Los
casamientos entre abor�genes de nuestro pa�s no eran
tan rom�nticos como los que
vemos
en las
telenovelas... veamos....
Cuando un pehuenche decid�a casarse con una joven, no le
escrib�a cartas y mucho menos le cantaba una serenata
(adem�s los toldos no ten�an balcones). Primero le
contaba a sus familiares y amigos, la intenci�n no era
solo comunicar la noticia, sino lograr reunir los
regalos necesarios para presentar ante la familia de su
prometida. Cuando llegaba el d�a de la boda, los amigos
del novio se dirig�an al toldo de la novia para contar
a sus padres las bondades del pretendiente. Reci�n
cuando la madre daba su consentimiento se presentaban
los regalos, a la vista de todos. Entre los regalos
pod�a haber ganado, vestidos y aperos de montar. Luego
se preparaba un asiento con diez mantas y all� se
sentaban los novios. Comenzaba entonces la fiesta que
pod�a durar, un d�a entero. Pero, �Qu� suced�a si los
padres de la novia rechazaban al novio?.. El ingenio
pehuenche hab�a preparado ya la respuesta. Los amigos
del novio raptaban por unos d�as a la novia. Luego los
parientes del novio solicitaban el permiso a los
padres, previamente le llevaban regalos, ped�an perd�n
por el acto de violencia cometido. Siempre hab�a
reconciliaci�n entre las familias
y
claro,
todos terminaban festejando porque "el d�a que me
quieras" hab�a llegado.
Informaci�n extractada de Editorial G.F. Producciones
Garc�a Ferr� SA
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