Los Generales Jerónimo Espejo, Tomás Guido y José Melián,
amigos de San Martín dejaron valiosas páginas sobre
su vida cotidiana, también su yerno Mariano Balcarce
registró momentos de sus últimos años en Francia
junto a su hija y sus dos nietas Josefa y María
Mercedes, todos destacan su riqueza espiritual y su
deseo de transmitir valores éticos y costumbres
austeras. Placeres. La vida militar no impedía que
San Martín desarrollara otras capacidades. Hablaba un
excelente francés y desafiaba a los Generales de su
Ejército frente a un tablero de ajedrez, además de
jugar a El centinela y La campaña, juegos de guerra
que estaban de moda en Europa. En España tomó clases
de guitarra y canto. Según cuenta Espejo, en los
ratos libres José se entretenía ensayando temas
andaluces. Y también la pintura enriquecía su vida.
San Martín se dedicó (...) a pintar con caballete y
pincel escenas de la vida marina (...). Hábitos de
Soldado. El General siempre desechó el lujo, pero
cuidaba su aseo personal y el buen estado de su ropa.
Tenía para su uso personal un costurero con hilos,
agujas y botones. Cuando su hija Mercedes intentaba
coserle alguna prenda el padre le regañaba porque
atentaba contra sus buenos hábitos de soldado.
Los vinos de Mendoza. Manuel de Olazábal, jefe de escolta del
Ejército de los Andes, cuenta que el General lo había
invitado a comer junto con Mosquera un amigo
colombiano y Antonio Arcos, jefe del Ejército de los
Andes. "-Usted verá como somos los americanos que en
todo preferimos lo extranjero-"le comentó. A los
postres San Martín encargó unas botellas de vino
mendocino y luego uno de Málaga. Cuando pidió la
opinión a sus invitados, manifestaron su preferencia
por el vino español, entonces riéndose, el anfitrión
contó deliberadamente que había mandado cambiar las
etiquetas.
Información extraída del diario Crónica 15 de Agosto
de 2005. Autor
Sr.
Eduardo Pogoriles.