraci�n al Gauchito, se le pide que interceda ante Dios por nosotros, y al finalizar se rezan un Padre Nuestro, un Ave Mar�a y un Credo. Luego toman la cinta y la llevan a un cruce de caminos, cerca de un �rbol, si las condiciones lo permiten, se enciente una vela colorada. Hay personas que le encienden una vela colorada en un cruce de caminos y le hacen el pedido all�. Otra forma de hacer un pedido es realizando una novena comenzando un d�a lunes.

Oraci�n al Gauchito Antonio Gil

OH! Gauchito Gil

Te pido humildemente

Se cumpla por intermedio

Ante Dios, el milagro que te pido:

Y te prometo que cumplir�

Mi promesa y ante Dios

Te har� ver,

Y te brindar� mi fiel agradecimiento

Y demostraci�n de Fe

En Dios y en vos

Gauchito Gil

Am�n.

Datos

En nuestros d�as el Santuario de la Cruz Antonio Gil cuenta con una importante infraestructura, fruto de donaciones recibidas. Con ellas se han realizado por ejemplo trabajos de instalaci�n el�ctrica, agua potable, ba�os para damas y caballeros, parrillas, aleros, delimitaci�n de zona para acampar, etc. El Santuario es administrado por el Centro Recreativo Devotos de Antonio Gil, asociaci�n legalmente aprobada por el decreto Nro. 2485 firmado en 1988 por el entonces Gobernador doctor Ricardo Leconte y el Ministro de Gobierno y Justicia doctor Mario Ram�n Branca.

Fuente:

. Relatos de gurises correntinos

. Material impreso de difusi�n sobre el Gauchito Gil ( El Culto al milagroso Antonio Gil �El Gauchito�, Autor: Arcadio; Los poderes del Gauchito Gil, Autor: Tr�nsito Galarza)

. Letras de Chamam� sobre el Gauchito Gil, sus milagros y su vida.

. Sentires populares transmitidos por tradici�n oral.

. Vivencias personales.

. Poes�a de poetas, m�sicos, cancioneros y escritores.

Agradecemos el aporte de Lilly Ristic en este articulo
 
 

 

 


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