CEFERINO NAMUNCURÁ
YA ES BEATO
El
pueblo mapuche tan castigado y tan luchador por sus
derechos tiene un Santo.
VIDA DE VOCACiÓN
La vida de Ceferino Namuncurá, el indiecito mapuche
que fue consagrado como beato para la iglesia
católica, estuvo signada por momentos de hondo
sufrimiento físico y espiritual, pero iluminada con
una fuerte
vocación de servicio y las ansias de consagrarse
sacerdote para ayudar a sus
", hermanos.
Nació el 26 de agosto de 1.886 en el paraje
rionegrino de Chimpay (que en la lengua araucana
significa "lugar para alojarse") en donde su padre
el cacique Manuel Namuncurá, había instalado sus
tolderías después de rendirse a las tropas militares
que comandaba Julio Argentino Roca. En 1.897, ya con
11 años, le reclamó a su padre que lo mandara a
estudiar, para poder superarse en bien de los suyos.
El primer destino de enseñanza que le consiguió don
Manuel fue la escuela de oficios de los Talleres
Nacionales de Marina, en Tigre en donde Ceferino
ingresó hacia julio de 1.897. Posteriormente, por
recomendación del Presidente Luis Sáenz Peña,
Ceferino ingresara como alumno pup;lo del Colegio
Salesiano Pío IX del barrio porteño de Almagro, en
septiembre de ese año.
En ese momento comenzó el camino de Fe y devoción
católica, y descubrió una temprana vocación
sacerdotal. Hacia 1.901, el joven mapuche estaba
terminando la escuela primaria, pero ya sufría
ataques de tos con pérdidas de sangre, los primeros
síntomas de la tuberculosis.
Llegó a Viedma en los últimos días de enero de ese
año, entró al Colegio San Francisco de Sales y quedó
al cuidado del sacerdote Evasio Garrone, un
enfermero aventajado al que llamaban" el padre
doctor". Pero la vida sana y los cuidados de todo
tipo no lograron ponerle coto al mal.
Ceferino empeoraba paulatinamente y no pudo ingresar
al noviciado
en 1.903. (Extraído del DiarioPopular-Domingo 11 de
nov. De 2.007).
Fue una hermosa ceremonia la de beatificación a
donde el segundo más importante del Vaticano habló
con una sencillez que nos emocionó muchísimo. Además
la misa fue oficiada en lengua mapuche y castellana
-parte y parte- es de destacar para los pueblos
originarios, por el respeto con que se realizara
todo. Fue la primera vez que se realiza una
beatificación con misa oficiada en América, ya que
todas las anteriores fueron hechas en el Vaticano.
Contó con la presencia deJ secretario de Estado de
la Santa sede, Tarcisio Bertone como enviado del
Papa Benedicto XVI; del cardenal primado de la
Argentina, Jorge Bergoglio, del vicepresidente de la
Nación, Daniel Scioli y del rector mayor de la orden
de los salesianos, Pascual Chávez Villanueva.
Al momento de pedir la beatificación subió al
estrado la misionera mapuche de Chubut, Hermelinda
Painequeo, y Aparicio Millapi, miembro de la
comunidad araucana de Río Negro, la mujer lo hizo en
lengua mapuche y el hombre lo efectuó en español
haciendo la traducción.
Otro momento para destacar fue cuando se entregan al
altar los frutos, entregando de cada región de
nuestro país algo significativo, que los
indentificara. Se entregó por ejemplo un poncho
salteño, flores y frutos del litoral, y otros. Ahora
resta esperar para su santificación, que se
reconozcan más milagros.
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