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AGRUPACIÓN DE PEÑAS AMIGAS DE LA ZONA SUD

REVISTA DE DIFUSIÓN
"RECUERDOS DE NUESTRA TIERRA"
AÑO 5 - REVISTA
21


 Breve historia ... de una zamba.  

Aquella tarde sacudió sus alas para ver si podía volar muy lejos de allí,.. pero no pudo. Cerró las persianas de su almita para que el sol no entrase y la calentara, pero fue en vano. La tarde calurosa de Enero caía estrepitosamente sobre su cabello suelto y, aunque no llovía, sus mejillas y su corazón se mojaron con las lágrimas que de sus ojos salían ardientes gritando un adiós para siempre...

Caminó mucho tiempo sin sentido y trató de recomponer los últimos momentos junto a aquel hombre que, aún hoy, seguía amando. Todo había pasado tan rápido que fue difícil ordenar cronológicamente los hechos.

Tal vez su forma de abrazar la guitarra al igual que su cintura o fue su voz cuando cantaba, que ella sintió que el amor le susurraba al oído nuevamente, trayendo el mensaje esperanzador de volver a vivirlo, o quizás fueron sus ojos, aquellos que no podían verla, pero que sí podían percibirla...

Su pedido fue casi una orden: ... quisiera "verte" bailar una zamba para mí solo, le dijo.

¡Cómo podría ella ensayar semejante pedido para brindarle a él, su gran amor, sabiendo que era ciego? . "Pero los ciegos ven con el corazón", se respondió y como un pájaro en primavera obedeció a su instinto amoroso y allí fue.

Lo preparó todo cuidadosamente, como solía hacer cada una de sus cosas. Eligió minuciosamente la zamba que interpretaría, solicitó ayuda a sus amigas para la coreografía y el vestuario: usaría dos pañuelos, ya que esta vez no tendría un compañero para bailar. ¡Qué difícil se hacía manejar dos pañuelos!, ... pero valía la pena... Su rostro se embellecía de amanecer cada vez que la interpretaba. Sería un viernes o tal vez un sábado, pero lo cierto era que su ansiedad no la alejaba del sentimiento maravilloso que la embargaba, estaba enamorada y no había por qué ocultarlo.

Esperó el llamado confirmando el día y la hora en que, por primera vez en su vida, bailaría para ese ser que solo podía reconocerla con el alma. Todo era excitación, alegría, placer, como cada momento vivido hasta entonces juntos.

Pasaron muchos días y lo cierto es que el teléfono nunca sonó, ni siquiera para un adiós...

Ella se quedó esperando, soñando con aquel final en que con solo cuatro compases, caería rendida en sus brazos, esperanzada en el beso del amor maduro.

Enjugó sus lágrimas en los pañuelos, su pollera batió el aire dolorosamente, la rosa que llevaba en su pelo se marchitó sobriamente, su blusa se descarnó en la tierra como si fuera una semilla que no llevara fruto, sus pies descalzos se movieron suplicantes al embrujo de aquella zamba aquel hombre "ciego"... no quiso ver.

Para vos G. fuente de Inspiración de los amores ciegos.

                                                                                          

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