Pero claro,
cuando el frío aprieta y las noches se quieren hacer
largas, los lugareños se multiplican y el fogón invita
a contar cuentos de espantos.
La salamanca
es definida como la
escuela del conocimiento y la viveza. Su regente, que
no es de los más buenos pero sí de los más astutos, no
es otro que el diablo, quien cobra a los asistentes la
módica suma de un almita o la vida de algún ser
querido.
¿Qué es lo que
tanto valor puede tener para canjearlo por almas
humanas? i Poder!. Se les ofrece a los aspirantes
diferentes hechizos y embrujos con el fin de lograr
algún cometido: amor, dinero y demás lujos y placeres.
Sin embargo, el
diablo siempre gana y. aunque la prenda sea el alma de
otro, el demonio, vivo y paciente, cuando el negociante
muere se lleva de propina también su alma.
Muchos son los
que afirman haber ingresado en la sede misma del
diablo...Cuentan que es un agujero grande y profundo,
pero que no se ve fácilmente, está en medio del espeso
monte o en las barrancas de los ríos, donde se juntan
sus seguidores, los estudiantes, a aprender de sus
interesantes clases.
Los parroquianos no escatiman
detalles, afirman que allí adentro hay grandes
espacios: una sala inmensa donde los visitantes deben
acomodarse en asientos. que no son otra cosa que.
serpientes enroscadas. Y no concluye ahí la cosa,
serpientes más pequeñas y otras alimañas se. arrastran
por el lugar entre los estudiantes y se trepan a sus
cuerpos desnudos, probando su coraje. Antes de comenzar
cada clase se canta adorando al demonio y se defenestra
cualquier' acercamiento a lo divino o celestial.
La ceremonia comienza
en la entrada misma de la sala manca, allí se
muestra una figura religiosa