La Civilizaci�n Calchaqu�
"Pr�diga en rincones y valles abrigados y
hospitalarios, gran parte de la tierra salte�a estuvo
habitada por tribus integrantes de lo que muchos
arque�logos denominan hoy "civilizaci�n andina".
Eran
los pulares, los guachipas, los hualfines, los amaichas,
los quilmas, los
tolombones y otros grupos ind�genas
unificados por rasgos culturales comunes que
compensaban su relativa dispersi�n geogr�fica. Todos
hablaban la misma lengua, ten�an un tronco racial com�n
y hac�an del cultivo de la tierra, su principal
actividad econ�mica. No fue extra�o, entonces que los
espa�oles los unificaran bajo una misma denominaci�n
�diaguitas, vocablo que no tard� en convertirse en
sin�nimo de calchaqu�. Una de las m�s avanzadas de las
culturas, con muchos
puntos en com�n con la del norte, en las tierras del
lncario. Base de su dieta era el ma�z, zapallo y
otros productos, que prosperaban sobre pa�os
de cultivo librados de yuyos e irrigados por acequias
de ingeniosa factura. Tambi�n la vaina de algarrobo era
importante en su alimentaci�n, adem�s carnes de
vicu�as, guanacos y llamas, estas �ltimas
proporcionaban la lana que las mujeres utilizaban en
sus tejidos realizados en telares, bell�simas prendas,
te�idas con pol�cromos jugos vegetales. Excelentes
alfareras confeccionaban todos los cacharros de uso
dom�stico y tambi�n se encargaban de moler ma�z y
algarroba para obtener, harina, elaborar chicha y la
aloja que consum�an durante los festejos. La metalurgia
estaba desarrollada, y el metal extra�do de los cerros
con instrumentos primitivos tomaba forma de adorno,
arma o utensilio en manos de los fundidores.
Atrincherados en sus pucar�s y escudados en su
valent�a, los diaguitas transformaron los valles
calchaqu�es en su propiedad. La regi�n central, era
zona de frontera con los pueblos selv�ticos y
chaque�os, en un �mbito radicalmente distinto. La
exuberante selva y la boscosa llanura albergaban a
lules, tonocotes, matacos, chorotes, tabas, chulup�es,
y otros grupos culturalmente menos evolucionados que
los vallistos. Unos y otros sin embargo reaccionaron
con igual sorpresa ante la irrupci�n de "esos
extra�os hombres de tez blanca y brillante
armadura que montados en animales Jam�s vistos
infund�an p�nico, con esos tubos met�licos que al
tronar sembraban la muerte a distancia".
Cuando esto sucedi� el miedo empez� a nidar en muchos
esp�ritus, pero no vast� para detener el impulso vital
predominante: "resistir al invasor actitud que los
diaguitas llevaron hasta sus �ltimas
consecuencias".
Informaci�n extractada de Enciclopedia Argentina.
Editorial Abril Educativa y Cultural S.A. Editor C�sar
Civita. Avalada por el Instituto Geogr�fico Militar.
Colaboraci�n Sra. Ana Mar�a Cascallar. |