Un árbol de
tu monte he desbastado
tus hierbas he cortado, bebí tu agua,
y con la espada señalé tu lindez
según rito y usanza consagrada
para vencer la oscuridad y el caos,
para fundar las patrias,
dar sentido a la tierra
y una nueva sede al alma.
Y mando que te llames
como quiso tu pueblo:
Sencillamente - Valle -
¡Este pueblo construido por
si mismo,
que en lejanas y hurañas soledades,
ganó su libertad, su señorío,
sus fueros y el honor de su linaje!
¿Cómo borrar el nombre que te diste,
clara y serena población del Valle?
Del Valle de la Virgen fundadora
que hidalgo arraigó a la buena tierra,
que la salvó del mal y del estruendo,
y, como una ave Fénix que regresa
de los páramos agrios del oeste,
quise que aquí la hazaña floreciera de
Londres legendaria y trashumante.
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¡Morir
pudo el cimiento de tus torres,
pero no la vocación de su Mensaje!
Que entenderán maestros y poetas
y Santos que saldrán del noble Valle.
Te doy también el nombre de
Rey-Santo
que ciudades fundó en tierras paganas,
y de moros y godos hizo un pueblo,
soldando en una sola las dos castas
¡Catamarca del Prado y de
Zurita
y Juan, de Calchaqui:
la gesta inspiradora del Fernando
Vuelva a empezar en ti...
se integre de diaguitas y de cristianos
una progenie impar;
el resplandor de Luna de mi estirpe
ilumine su faz,
y el mestizaje fértil de sus almas
realice la fecunda todo-hombría
que hace al ser inmortal.
¡San
Fernando Valle de Catamarca;
haz de esta fortaleza de las cumbres
ciudadela de Dios,
y una nación de genio y luz alumbre
las llamaradas de pasión creadora
Que hay en tu corazón!.
(5/7/85)
Prof. Federico Pais
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