HISTORIAS DE VIDA Y TRADICIÓN

   Página Inicio

   Quienes Somos

    CARTELERAS
 

   PEÑAS BAILABLES

   EVENTOS Y PEÑAS ESPECTÁCULO

   MÚSICOS Y CANTANTES

 
    TEMAS DE INTERÉS
 

AL COLE CON EL FOLKLORE

   Artículos Relacionados

   Comidas Típicas Criollas

   Conociendo la Argentina

   Conociendo nuestro Barrio

   Creencias

   Costumbres

   Danzas Tradicionales Hist/Coreog

   Diccionario Folklórico

   Efemérides Folklóricas

   Fábulas

   Fiestas Criollas por Provincia

   Jineteada y Doma

   Instrumentos Musicales Autóctonos

   La Payada y los Payadores

   Literatura Digitalizada

   Notas de Interés General

   Nuestra Bandera

   Nuestro Himno

   Pilchas Gauchas

   Objetos Representativos

   Refranero

   Relaciones

   Representantes del Folklore

   Supersticiones y Leyendas

   INGRESO AL FORO TRADICIONES

   LIBRO DE VISITAS
 
   ENTRETENIMIENTOS
 

   Adivinanzas

   El Rincón de los Abuelos

   GAUCHITOOO

   Juegos

   Links relacionados

   Postales Virtuales Argentinas

   Rincón Poético
 
   OTROS DESTACADOS
 
   DESTACADOS DE PEÑAS
   ESCUELAS DE DANZAS NATIVAS
      DONDE APRENDER A BAILAR
   C. de Música/Salas de Ens. / Est. de
      Grabación/Luthiers/Representantes
   Conjuntos y Artistas Folklicos -
   Danzas de Proyección Hist/Coreog
   La Revista Peñera
   Manos Argentinas
   Musicalizadores de Peñas

   PROFESORES - CLASES

   PROGRAMAS RADIALES Y TV

   REVISTAS FOLKLÓRICAS
   DIARIOS TRADICIONALISTAS
EXTRAÑO MI NOGAL
Para mi hija Lisa Guillermina María Ocampo
 

Cuando era estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones en la ciudad de La Plata, buena parte de los alimentos para mis comidas provenían de las encomiendas que mamá y papá me mandaban desde mi lejana y añorada ciudad natal, Chilecito, allá, en la provincia de La Rioja de extensos llanos sedientos, grandes montañas con nieves eternas y valles de ensoñación.

Ya recibido y con hijos, mis padres seguían mandándome encomiendas conteniendo productos regionales y exquisitos dulces y pan caseros que ellos mismos preparaban. Y alguna ropita que mamá siempre confeccionó o tejió para nosotros.

La encomienda que llegó un día de aquellos en que la personita que luego se llamaría Lisa Guillermina María crecía en el seno de su madre, además de arrope pan casero y un abrigo para mí tejido por mamá con lana gruesa, contenía nueces de Guanchín y grapa de Pituil.

 Una mañana fría del mes de Julio de 1976 llevé un poco de nueces y una pequeña botella con grapa para compartir con mis colegas en la Facultad de Ingeniería. En un intervalo entre clase y clase nos sentamos con Celi (a quien cariñosamente llamábamos “el bolita”), Acosta (Don Acosta), Gutierrez  (“el macho”) y López Conde (“el conde López”) a comer nueces acompañándolas con mate y, entre mate y mate, un traguito de grapa. Don Celi, después de ingerir el primer sorbo de grapa dijo:

 “Ahhh... ¡qué perfume!, ¡qué sabor!... Pero es puro alcohol”.

 Y con la misma parsimonia y delicadeza con que arreglaba el instrumental y los equipos, volcó un poquito de grapa sobre la gruesa goma negra que protegía la madera de la mesa y le prendió un fós- foro. Una llama azulada surgió del perfumado líquido hasta que se consumió.

 Don Acosta, mientras comía con fruición las nueces, me dijo:

 “Chango, ¿por qué no te hacés un nogal con estas nueces tan ricas y tan sanas?”

Le respondí incrédulo:

 “Don Acosta, estas nueces fueron garroteadas, secadas al sol, peladas. Están muertas”.

“No hombre, no”, dijo Don Acosta y, acompañando sus palabras con gestos expresivos, continuó: “Lo que nosotros estamos comiendo es la semilla, es como el carozo de un durazno”.

  Y me dio las explicaciones necesarias para transformar esa bella y pequeña nuez en un inmenso árbol frondoso.

 Esa tarde, yendo para casa, la casa que alquilaba para vivir desde mis años de estudiante en 45 entre 15 y 16, paré en una estación de servicio para cargar nafta y de paso pedí una lata de cinco litros de aceite, vacía. Después pasé por el terreno donde construiríamos nuestra casa propia y, del sector del fondo, saqué tierra bien negra y llené con ella una bolsa de esas que se usan para sacar los residuos hogareños. En casa abrí la lata, la limpié de los restos de aceite con diarios viejos y un trapo, puse la tierra en una maceta vacía en el patio de baldosas, la desmenucé bien y la eché en la lata completándola hasta unos cinco centímetros del borde superior. Luego elegí tres nueces y las enterré simétricamente hasta una profundidad igual a su propia altura. Todo de acuerdo a las indicaciones de Don Acosta. Le eché un poco de agua y, siendo ya la oración, la puse al reparo al lado de la puerta de la cocina. Al otro día, al medio día, la puse en el patio soleado y así, agregándole agua cuando la tierra estaba seca,  pasaron los meses del invierno.

 El 8 de Agosto nació Lisa Guillermina María. Finalizando Septiembre, comenzó la tierra de la lata de aceite a abrirse para dejar salir las tres pequeñas plantitas de nogal. Con el tiempo, las pequeñas hojitas tiernas iban tomando el mismo color verde suave de los ojos de Lisa. Y crecieron juntos.

 Cuando Lisa comenzó a gatear y a incorporarse sola, se acercaba a la lata y acariciaba las plantitas sin dañarlas.

 La siguiente primavera, cuando se poblaron de hojas las tres plantitas, con Lisa paradita a mi lado, con mucho cuidado, elegí la que se veía más alta y robusta y a las otras dos, sin arrancarlas, las doblé y las enterré a su alrededor. Noté la tristeza que se anidó en los ojos de mi bella niña y, sin pensar que no me entendería, le dije que en esa pequeña latita no podían vivir tres plantitas, que una sola debía quedar y que las otras dos se quedaban con ella para darle de comer desde la tierrita. Llené su pequeña regadera con agua y ella alimentó  su nogalito con mucha alegría. Después nos fuimos a andar en triciclo por la amplia vereda de la calle 45. Esa noche, después de repetir conmigo la oración que su nonna Cesarina nos había enseñado – “Gesù bambino soave, del mio cuore ti do la chiave. Apri e chiudi al tuo piacere, di me fai sempre il tuo volere”- Lisina dijo: “Que bello il mio noce”. Y cerró sus ojos de mirada clara. Y una sonrisa iluminó su rostro tierno y tibio mientras mis dedos acariciaban su mejilla.

 En 1978 alquilamos una casa cercana al terreno donde era inminente el comienzo de la construcción de nuestra casa.

 La mudanza del nogalito estuvo a cargo de Lisa. Hay una bella foto en la que capté a Lisa caminando y empujando su triciclo desde el manubrio con el nogalito viajando apoyado en el asiento.

 En 1979 nos mudamos a nuestra casa. Y allí fue Lisa con su nogalito que aún permanecía en su lata de cinco litros de aceite. Una de las primeras cosas que hicimos fue elegir un lugar para él. Hicimos el pozo, cortamos la lata, sacamos el pan de tierra completo y ¡plantamos con Lisina el nogal!

 Lo protegí con un cerco perimetral de palos a pique y alambre tejido para que ni los animales, ni los chicos del barrio que tenían su canchita de fútbol en el terreno baldío de al lado, pudieran dañarlo.

 Pasó el tiempo. El nogalito brotaba, echaba sus hojas; en otoño se ponía dorado, perdía sus hojas; en primavera volvía a brotar. Pero no crecía.

 En Mayo de 1981 fuí a la Fiesta de Santa Rita de Casia, patrona de Chilecito. Comenté con Don Alfredo (Farid) Abilar, agricultor propietario de fincas en Famatina y Guanchín,  la situación del nogalito de Lisa. Con su voz simpática y cantarina me dijo:

“Mirá Quechito, te venís conmigo a Guanchín, vamos a juntar la hojarasca que hay debajo de los nogales y, cuando vayas a La Plata, en Junio, das vuelta la tierra alrededor de la planta, le ponés toda esa hojarasca y la tapás con la misma tierra. Le hace falta su propio alimento que en la tierra de allá no hay.”

 Y agregó:

  “Es como un niño al que le falta la leche de su madre”

 Así hice. Llené dos bolsas de arpillera con hojas secas de nogal, pequeñas ramitas, cáscaras de nueces y todo lo que queda después de la cosecha debajo de las plantas en la nogalada y me las llevé a La Plata.

 Un domingo de fines de Junio, mientras preparaba el asadito, retiré el cerco protector y me puse a dar vuelta la tierra alrededor del nogal al tiempo que le sacaba la gramilla que la cubría. Y, con voz baja, mientras esto hacía, silbando y cantando,  le decía al nogalito:

 “Te traje esta comidita de tus padres riojanos así creces sano y fuerte”.

 De pronto escuché la inconfundible voz de Lisina que recién se levantaba y estaba bien abrigadita:

 Con chi parli, babbo?.

“Con il piccolo noce”, le dije.

 Con toda inocencia, ella preguntó:

 E lui ti capisce?

 Le respondí suavemente mientras le besaba la mejilla:

 “Io credo di si, per quello li parlo”.

 Mirándome a los ojos con sus verdes ojos volvió a preguntar:

 E che gli dici?

 Saqué un puñado de hojarasca de una de las bolsas de arpillera y poniéndolo ante sus ojos le respondí:

 “Gli dico che ho portato il latte della sua mamma che si trova in questa terra di Guanchin”.

Con gesto de incredulidad me dijo:

 “Quale latte?. Io non lo vedo.”

 Entonces le expliqué:

“Le piante si alimentano con le cose que si levano della terra, nella stessa forma che tu prendi il biberón.”.

 No muy satisfecha  dijo:

 “E quello, gli farà bene?”

 Con suave firmeza y convicción en mi voz le dije:

“Si, crescerà piú alla svelta e sarà più sano”

Entonces Lisina, con ese gesto suyo característico de niña decidida y voluntariosa, dijo

 “Allora, io ti aiuto”
 

Y con sus pequeñas y delicadas manos de dibujante del mundo,

Lisina se puso a desmenuzar los terrones y a sacar los pastitos. Pusimos la hojarasca y la cubrimos con la tierra limpia.

 Luego rehice el cerco protector y regamos todo.

 Esa primavera el nogal renació y creció más que todo el tiempo pasado en la lata de aceite y los casi dos años transcurridos en su sitio definitivo.

 Por estos primeros días de Marzo de 2.003 la copa del nogal cubre casi todo el parque de nuestra casa y sus nueces comienzan ya a caer al igual que su hojas.

 Lisina terminó sus estudios secundarios, perfeccionó su inglés a través de un intercambio en Nueva Zelanda, aumentó sus conocimientos sobre la cultura Italiana en la Universidad de Siena, terminó su Licenciatura en Economía en la Universidad Nacional de La Plata, obtuvo una beca a fines del 2.001 en La Escuela Superior de Santa Ana, Pisa, Italia, hizo su “master” y por estos primeros días de Marzo de 2.003  está trabajando en una empresa en la ciudad de Terni, Italia.

Lisina y su vegetal hermano, menor que ella por unos pocos días, crecieron cada uno en su ámbito y están dando sus frutos.

Por estos primeros días de Marzo de 2.003, una mañana platense, medio día en Terni, conversando a través del teclado de la computadora usando Internet, Lisina, entre otras cosas, me escribió:

“Extraño mi ciudad!. Una grande y hermosa ciudad!. Extraño mi nogal!. Yo era la encargada de recoger las nueces y de juntar las hojas secas del parque en el otoño”.

 Desde más de doce mil kilómetros de distancia ambos se reconocen y se extrañan.

 Ella en el humano lenguaje de ceros y unos a través de Internet lo explicita con una profunda nostalgia en una frase muy sencilla, sentida y honda: “Extraño mi nogal”.

 Él, seguramente, desde su rama más alta estará avizorando a la bella joven de ojos verdes y cabello rubio, largo, lacio y suelto que recoge  sus frutos y  sus hojas secas y ansía verla sentarse en el banco que, con tres grandes piedras, yo construí muy cerca de su tallo principal. Sencillamente para conversar con ese “lenguaje mudo que tiene los vocablos de la verdadera comprensión recíproca.

 Cuando cerré el diálogo con Lisina me quedé pensando y mirando hacia atrás en el tiempo y me puse a escribir estas líneas.

 Y ahora mismo estoy mirando hacia el futuro. E imagino que, por ley de la vida, las hijas y los hijos de mis hijas e hijo han de jugar algún día debajo de la sombra vieja de nuestro nogalito y en las hamacas que él protege con su gran follaje.

Y cuando aprendan a leer, me gustaría que lean la historia de nuestro nogal que creció con sus padres, que miró sus juegos y que fue testigo de sus llantos y de sus alegrías.

Y que es un símbolo de la eternidad del amor.

 

En La Plata, en Marzo de 2003.

Notas aclaratorias

 1-Mi hijos Lisa Guillermina María, Marina Paula Gabriela, Matías Guillermo Gabriel y Laura Rita Natalia hablan el italiano como idioma materno. Con sus compañeras/os de juegos, en la escuela y en el desarrollo de todas sus actividades, hablan el castellano. Por ello, el diálogo con Lisa Guillermina María ha sido escrito tal como se sostuvo.

2- Mi nombre es Jesús. Cuando siendo niño me lo preguntaban, yo respondía “Quechús”. Así, familiarmente comenzaron a llamarme “Quecho” o “Quechito”. Por igual razón, a mi hermano Samuel lo llamamos “Chamelo” y a mi hermano Alfonso, “Focho”. Al llegar a La Plata, como consecuencia de la elevada frecuencia con que usaba la palabra chango en mi vocabulario coloquial, me rebautizaron:  “Chango”.

 

Traducción de los textos en italiano

· Gesù bambino soave, del mio cuore ti do la chiave. Apri e chiudi al tuo piacere, di me fai sempre il tuo volere: Jesús niñito suave, de mi corazón te doy la llave. Abre y cierra a tu placer, de mi haz siempre lo que tu quieras.

· Que bello il mio noce: Que lindo mi nogal.

· Con chi parli, babbo?: ¿Con quien hablás papá?.

· Con il piccolo noce:   Con el nogalito

· E lui ti capisce? : ¿Y él te entiende?

·  Io credo di si, per quello gli parlo: Yo creo que sí, por eso le hablo.

·  E che gli dici?:  ¿Y qué le decís?

· “Gli dico che ho portato il latte della sua mamma che si trova in questa terra di Guanchin”:  Le digo que le traje la leche de su mamá, que está en esta tierrita de Guanchín.

· Quale latte?. Io non la vedo: ¿Cuál leche?. Yo no la veo.

· Le piante si alimentano con le cose que si levano della terra, nella stessa forma che tu  prendi il biberon:  Las plantas se alimentan con las cosas que sacan de la tierra, de la misma forma que tú tomas la mamadera.

· E quello, gli farà bene?:  Y eso, ¿ le va a hacer bien?

·  Si, crescerà piú alla svelta e sarà più sano: Si, va a crecer más rápido y va a estar más sano.

· Allora, io ti aiuto : Entonces yo te ayudo.

· Io sono la disegnatrice del mondo: Yo soy la dibujante del mundo.

arrope Dulce hecho con la uva, semilíquido, muy dulce y se come con las nueces.

Guanchín y Pituil son dos pequeñas poblaciones en las cercanías  de Chilecito.

45 entre 15 y 16 La ciudad de La Plata ha sido ideada sobre el plano. Está diseñada en cuadrados de 120 metros de lado y, cada seis de estos cuadrados, hay una plaza; en el centro de la ciudad está la Plaza Moreno (héroe de la Revolución de Mayo de 1810), uno de los parques más grandes y bellos de la ciudad. El más grande se llama San Martín, general que atravesó Los Andes a caballo con el objetivo de liberar Argentina, Chile, Perú y Bolivia del imperio español. En fin, dos diagonales la atraviesan enteramente, una de ellas va de este a oeste. La ciudad es reconocida por su bellísima Catedral, por sus árboles de tilo y por sus diagonales.

 Asadito: diminutivo de asado. Carne de vaca – también de cordero, cabrito, cerdo, pollo -  a las brazas (de carbón o leña) típica de Argentina 

dibujante del mundo Cierto día, mirando la carpeta de la Salita Verde del Jardín de Infantes de Lisa con ella paradita a mi lado, asombrado por la belleza de un paisaje que tenía una nota grande de su delicada maestra, la Srta. Viviana, que decía “Muy bonito”, le dije: ¡Qué hermoso dibujo!. Ella me contestó: “Io sono la disegnatrice del mondo”.

Verso del poema “No me digas nada” del poeta riojano Alberto Gabriel Ocampo que integra el recital “Lirismo Montañes” de su libro “Canto ante el Mundo”. Editorial KUNTUR. Segunda Edición. Chilecito. La Rioja. 1978.

JESÚS MATÍAS FILOMENO OCAMPO

Jesús Matías Filomeno Ocampo nació en Chilecito, La Rioja, el 30 de Enero de 1945. Es Maestro Normal Nacional egresado de la Escuela Normal Mixta “Dr. Joaquín Víctor González” de su ciudad natal, e Ingeniero en Telecomunicaciones egresado de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata.
Actualmente es Profesor Adjunto Ordinario de la cátedra “Arquitectura de Computadores I” de la carrera de Ingeniería Electrónica de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata y Profesional Adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET).
Varios de sus poemas han sido publicados en la revista del Centro de Escritores Riojanos y han sido incluidos en antologías de escritores riojanos.
La primera edición de su libro “Facultad de mis sueños” vio la luz en Diciembre de 1996.
Su poema “Te abrazo hermano” fue ilustrado por el artista Carlos Adolfo Cid con témperas sobre cartulina telada de 60 cm por 72 cm, en el mes de Octubre de1994. La ilustración contiene en el ángulo inferior izquierdo la siguiente dedicatoria: Con el cariño y la amistad de siempre al amigo “Kecho Ocampo.
El libro “Facultad de mis sueños” ha sido publicado en cuarta edición ampliada en Diciembre de 2002.
Su libro “Extraño mi nogal” fue publicado en primera edición en Diciembre de 2003.
Publica textos de actualidad en numerosos diarios de nuestro país. A partir de febrero de 2008 publica un texto semanal en Diario Chilecito (www.diariochilecito.com.ar). Uno de esos textos fue nota de tapa y editorial por la que Producciones Almafuerte (PROA) de Mar de Ajó, le otorgó dos trofeos en el Rubro Gráfica, uno por la tapa y otro por la nota editorial, el pasado 18 de septiembre

     
 
© 2005 Copyright FolkloreTradiciones -  Todos los Derechos Reservados
Dean Funes 1773 - Piso 11 Depto. 25 Capital (1244)
- Provincia de Buenos Aires - República Argentina
Tel/Fax: (54-11) 3533-0893
- e-mail:
mlf@folkloretradiciones.com.ar
Diseño y Hosting: www.drwebsa.com.ar