Las
mujeres no rechazaron nunca el uso del caballo,
sirva como ejemplo el caso de nuestras mujeres en la
guerra de la Independencia, acompañando a sus hombres
al frente de la lucha. Entre crioIlos
lo común para el paseo, los viajes o la fuga fue que
las mujeres montaran "en ancas"
No obstante en las tareas rurales que ejercieron
frecuentemente cabalgaron muy bien a o varón. Williand
Holland, documenta como, una linda mujer a media rienda
galopa bien sentada en el apero, apoyándose en los
estribos de botón, calzando espuelas en los pies
desnudos. Enrique Larreta en " Zoigobi" (1926) nos
presenta a su personaje Lucía, Señora estanciera,
montada a mujeriegas, pero desdeñando el estribo, en el
caballo de un peón, en el primer matungo sin duda que
hallaba a mano en el. palenque, y cuenta que" hasta
pasando los quince años no demostró Lucía más pasión
que la de andar a caballo, de acá para allá y llegar lo
más lejos posible .... Llegó a conocer cada uno de los
caballos de las tropillas, con sus cualidades, sus
defectos y sus mañas ( ...). Lucía abría las tranqueras
sin apearse haciendo empujar al pingo con el pecho y
volviendo a poner el aro en el madero de
un solo golpe como los peones de campo (...). Habla
todo el tiempo de caballos. Un domador para ella, es un
semidiós. Al hombre que no es muy jinete los desprecia.
A esta figura campestre podemos añadir las esbeltas
"amazonas", que en remotos años engalanaban las
avenidas de Palermo o que en festivas cabalgatas
llegaban hasta pueblos vecinos, o al galope concurrían
a la chacra del doctor Castro, donde se escuchaban los
conciertos al aire libre. Martín Coronado en su libro
"Siempre viva",evoca las parejas de enamorados a la
par:" parla
tarde
vagábamos unidos/ rozando mi tostado
a
su
alazán/. Ella
trémola siempre ante los nidos/ en tumultuoso oleaje
de latidos/revelaba su afán.
Información extractada de
Edición Dominical" Crónica"
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