266
Pero no aguardaron más
Y se apiaron en montón;
Como a perro cimarrón
Me rodiaron entre tantos;
Ya me encomendé a los Santos,
Y eché mano a mi facón.
267
Y ya vide el fogonazo
De un tiro de garabina,
Mas quiso la suerte indina
De aquel maula, que me errase,
Y ahi no más lo levantase
Lo mesmo que una sardina.
268
A otro que estaba apurao
Acomodando una bola,
Le hice una dentrada sola
Y le hice sentir el fierro,
Y ya salió como el perro
Cuando le pisan la cola.
269
Era tanta la aflición
Y la angurria que venían,
Que tuitos se me venían,
Donde yo los esperaba;
Uno al otro se estorbaba
Y con las ganas no vían.
270
Dos de ellos que traiban sables
Más garifos y resueltos,
En las hilachas envueltos
Enfrente se me pararon,
Y a un tiempo me atropellaron
Lo mesmo que perros sueltos.
271
Me fui reculando en falso
Y el poncho adelante eché,
Y en cuanto le puso el pie
Uno medio chapetón,
De pronto le di un tirón
Y de espaldas lo largué
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272
Al verse sin compañero
El otro se sofrenó;
Entonces le dentré yo,
Sin dejarlo resollar,
Pero ya empezó a aflojar
Y a la pu...n...ta disparó.
273
Uno que en una tacuara
Había atao una tijera,
Se vino como si juera
Palenque de atar terneros,
Pero en dos tiros certeros
Salió aullando campo ajuera.
274
Por suerte en aquel momento
Venía coloriando el alba
Y yo dije: Si me salva
La Virgen en este apuro,
En adelante le juro
Ser más güeno que una malva.
275
Pegué un brinco y entre todos
Sin miedo me entreveré;
Hecho ovillo me quedé
Y ya me cargó una yunta,
Y por el suelo la punta
De mi facón les jugué.
276
El más engolosinao
Se me apió con un hachazo;
Se lo quité con el brazo;
De no, me mata los piojos;
Y antes de que diera un paso
Le eché tierra en los dos ojos.
277
Y mientras se sacudía
Refregándose la vista,
Yo me le fui como lista
Y ahi no más me le afirmé,
Diciéndole: Dios te asista,
Y de un revés lo voltié.
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278
Pero en ese punto mesmo
Sentí que por las costillas
Un sable me hacía cosquillas
Y la sangre me heló;
Dende ese momento yo
Me salí de mis casillas.
279
Di para atrás unos pasos
Hasta que pude hacer pie;
Por delante me lo eché
De punta y tajos a un criollo;
Metió la pata en un hoyo,
Y yo al hoyo lo mandé.
280
Tal vez en el corazón
Le tocó un Santo bendito
A un gaucho, que pegó el grito
Y dijo: ¡Cruz no consiente
Que se cometa el delito
De matar a un valiente!
281
Y ahi no más se me aparió,
Dentrándole a la partida;
Yo les hice otra embestida
Pues entre dos era robo;
Y el Cruz era como lobo
Que defiende su guarida.
Martín Fierro
282
Uno despachó al infierno
De dos que lo atropellaron;
Los demás remoliniaron,
Pues íbamos a la fija,
Y a poco andar dispararon
Lo mesmo que sabandija.
283
Ahí quedaron largo a largo
Los que estiaron la jeta;
Otro iba como maleta,
Y Cruz de atrás les decía:
Que venga otra polecía
A llevarlos en carreta.
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