Así fue como titulamos aquella audición de radio en la
emisora de Burzaco, te acordás?... Cuando nos
preguntaron el por qué del título no dudamos ni un
instante en decir lo que, desde el principio de los
tiempos, sabíamos sobre lo que los historiadores, los
poetas, los autores nos decían del Tango. Porque en
cada uno hay una mujer. La madrecita, la mina, el
yiro, todas ellas mujeres, de distinto nivel social,
algunas de lejanos países llegadas a este Buenos
Aires buscando quién sabe qué, detrás de aquel hombre
que les mintiera amor eterno...
De nosotras es el Tango. Y vos, igual que yo, lo sentís tuyo,
parte tuya, lo llevas encarnado en la piel,
recorriendo tu sangre en cada palabra, en cada nota.
Es que de Tango estuvo hecha tu cunita, de Tango el biberón y
tus ropitas tan humildes. Tu vieja te acunaba con un
tanguito cuando lloriqueabas esperando el sueño, allá
en Parque de los Patricios. Porque hasta eso tenés,
naciste en un barrio con olor
y sabor a tango!. Y cuando tu viejo llegaba medio
mamao, queriendo fajarla a tu vieja por lo que él era
incapaz de conseguir, entonces vos te ponías al
frente y en puntitas de pie le alzabas los brazos y
entonces ese hombre abatido por la bronca y la
miseria te acurrucaba entre sus brazos, te besaba y
de tu boquita fina de pincel salía un gorjeo de
gorrión abandonado cantándole al oído La Calesita.
Entonces allí todo cambiaba, ese hombre desgarbado
por el desaliento (y andá a saber por qué otras cosas
más) esbozaba una sonrisa como agradeciéndote no
haberle permitido castigar injustamente a tu mamita,
a esa mujer compañera en las buenas y en las malas.
Entonces ella cumplía con el ritual a la hora de dormir, te
abrigaba, te besaba y procedía a hacer lo mismo con
ese hombre que, minutos antes, había querido romper
la magia de la familiaridad.
Así somos las mujeres. Amamos a pesar de todo. y así sos vos,
amas a pesar de todo...
Porque tu vida sentimental no ha sido un dechado de virtudes.
Si hasta parece que en el amor también sos una letra
de tango. De aquellos tangos dolidos y sensibleros,
de esos tangos que hicieron que muchos renegaran de
nuestro folklore urbano porque decían que el
Tango es triste.
Pero vos sabes que no es cierto, y por eso lo seguís
cantando, apostando al Tango.
Como apostate al amor del hombre que te abandonó, y aquel
otro que te surtió hasta que
dijiste ¡basta!... Y con tus cinco soles (como les
decís vos) te fuiste buscando libertad, como los
gorriones de los parques... Y el otro que te mintió,
y el otro que, bueno... para que vamos a seguir con
la lista.
Vos al Tango... lo bancás. Y como retribución, él te regala
sus letras para que, mágicamente, florezcan de tu
boca e inunden de pimpollos sonoros los clubes, los
centros de jubilados, los bares, las culturales y las
calles; porque no dejaste rincón en silencio; porque
tu voz, profunda y de seda se coló por todas las
rendijas de nuestra piel hasta hacemos sentir la
necesidad de escucharte. Somos tango dependientes,
vos tenés la culpa. Flaca, ... vos sos el Tango y
el Tango es... cosa de mujeres.
Sarah
A mi querida amiga, LlLlANA BRAVO. 09-05-06