Un rostro cobrizo donde el viento
dibuj� r�os de arrugas, ojos de
greda y una larga trenza donde se
qued� estancada la nieve , as� es
Margarita �ancupe, artesana picunche,
aunque nos aclara el cartel de su
stand en la Feria Nacional de
Artesan�as �Augusto Cort�zar� dice
artesana mapuche. La acompa�a su
hija Rosa, vienen desde Cipoletti,
R�o Negro, trayendo matras, peleros,
fajas, tapices donde se entrelazan
los colores y los diversos motivos
geom�tricos con la historia de sus
pueblo en los colores, un legado
oral a trav�s de los lazos de la
sangre. Aunque Rosa no se ha
conformado con las t�cnicas
aprendidas de la memoria de su madre
y concurri� a estudiar historia
para comprender desde diversas
posiciones los secretos mejor
guardados del arte textil, donde el
te�ido de la lana tiene un papel
preponderante.

El
rosa y sus diversas gamas obtenido a
partir de los p�talos florales,
seg�n la medida es la profundidad
del color, el azul proviene del
michay (calafate) que tambi�n presta
su ra�z para el amarillo , claro de
mordillo la sal y el agua hirviente,
ser�n los elementos necesarios para
los coloridos tejidos.
A
un costado del stand hay un peque�o
taller para que la gente concurra a
aprender los rudimentos de este
arte. Mientras Margarita nos cuenta
que su procedencia es la Reducci�n
Ind�gena Campana Mahuida en Caj�n
del Manzano en Neuqu�n y solo se
ayuda con su memoria para trasmitir
sus conocimientos de la trama.
Ella se sabe depositaria de t�cnicas
que var�an seg�n la familia a la que
pertenece.

Sin
sacar la vista de la urdimbre del
�utal� (telar mapuche), su hija
retuerce la lana dejando bailar el
huso al costado de su pollera. Es
la primera vez que visitan Cosqu�n,
aunque ya recorrieron casi todo el
pa�s. Sobre las �nam�s �(mantas
grandes) descansan collares de
pi�ones tostados, enhebrados con
lana, esperando ser consumidos, los
turistas miran el vuelo de las manos
artesanas que nos regalan un mensaje
milenario, esperamos no se apague
como la luz de una estrella.