Nació en
Avellaneda el 03 de abril de 1915, fue el cuarto de 7 hermanos.
Falleció a
la edad de 76 años, en una clínica de Capital Federal, el 28 de mayo de
1991
Se casó con
Palmerina Armida Matteucci su compañera de toda la vida, que también lo
acompañó profesionalmente como bailarina, formando parte del cuerpo de
baile del Conjunto.
Con ella
tuvo 2 hijos, y cinco nietos.
Cantor,
autor, compositor, coreógrafo, recopilador; entre tango y folclore tiene
más de 160 composiciones registradas en Sadaic y más de 20 danzas
originales creadas:
Discografía:
En Odeon:
-
11 volúmenes Curso de Danzas Argentinas
- 3
volúmenes Nuestras Danzas – cm
-
LP - Un alto en la Huella
-
LP - Un viaje en la Carreta de los Abrodos
-
Canto al Sesquicentenario.
-
Discos dobles (varios)
-
En 78 Rpm más de 100 grabaciones
En Music
Hall
- 3
volúmenes Curso de Danzas Argentinas
En Cine:
-
“Joven, viuda y estanciera”,
-
“Cuando canta el corazón”,
-
“Don Bildigerno en Pago Milagro”
En
Televisión
- 6
temporadas en Canal 7 con el programa “La carreta de los Abrodos”
- 2
temporadas en Canal 7 en el programa “Todo Argentino”
-
Distintos recitales en otros canales de aire.
En Radio:
-
Radio Belgrano: 6 temporadas: de 1935 a 1941
-
Radio El Mundo: 25 temporadas a partir de 1942
En Teatro
- 8
temporadas en el Nacional Cervantes (1934-1942)
-
Astral, Apolo, Alvear.
-
Teatro Colón (1952)
Fueron 7
hermanos, hijos de un inmigrante español, oriundo de un pueblito de
Galicia llamado Abrodos. Humilde maquinista de un frigorífico, que por
los vaivenes de la vida no pudo darles un pasar económicamente
acomodado, pero les dejó como herencia, una conducta de honradez, de
dignidad y de dedicación al trabajo que sus hijos supieron honrar.
A muy
temprana edad perdió a su madre y así lo cuenta don Pepe en su
autobiografía:
“…Siete años
tenía apenas / Cuando mi madre murió / Y eso a mi niñez le dio / Todo el
tiempo muchas penas. / Tuve caricias ajenas / Más… ¡sé que he sufrido
tanto! / Que vivía ahogado en llanto / Y solamente mi padre / Hablándome
de mi madre / Me arrullaba con su canto.”
Su padre
tuvo que vender su casa para afrontar los gastos que demandaba la
enfermedad de su esposa, la economía de la familia había quedado
deteriorada y para mayor complicación, debido a una huelga en busca de
mejores salarios, su padre fue despedido de su trabajo en el
frigorífico.
Así las
cosas, a los 8 años, para ayudar en su casa, solito fabricó un pequeño
cajón y se fue a lustrar zapatos en la puerta de un salón de tangos de
la ciudad de Avellaneda, y así lo cuenta:
“… Recuerdo
en esa ocasión / Sin que mi viejo supiera, / Chamboneando a mi manera /
Me hice un pequeño cajón / Y me fui con ilusión /Solito al salón de
tangos / Y así, lustrando tamangos / Ganaba mi primer peso: / Lloró mi
viejo por eso / Besándome con unción.”
La primera
vez que subió a un escenario fue como bailarín de tangos.
“…Allá en
mis tiempos de mozo / Yo baile con alborozo / En el patio dominguero. /
Un tango fue lo primero / Que al arte me abrió el camino, / Bailarín de
porte fino / A un escenario subí / Y les juro que lucí / Bailando el
tango argentino.”
Después,
siguiendo la herencia musical de su padre que tocaba el acordeón y de
sus hermanos mayores, Manuel y Antonio quien fue el que le enseñó los
primeros acordes en la guitarra, se inclinó por la música y el canto,
formando un dúo con José Gorino:
“…El dúo lo
había formado / Con Josecito Gorino, / Cantamos todo argentino /Y ese
estilo había gustado…”
Al poco
tiempo se unió en dúo a su hermano Roberto dos años menor que él
(05/07/17 – 14/04/63) cantando en las fiestas domingueras de su barrio
de Avellaneda:
…”Después
seguí con Roberto / Y en los bailes domingueros / Cantamos como
jilgueros / Lo que heredamos por cierto / Porque hubo un camino abierto
/Por Manolo y por Clemente / Que hacían un dúo excelente /Allá por el
veintitantos…”
Manuel, que
ya había visto el potencial de sus hermanos menores, llevó a José a una
gira que tenía programada por el Uruguay como integrante de la
agrupación “Los de la Raza” que dirigían los hermanos Navarrine. Allí
entre los dos, fueron modelando al trio que al volver al país formarían
con su hermano Roberto.
Una vez
conformado el trío, debutaron en 1934 en el Teatro Nacional Cervantes
junto a Libertad Lamarque. En esa ocasión, Alfredo Navarrine escribió
“La canción del linyera”, compuesta especialmente para ellos, que
cantaron con un éxito notable, canción que mantuvieron en su repertorio
durante toda su trayectoria.
En el año
1935, debutan en Radio Belgrano cantando el tango “Mi cariño” y “El
Carretero” conocida canción de un payador oriental.
“… Cuando
volvimos al pago / El ensayo se hizo a trío, / Según el recuerdo mío /
Se logró pronto el halago, / Lo que empezó como amago / Nos llevó
derecho al grano; / De prueba en Radio Belgrano / Para escucharnos llegó
/ Don Jaime y nos contrató / Con un pago de antemano.”
”…De los
Hermanos Abrodos / Les diré que fue en un brinco / En mil nueve treinta
y cinco / Y entramos sin acomodos / Fue una prueba en la que todos / Los
que oyeron al conjunto / Nos aprobaron al punto / Y en Radio Belgrano
fue / Que comenzamos con fe / Y seguimos siempre juntos.”
Esa emisora
les abrió la puerta de la popularidad y del éxito, sus presentaciones
allí fueron suceso hasta 1941, en el año 1942 pasaron a Radio El Mundo,
en donde actuaron durante 25 años consecutivos.
Así lo
cuenta el propio don Pepe:
“… Luego en
el cuarenta y dos / Con entusiasmo profundo / Pasamos a Radio El Mundo /
Pa’ que escuchen nuestra voz / Y en un tiempo muy veloz / Conseguimos
que esa audiencia / Nos diera su complacencia / Por nuestro modo de
actuar...”
Realizaron
infinidad de audiciones y, otra vez innovadores, convocaron al público a
presenciar las audiciones.
Por primera
vez en una emisora y en un programa en vivo, se bailaban las danzas que
ellos interpretaban en la sala mayor de Radio El Mundo:
“…Todavía
hoy se comenta / De una audición dominguera / Que en Radio El Mundo
viviera / La década del cincuenta / Porque era grande la audiencia / De
aquella “Fiesta en el Campo…”
Sobre la
base de sus conocimientos de las danzas folklóricas que habían adquirido
al amparo de los Hnos. Navarrine en los teatros y fiestas criollas,
fueron convocados para trabajar en el Teatro Nacional Cervantes, en
compañía de los hermanos Pepe y Antonio Podestá y, más tarde, en 1938,
en el mismo teatro, junto al director Elías Alippi, en la obra
«Calandria», de Leguizamón, donde se montó la fiesta criolla con canto y
danza. Luego vinieron «Mama Culepina» y «El Sargento Palma», bajo la
dirección de Enrique de Rosas, «El puñal de los troveros» con Armando
Discépolo y, finalmente, animaron la fiesta criolla del “Martin Fierro”,
en versión de José González Castillo y bajo la dirección (por segunda
vez) de Elías Alippi.
Don Pepe
hace mención a ese período:
“… El actuar
en el “Cervantes / Con nuestras glorias sagradas / Durante ocho
temporadas…”
Fueron los
pioneros y mayores difusores de las danzas folklóricas que a la sazón
permanecían fuera del conocimiento popular y lejos de los medios
públicos de comunicación.
De la mano
de los Navarrine, entre otras, conocieron El Cielito que era presentado
en las fiestas gauchas del viejo circo criollo.
El Cielito,
que se bailaba siguiendo las indicaciones del bastonero, tal vez la
danza madre de nuestro folclore, fue tomado por los Navarrine de
versiones anónimas en letra y música, y no se conocía por aquel entonces
antecedentes coreográficos.
El Cielito,
tomado de esas fiestas camperas animadas por los Navarrine, fue
posteriormente recopilado por terceras personas y sacado de su hábitat
natural que era la campiña bonaerense.
Por ese
motivo, Alfredo Navarrine se acercó a Manuel Abrodos, y con la intención
de darle su verdadera ubicación geográfica, crearon allá por 1935, El
Cielito del Porteño, con coreografía de Pepe.
Sería
justicia reconocer que tal vez haya sido este cielito, hoy vigente en
todas las peñas bailables, el que haya salvado del olvido a esta joya de
nuestra tradición y a partir de la cual hayan proliferado una gran
cantidad de cielitos que rememoran distintos acontecimientos históricos
y lugareños.
El Cielito
de la Independencia, de la Batalla de Maipo, de Buenos Aires, del
Porteño, del Sitio de Montevideo, entre otros, todos con hermosas
coreografías creadas por don Pepe Abrodos son algunos ejemplos.
Viendo el
éxito que por aquel entonces tenía el Conjunto de los Hnos. Abrodos, un
director de la empresa discográfica Odeón, los convocó para que
comenzaran a grabar las danzas folclóricas que hasta esa fecha
permanecían sin registro grabado, fuera del alcance del público. Así las
cosas, otra vez los Abrodos fueron los impulsores de una importante
movida popular que puso al alcance del pueblo, todas las danzas
folclóricas conocidas hasta ese entonces y más adelante, enriquecer el
repertorio nativo con las primeras danzas originales, también llamadas
de proyección, que con el paso del tiempo y el aporte creativo de
profesores y folcloristas, comenzaban a difundirse.
Los Hermanos
Abrodos grabaron más de 100 discos en 78rpm, más de 20 LP con la
totalidad de las danzas conocidas, folclóricas, tradicionales y de
proyección.
No solo de
danzas fueron sus grabaciones ya que, con el afán de dar a conocer todas
las facetas de los nativos de estas tierras, grabaron cifras, estilos,
payadas, milongas en todas sus variantes, en fin, de cada región del
país los Abrodos recogieron su esencia y la volcaron en registros
discográficos para difundirlas por todo el país y que no se perdieran en
el olvido.
“… Del
llano, el monte y la sierra / Comenzamos a grabar / A pedido de Godar
(.) / Las danzas de nuestra tierra / De aquel entonces se aferra / La
tradición en mi mente / Y complaciendo a la gente / Que pedían sin cesar
/ Las danzas para bailar / Las grabamos complacientes
(.) Mauricio
Godar, Director de Discos Odeón
Más adelante
en el tiempo, bajo el seudónimo de Sixto Lucero y con la colaboración de
su hijo Sixto Abrodos en música, fue el creador de danzas originales que
aún hoy, cada vez con más éxito, son bailadas con gran entusiasmo por
los peñeros de todo el país: El Baile Pampa, EL Baile del Jilguerito, El
Baile del Colibrí, Danza de la Raza, El Lancero Criollo, El Baile de la
Amistad, Bailecito Malvinero, El Coyuyo Tucumano, etc.
Pasó por
todos los oficios y trabajos en pos de darle a su familia un mejor
pasar, hasta su casa ayudó a levantar con sus propias manos:
“…Fui
vidriero, hice ventosas, / También pintor y albañil, / Repartidor muy
gentil, / Estañador, vendí diarios, / Fui guarda con los tranviarios, /
Tornero bobinador, / Más terminé de cantor / Y con sueños empresarios.”
Uno no puede
menos que admirarse de ver como ese niño que a los 8 años ganaba su
primer peso lustrando botas a la entrada de un salón de tangos, con el
correr de los años, y gracias a su vocación, a su capacidad y a su
talento artístico, llegara a actuar en los mejores teatros del país y
ser un referente obligado para los amantes de las danzas folclóricas:
“… Luego el
teatro El Nacional, / El Apolo o El Alvear / Y me es grato recordar /
Lo lindo del teatro Astral,…
Fue muy
grande mi emoción / Y aún en mi mente perdura / Actuar en esa hermosura
/ Como es el teatro Colón” (Año 1952)
Fieles a sus
principios de libertad e igualdad, sufrieron persecuciones cuando
rehusaron adherir a un régimen contrario a sus creencias. Consideraban
que su arte y su aporte era para el pueblo todo, más allá de sus
inquietudes políticas. Pasaron a integrar alguna lista negra y también
los alcanzó el destierro.
“…Después
del cuarenta y tres / La política cambió / Y el que les habla se vio /
Muy apurado esa vez / Porque pensaba al revés / Del caudillo que llegó.
Con él
llegaron matones / De otros lares a mandar / Y nos querían linchar / Por
no cantar sus canciones / Ni ayudarlo en elecciones / Que pretendían
ganar. / En la pared de los frentes / Nuestros nombres escracharon / Por
contras nos boicotearon / Más de mi barrio la gente / Desoyendo a los
prepotentes / Ellos mismos los borraron”
Pero la
vida, su aporte artístico y su hombría de bien le dieron también grandes
satisfacciones. A don Pepe, más que el dinero y la fama, le importaba
difundir en el pueblo su querido folclore y aportar todo su conocimiento
sobre las danzas y tradiciones para la educación y el conocimiento de
los más chicos:
“…Saber que
mis grabaciones / Se usan para dar lecciones / En las peñas y en la
escuela.
Al lado de
grandes actores / He trabajado con honor / Y viví de lo mejor / Con
excelsos directores / Alippi entre los mejores / O con Discépolo Armando
/ Y entre otros iré nombrando / Fausto Rocha, Santiago Arrieta, / Gomez
Cou, Candeao, Barletta / Y Abel Fleury guitarreando.”
José Abrodos
y sus hermanos junto a otros pioneros, fueron los que abrieron surcos y
sembraron las semillas para que nuestra tradición vuelva a florecer y
pueda ser disfrutada por toda la gente. No es poca cosa llevar un
movimiento musical desde unos patios domingueros hasta el Teatro Colón y
llegar a todos los confines del país, sobre todo en aquella lejana época
de sus comienzos, en donde apenas la radio –y con muy corto alcance-
podía llegar a los hogares más acomodados.
Don Pepe
recorrió todo el país dejando sus enseñanzas de las danzas folclóricas
desde su escuela que él llamó “Mariano Moreno”
En su
dilatada carrera, el amor a la tradición y a su argentina natal, se
mantuvo vigente en toda su obra. Su corazón estaba en todo el país,
difundiendo con generosidad, las costumbres de cada región.
Con el
conjunto tuvieron un estilo propio, simple, clásico. Copiado pero no
igualado. Todo lo hacían de manera sencilla, clara y pura, porque
entendían que esa era la mejor forma de defender la tradición.
Investigador, estudioso, creativo, rescató numerosas danzas
tradicionales que después enseñó y difundió por todo el país con el solo
interés de dar a conocer parte de nuestra historia que de otra manera
hubiera quedado en el olvido.
Don Pepe
tenía la autenticidad y vocación de los verdaderos pioneros.
También
trabajó mucho junto a su hermano Manuel para que se creara la Escuela
Nacional de Danzas.
Manuel
estuvo también en la creación de Sadaic, con el número 9 es uno de sus
socios fundadores.
Los Hermanos
Abrodos no solo eran hombres de peñas y de danzas. Por sus raíces y por
la influencia de los Hnos. Navarrine, eran hombres de teatro,
presentaron importantes espectáculos folclóricos teatrales, llevando en
sus alforjas, decorados característicos de todas las regiones del país,
sus danzas y sus expresiones más genuinas. Con este espectáculo, entre
1958 y 1975, realizaron innumerables giras por todo el país.
Era un
espectáculo dividido en 4 actos en los que, con los atuendos típicos de
cada región, presentaban con su cuerpo de baile, danzas y canciones
argentinas, culminado su actuación con una payada extraordinariamente
actuada por los hermanos, un malambo y un hermoso pericón de doce
parejas (a veces algunas más) como final de fiesta que el propio don
Pepe Abrodos dirigía como bastonero.
Honraron las
cosas de la tierra con su propia honradez, con su conducta de artistas
nobles, sin pedir favores ni hacer concesiones. Cantando con el corazón,
no con el bolsillo.
Don Pepe
solía contar esta anécdota: Fue en Córdoba en 1959. Luego de haber
bailado el Cielito del Porteño en una presentación en Córdoba, se le
acerco un joven a felicitarlo por lo bien que había bailado, pero que no
había hecho bien la coreografía y que el se la podía enseñar. Cuando
Pepe le explico que el le había enseñado a bailar a su profesor y que
los Abrodos junto a los Navarrine eran los autores de esa danza, y él
mismo era el creador de la coreografía, se retiró pidiendo perdón y se
fue de la fiesta. Los autores habían creado el Cielito del Porteño allá
por 1935,
En el último
adiós a José Abrodos, alguien dijo que el fue un hombre integro y
humilde, consustanciado con el sentir de sus conciudadanos, volcando sus
sueños y sentimientos en su música y sus versos. Y tal vez el mejor
homenaje que podían brindarle es el reconocimiento a todo lo que hizo
para que el amor a las raíces de nuestra patria se extendiera a todo el
país.
Tal vez no
sea exagerado decir que Gracias a José Abrodos el folclore se metió en
el pueblo.
ALGUNAS
CREACIONES DE JOSÉ ABRODOS
1.
El Cielito del Porteño
2.
El Cielito de Buenos Aires
3.
La Huellera
4.
El Baile Pampa
5.
El Baile del Colibrí
6.
El Baile de la Amistad
7.
El Baile del Jilguerito
8.
Bailecito Malvinero
9.
El Cielito de la Batalla de Maipo
10.
El Cielito de la Independencia
11.
El Cielito de los Mares (Letra y Música)
12.
El Cielito del Sitio de Montevideo
13.
Corazón de Agua
14.
El Coyuyo Tucumano
15.
Danza de la Raza
16.
La Federal
17.
El Lancero Criollo
18.
Lanceros de Antaño
19.
Vamos con la Chamarrita
20.
El Minué Unitario
21.
El Cielito de Mayo
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